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miércoles, 4 de septiembre de 2019

Por las calles de Hong Kong, la puerta de China

La ciudad asiática es un lugar vibrante.

Calle de Hong Kong

Antes y ahora

 Templo zona financiera Hong Kong

Cedida por China al Reino Unido en 1842 luego de la primera guerra del Opio, la isla de Hong Kong –y los posteriores territorios añadidos– permaneció bajo soberanía británica hasta 1997, cuando volvieron al dominio Chino, pero manteniendo un sistema político propio y un estatus especial. Hoy, la metrópoli es un puente de unión entre Occidente y China y, para los viajeros, un destino con muchas oportunidades, así como un centro de conexiones para conocer otras regiones de ese país y del sudeste asiático.

Hong Kong está dividida en tres territorios: la isla de Hong Kong, Kowloon y los nuevos territorios (aunque los dos primeros son los más interesantes). Una primera recomendación es escoger en estas zonas el hotel para ir caminando, en metro o en ferri a sus pintorescos rincones. La mejor opción para un primer acercamiento a la historia de este singular enclave es realizar un free tour. Ofrecen uno en la zona de Kowloon y otro en la financiera, donde están sus principales rascacielos (www.civitatis.com/es/hong-kong). Los viajeros que van en grupo pueden contratar visitas personalizadas con un guía privado.

Sin embargo, es una ciudad muy fácil de recorrer con una guía en la mano. Entre las visitas recomendadas, para ver cómo 7 millones de almas se pueden concentrar en un territorio tan pequeño como este, está la subida a Victoria Peak. Este mirador ofrece una de las vistas más espectaculares de la ciudad. El ascenso se puede hacer en un tranvía que data de la era victoriana. El billete de ida y vuelta, con acceso al mirador, cuesta 99 dólares de Honk Kong (unos 45.800 pesos). En épocas de lluvias y nubes es importante programar la visita según el clima, pues durante los meses más calurosos y lluviosos es probable que las nubes cubran el monte. También es posible subir en autobús público.


Pero quizás lo más interesante sea pasear por sus calles, callejuelas y avenidas, algunas llenas de famosas marcas de ropa u otras, de pequeñas tiendas que venden todo tipo de mercancía (marisco seco, pescado vivo como se puede ver en los mercados de comida). Hay una calle conocida como CAT Street con todo tipo de suvenires y artesanías chinas. Aquí se vendía mercancía robada que los hongkoneses llamaban “ratas”. A quienes la compraban, los llamaban “gatos” (o cats, en inglés). Hoy es una calle muy popular para comprar recuerdos.

También es un buen lugar para probar una curiosa bebida local que se llama Yuanyan, una mezcla de café y té, perfecta para recuperar fuerzas, junto al egg cake (pastel de huevo) o al apple cake (pastel de manzana), típicos de la ciudad. Quienes deseen conocer más las últimas modas asiáticas, pueden beber para hidratarse en esta calurosa ciudad los bubble tea, que, aunque son de origen taiwanés, causan furor entre los jóvenes locales.

Al otro lado, en la bulliciosa zona de Kowloon, también es posible contemplar la ciudad desde el International Commerce Centre, el tercer edificio más alto de China. En su planta 100 se encuentra el mirador del edificio, conocido como Sky100, que ofrece unas vistas espectaculares de todo Hong Kong, y su bahía abre de 10 a.m. a 9 p.m.


Sinfonía de luces en ferri

Hong Kong

Estas dos zonas están comunidades por ferris. De hecho, tomar el práctico y barato ($ 1.530) Start Ferry es una actividad casi obligatoria, además de una buena opción para tomarse fotos. Lleva funcionando desde 1870.

También se puede hacer este recorrido marítimo a las ocho de la noche, cuando cada día tiene lugar la Sinfonía de Luces, que convierte el mar entre la isla de Hong Kong y el distrito de Kowloon en un espectáculo multimedia gracias a los sistemas de luz y láseres instalados en las torres financieras. El mejor lugar para verlo es en la zona de la torre del Reloj en Kowloon.

Este es un plan espectacular al anochecer para cerrar un día en Hong Kong, a no ser que se quiera seguir disfrutando y visitar algunos de los mercados como el Ladies Market, donde se venden todo tipo de prendas, cerámicas y productos electrónicos, además de imitaciones de marcas a buen precio o el mercado de jade, entre otros. Estos mercados suelen estar también rodeados de populares restaurantes donde es posible recuperar fuerzas.


Disneyland, Hong Kong y Macao

Las opciones de la ciudad son muchas, pero hay que seleccionar. Los viajeros en familia pueden pasar un día en el primer Disneyland que se abrió en Asia continental. Las entradas cuestan alrededor de 315.000 pesos colombianos.

Otro tipo de público atrae Macao, una antigua colonia portuguesa que volvió a soberanía china en 1997 y conserva todavía todos los carteles y algún periódico en portugués, aunque pocos hablantes.

Su centro histórico es una réplica de Lisboa, pero su mayor atractivo son los casinos que atraen cada año a millones de turistas. Macao puede visitarse durante el día desde Hong Kong, saliendo en un autobús que atraviesa el puente más largo del mundo, con 40 kilómetros, en ferri o en helicóptero, en tan solo 15 minutos.


A medio camino, entre las dos ciudades, un teleférico asciende al Buda Gigante Tian Tan. Quienes estén saturados del urbanismo pueden bañarse en las playas.
La vida cultural de la ciudad es intensa. Hay una ópera que ofrece casi todo el año pieza clásica, la Ópera de Hong Kong, pero es especialmente conocida la Ópera cantonesa, única en su género en el mundo.

El rápido desarrollo de la ciudad dejó pocos legados históricos a salvo, pero aún pueden encontrarse templos budistas y taoístas entre grandes ediciones, y restos de edificios coloniales ingleses.


Si usted va

Hay muchas casas de cambio por la ciudad, con mejores valores que en el aeropuerto.
Es recomendable comprar la tarjeta Octopus, que sirve para pagar los transportes públicos, así como para tiendas. Cuesta 50 dólares hongkonesés (unos $ 23.000), que se pueden recuperar al devolverla. También se puede utilizar para los ferris.


El Tiempo


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