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miércoles, 2 de noviembre de 2016

Conozca Bangkok, una ciudad para vivir y aprender sobre el budismo

Budas gigantes en oro y antiguas edificaciones, la capital tailandesa enamora con su cultura.


Ubicada en el sureste asiático, Tailandia es un destino ancestral, paradisiaco y mundano a la vez. Playas de arena blanca bañadas por un mar cristalino y color turquesa, montañas de exuberante naturaleza, templos budistas milenarios, mercados populares y una ciudad vibrante como Bangkok, la capital. De todo en un país que recibe al año cerca de 26 millones de turistas.

Bangkok, la capital de Tailandia, es una ciudad inmensa y cosmopolita, parada imprescindible para cualquier viajero que visite el país por primera vez. En sus calles conviven modernos rascacielos y grandes centros comerciales con pequeños establecimientos y puestos de comida instalados en plena calle.

Pero, sin duda, los principales atractivos de Bangkok son sus templos budistas y el imponente Gran Palacio. Uno de los más visitados de la ciudad es el Wat Traimit (Templo del Buda de Oro), que alberga una estatua de Buda hecha de oro macizo que mide tres metros de altura y pesa 5,5 toneladas. La historia del Buda de Oro es singular, pues durante años pasó desapercibida bajo una capa de estuco. Se cree que los monjes que la custodiaban la recubrieron con este material para ocultarla durante el asedio de los birmanos. Fue hasta los años cincuenta del pasado siglo cuando, durante un traslado, un cable de la grúa que la transportaba se rompió y la estatua cayó al suelo.



Esto se interpretó como un terrible augurio y fue abandonada allí. Pero con la lluvia, el estuco se resquebrajó y dejó ver el interior dorado de esta imponente imagen de Buda.

Otro de los templos representativos de Bangkok es el Wat Pho, el Templo de Buda Reclinado. En el interior del recinto se puede contemplar una colosal estatua de Buda recubierta de pan de oro, tan grande (46 metros de longitud y 15 de altura) que parece llenar por completo la estancia en la que se encuentra.



Además, en el complejo del Wat Pho se alzan cuatro chedis (inmensas construcciones en forma de campana) que representan a los cuatro primeros reyes de la dinastía Chakri. También merece la pena recorrer con calma las dos galerías repletas de estatuas de Buda.

A su vez, el Wat Pho se destaca por haber sido la primera universidad del país donde todavía hay una escuela de medicina tradicional tailandesa y dos pabellones de masaje.

No lejos de allí se halla el complejo del Wat Phra Kaew y del Gran Palacio, visita imprescindible para cualquier viajero que llegue a Bangkok. El Wat Phra Kaew está rodeado por una pasarela cuyas paredes están decoradas con murales que narran la epopeya del Ramayana, una de las obras claves de la literatura hindú.



Pero el edificio más importante de este complejo es el santuario que alberga al famoso Buda Esmeralda, una pequeña estatua de Buda de color verde hecha de piedra de jade y muy venerada por los tailandeses.

Una de las salidas del Wat Prhra Kaew conduce al recinto del Gran Palacio, antiguo hogar de los reyes tailandeses, aunque en la actualidad ha dejado de ser residencia real y los monarcas solo lo emplean para ceremonias y ocasiones destacadas.


A comprar se dijo

Otra de las actividades casi obligatorias para cualquiera que pase unos días en Bangkok es visitar alguno de sus mercados, una costumbre muy arraigada en todo el país. Pol Comaposada, director y fundador de Mundo Nómada Travel, comenta –a modo de broma– que cuando se juntan tres tailandeses uno monta un puesto de comida, otro de ropa y el tercero, un local de masajes.

“Cualquier pueblo o ciudad de Tailandia tiene mercados. Mis favoritos son el Sunday Market de Chiang Mai, que es enorme, y el mercado de fines de semana de Bangkok, el famoso Jatujak, con más de diez mil puestos en los que venden de todo”, expresa.

Otro mercado cuya visita merece la pena es el de Mae Klong, un pueblo situado a una hora de Bangkok por carretera. Se trata de un mercado que, además de ocupar el edificio habilitado para este fin, se extiende a lo largo de la vía férrea.

El tren pasa por allí varias veces al día obligando a los vendedores a retirar a toda prisa toldos y mercancías y a los transeúntes a dejar la vía libre. Una vez que el tren ha pasado, a escasos centímetros de los puestos, la vida en el mercado sigue su curso con normalidad.

El mercado flotante de Damner Saduak, en la provincia de Ratchaburi, también se cuenta entre los más pintorescos y coloridos. Alrededor del canal hay una gran cantidad de puestos donde se puede encontrar una amplia variedad de productos como comida, especias, ropa, muebles y souvenirs.


En el propio canal hay barcas tradicionales en las que se cocinan y venden alimentos y se comercia con distintos productos. El de Damner Saduak es un mercado muy turístico, por lo que suele estar bastante concurrido.

El Tiempo


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