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martes, 7 de marzo de 2017

Argentina, más allá de Buenos Aires

Lejos de Buenos Aires y del tradicional Bariloche, esta nación, sorprende con increíbles paisajes montañosos, salares y maravillosas muestras de la cultura andina.



Rodeada de montañas con espesos bosques y profundos lagos de origen glaciar, la provincia de Neuquén, al norte de la Patagonia argentina, ofrece unas vacaciones al natural. En invierno el paisaje se viste de blanco, convirtiéndose en un extraordinario escenario para divertirse esquiando. Y en verano, los árboles florecen y la cálida temperatura invita a disfrutar del kitesurf, la pesca, el rafting, el canopy y el senderismo.

Recorrer la plaza San Martín y dejarse seducir por sus calles, vestidas de estructuras típicas de la arquitectura andina, es uno de los planes recomendados. En la noche, vale la pena recorrer el paseo iluminado de la costanera frente al lago Lácar y aprovechar para degustar en los cafés y restaurantes platos típicos como el conejo cordillerano, la trucha en papillote, la liebre a la cacerola y la cumbre de frutos rojos con helado, entre otros.


Villa La Angostura es otra parada obligada de este recorrido. Adentrarse por el bosque de arrayanes y admirar la vegetación y la fauna a bordo de un catamarán son dos de las actividades favoritas de quienes escogen estas tierras para refugiarse en la naturaleza.

El norte, refugio de tradiciones

En este corredor ancestral están Catamarca, Jujuy, La Rioja, Salta, Santiago del Estero y Tucumán, provincias que les permiten a los viajeros retroceder en el tiempo.

Tucumán, conocida como el “Jardín de la República” por su riqueza natural, es la puerta de entrada al norte argentino. En Salta, paseos como el Tren a las Nubes brindan la posibilidad de vivir la cultura andina con sus tradiciones, gastronomía y artesanías. Al pasar por el viaducto La Polvorilla, los pasajeros están a más de 4.000 metros de altura.

En Jujuy, la quebrada de Humahuaca, antigua tierra de los indios omaguacas, rodeada por cerros multicolores y empinadas montañas, cautiva a los visitantes, que aprovechan para aventurarse en Salinas Grandes, el tercer salar más grande de Suramérica, con una extensión que supera las 12 mil hectáreas a cielo abierto.

Catamarca y sus cientos de kilómetros de puna está poblada por territorios áridos, nevados, salares, lagunas con flamencos y volcanes extinguidos y yacimientos arqueológicos. En La Rioja, entre cuestas de impresionante altura y variados paisajes, yace el Parque Nacional Talampaya, declarado Patrimonio Universal por la Unesco.


Y si lo que busca es descanso, las termas de río Hondo, en Santiago del Estero, son el oasis perfecto.

El Espectador


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