Tánger
Tánger es ante todo una atmósfera. Una encrucijada de mares y continentes, donde el Mediterráneo se une con el Atlántico y Europa con África. Tánger vive definitivamente de cara el mar. Esta ciudad tiene algo único, impalpable e indefinible. Las múltiples caras de Tánger hacen soñar desde hace siglos a artistas e intelectuales, conquistadores y beatniks, millonarios y excéntricos.
Una vez en Tánger no podemos dejar de visitar lugares simbólicos y conocidos como: su preciosa Medina, el Gran Zoco, la Mezquita Sidi Bou Abid, la Bahía de Tánger, y las cuevas de Hércules.
Tetuán
Es la capital artística del norte de Marruecos. Ubicada en una de las laderas de la cordillera del Rif, y con vistas a las aguas del Mediterráneo, Tetuán, ciudad hispano-morisca, juega sobre la mezcla de culturas y sigue siendo la guardiana de sus hermosas tradiciones. Ofrece un entorno único a los turistas que buscan el bienestar y la autenticidad.
Las visitas indispensables: la medina, clasificada en el Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco; la plaza Moulay el Mehdi, el barrio del Mellah, el Museo Arqueológico, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Centro de arte moderno.
Chefchaouen
No se puede ir a Tánger sin hacer una visita a la ciudad de Chefchaouen. Sus habitantes edificaron en ella sus peculiares casas de color azul y blanco con pequeñas puertas que dan sobre patios andaluces. El encanto de la ciudad también lo otorgan sus callejones, donde uno no duda en perderse, pero en los que siempre se encuentra el camino. Es agradable caminar por las callejuelas empedradas y soñar en su diferentes placitas umbrías mientras se toma un té con hierbabuena, arropado por las montañas que dan origen al nombre de la ciudad, y el relajante sonido de su río. Una perla en medio de la naturaleza más singular.
Rabat
Capital del Reino marroquí, Rabat es un prestigioso destino donde calma y discreción conciertan con refinamiento y arte de vivir. Ciudad moderna que supo preservar su autenticidad, Rabat combina con elegancia su centro histórico y su parte moderna. La desembocadura del río Buregreg ofrece un puerto deportivo donde los gritos de las gaviotas y las murallas de color ocre crean un ambiente excepcional.
No dejes de visitar la majestuosa Torre Hassan, el Mausoleo Mohamed V, la Medina, el Museo Arqueológico, la Alcazaba de los Oudayas y la Necrópolis de Chellah.
Fez
Centro espiritual y cultural del Reino de Marruecos, ciudad de mil facetas. Fez sigue intacta en su esplendor, su prioridad es preservar las tradiciones y el alma de sus antiguas piedras. Su medina, clasificada patrimonio mundial de la Humanidad por el Unesco, ha sabido conservar toda su autenticidad y su sello original desde hace más de 1.200 años.
Visitas imprescindibles: Mezquita de Karaouiyine, Mezquita de los andaluces, la Medersa Bou Inania, la Medina.
Marrakech
Marrakech es una ciudad mítica, capital cultural, inspiradora de artistas, modas y acontecimientos. Es la ciudad de las galerías de arte, de los festivales y las exposiciones. Marrakech, capital turística desde hace más de un siglo, ofrece un inteligente equilibro entre los tesoros del pasado y la energía permanente de las culturas modernas. En la emblemática ciudad roja se pueden descubrir diferentes lugares de interés: los zocos, la Koutoubia, la famosa Plaza Jamaa el Fna, la Menara, la Medina así como los asombrosos jardínes de Majorelle.
Meknes
Ciudad Imperial de Marruecos. Meknes, cuya medina forma parte del patrimonio universal de la humanidad, envuelve de magia a sus visitantes. Una estancia en esta ciudad deja un recuerdo inolvidable, donde se mezclan el esplendor histórico, la suavidad de vivir y los sabores auténticos.
Meknes encanta y cautiva por sus amplias murallas, sus imponentes palacios, sus Kasbahs, sus mezquitas, sus madrazas, sus jardines, sus cuencas de agua y sus museos. La riqueza arquitectónica de Meknes expresa la grandeza de una obra maestra hecha para los amantes de la historia.
Ruta de la kasbahs
Una inmersión en el corazón de la arquitectura tradicional e histórica a través de una sucesión de paisajes de contrastes inimaginables.
Partiendo desde Ouarzazate, para regresar aquí de nuevo tras haber descubierto un itinerario jalonado de centenas de kasbahs.
Estos monumentos representativos del arte bereber son únicos en el mundo y configuran un conjunto arquitectónico sin igual. Construidas con adobe, (tierra cruda) son a la vez sencillas y suntuosas. Las decoraciones con motivos geométricos otorgan un carácter mágico al entorno excepcional en el que se encuentran.
En el Gran Sur, Ouarzazate constituye uno de los puntos de partida preferidos para salir al encuentro de las kasbahs. El circuito, que debería realizarse preferentemente en 4X4, le sumergirá de inmediato en pleno corazón de Ouarzazate, con la kasbah Taourirt, auténtica joya declarada Patrimonio Mundial de la Unesco. Tomando dirección sudoeste, llegará a Agdz, con su ciudadela y su fortín. Esta villa se abre sobre el valle del Draâ, magnífico oasis, bordeado por el desierto, que se extiende sobre una estrecha franja de casi 200 kilómetros de largo, hasta la ciudad de M’Hamid. Gozará de la oportunidad de descubrir aquí otras kasbahs, pero también algunos ksour (ksar, en singular), pueblos fortificados rodeados por altas murallas.
Ascendiendo en dirección norte, llegará a N’Kob, con sus 52 kasbahs y su palmeral. Más al este, está Erfoud, capital de los dátiles, con sus calles trazadas en ángulo recto. En dirección oeste (hacia Ouarzazate), se topará con Tinghir, dominada por una imponente kasbah. Tinghir es el punto de partida ideal para visitar las gargantas del Todra, cuyas impresionantes paredes pueden elevarse hasta unos 300 metros de altitud. Siguiendo su camino, se encontrará con Boulmane y su kasbah Tizzarouine, punto donde confluyen las gargantas y el valle del Dades, también llamado «valle de las 1.000 kasbahs».
ABC
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