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martes, 4 de octubre de 2016

Hoteles para dormir en medio de la naturaleza más salvaje

Alojamientos con las fórmulas más espectaculares de acomodar a sus huéspedes en plena naturaleza


Para los amantes de la naturaleza con mayúsculas, esa que se vive en estado puro no hay nada mejor que alojarse en medio de la selva con las estrellas como único techo o en una playa virgen donde el silencio solo es roto por el ir y venir de las olas.

Bangkok Tree House (Tailandia)



Ubicado en Thonburi, el Bangkok Tree House se alza en el pulmón verde de la que probablemente sea la ciudad más agitada del plantea; un remanso de paz y naturaleza accesible sólo a pie, bicicleta o lancha donde las tradiciones se mantienen como hace cientos de años. Entre sus opciones de alojamiento destaca la casa del árbol familiar construida con materiales sostenibles como el bambú, con tres habitaciones y vistas al majestuoso río Chao Phraya, en el que además se puede dormir sobre una cama flotante a la deriva. En su habitación «View with a Room», el cielo es el techo y las palmeras son las paredes: una habitación al aire libre a siete metros de altura mimetizada completamente con el entorno. Tratándose de un espacio ecológico, cabe tener en cuenta que muchas de las zonas no cuentan con electricidad o WiFi. Es más, a los viajeros capaces de olvidarse del móvil se les aplica descuento. 


Escondido (México)



Escondido hace honor a su nombre. En una playa virgen de la costa del estado de Oaxaca se encuentra este recóndito hotel sumergido en un jardín de cactus. Cuenta con dieciséis palapas de 35 metros cuadrados de colores vivos y decoración típica. Las cabañas cuentan con zona exterior chill out y una alberca individual que rellena el agua del Pacífico que baña la orilla. A base de fruta tropical, productos de la zona y la pesca del día, los almuerzos en su restaurante se convierten en el punto de encuentro de los viajeros que durante el día exprimen las posibilidades que ofrece la zona, como surfear las olas de Puerto Escondido, la meca mexicana del surf, o las excursiones por la laguna de Manialtepec, reconocida por sus aguas fosforescentes en la noche y rodeada por una exuberante vegetación de manglar.


Kagga Kamma (Sudáfrica)



Sudáfrica es salvaje como pocos lugares del planeta y en la reserva de Kagga Kamma han logrado hacer que la experiencia sea auténtica, empapada de la tradición bosquimana, y que se mantenga el contacto con la naturaleza plenamente. Por eso, aquí las habitaciones no tienen paredes; se trata de cuevas incrustadas en las formaciones rocosas de las montañas de Cederberg.

Los más aventureros pueden también acampar en medio de la nada con el aullar de los chacales como banda sonora en la noche. Quienes opten por una experiencia menos extrema, pueden alojarse en algunas de las cabañas tradicionales con las que cuenta. Cerca, se pueden visitar numerosas pinturas rupestres con más de seis mil años de antigüedad.


Ladera Resort (Santa Lucía)





Sobre una ladera en la pequeñísima isla de origen volcánico Santa Lucía se alza el Ladera Resort. Cuenta con un total de 32 suites de estilo caribeño sin paredes y con una piscina privada de aguas geotermales con vistas a un paisaje primitivo excepcional. La habitación la protagoniza una enorme cama con dosel en madera tropical pulida al borde de la vertiente, a los pies de la cual rompen las olas del mar Caribe contra las montañas volcánicas Pitons, consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Infinidad de actividades organizadas por el hotel permiten descubrir este remoto paraje: desde tirolinas que atraviesan la densa vegetación tropical hasta snorkel entre arrecifes coralinos y avistamiento de ballenas y delfines.


Jeeva Beloam Beach Camp (Indonesia)





En una cala aislada entre dos prístinas playas de arena blanca se encuentra el Jeeva Beloam Beach Camp. Sol, surf y serenidad son las bases de este alojamiento formado por once cabañas completamente aisladas entre las dunas que baña el océano Índico. Las cabañas están inspiradas en la estética de las tradicionales comunidades pesqueras Sasak, construidas con madera reciclada, bambú y plantas autóctonas. El interior lo decoran detalles y muebles hechos a mano por las comunidades locales que el hotel apoya en su gran compromiso con el turismo responsable y la preservación cultural. Ni televisor, ni internet; en su lugar, el despertar por la mañana con uno de los parajes naturales más espectaculares de Lombok, con la isla Sumbawa al horizonte, desde la cama al aire libre con la que cuenta la terraza exterior privada de cada cabaña.


Belmond Safaris (Botsuana)





En Botsuana, una de las pocas zonas vírgenes del mundo, los humanos son pura anécdota. Aquí uno puede ser testigo muy de cerca de la belleza indómita de la sabana y la fauna más salvaje desde la propia cama de la habitación en los campamentos y cabañas de Belmond Safaris. Algunos de sus refugios se camuflan entre los bosques del Parque Nacional de Chobe y la Reserva de Moremi, llenos de planicies que atraen a los grandes mamíferos de África; otros se enclavan a orillas del río Okavango, un imán para la vida salvaje. El binomio perfecto entre naturaleza y lujo: los alojamientos cuentan con piscina, spa, duchas exteriores y restaurantes al aire libre bajo tradicionales bomas africanas. Para mimetizarse por completo con este espectacular escenario, experimentados guías ofrecen excursiones a pie por los alrededores y por los lagos en las autóctonas canoas mokoro.


Tutwa Desert Lodge (Sudáfrica)





El Tutwa Desert Lodge, recientemente reformado, se encuentra en un área protegida en pleno corazón de Green Kalahari. El hotel se mimetiza con el entorno por sus materiales y colores, que lo camuflan en la naturaleza como un vecino más de las jirafas, leopardos y cebras que habitan la región. El interior de sus cabañas lo decoran motivos africanos y las obras de artistas locales. Las suites son un refugio del abrasador sol sudafricano y cuentan con su propia veranda y balcones desde donde contemplar el salvaje horizonte que perfilan antílopes y árboles indígenas de aloe. Pero si verlo no es suficiente, puedes vivirlo: safaris diurnos y nocturnos por el desierto o descensos por el río Orange en canoa hasta las cataratas Augrabies.

ABC


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