Dos días a bordo del nuevo barco inteligente con cápsula panorámica.
La imaginación de los creativos y diseñadores
de los barcos de cruceros parece no tener fin. Carros chocones, un
observatorio panorámico que se eleva 90 metros sobre el mar, una cápsula
de aire para practicar paracaidismo, bar robótico, piscina de surf y
todo un derroche de tecnología, lujo, espectáculos y alta gastronomía se
embarcaron en la nueva nave que presentó la naviera Royal Caribbean
hace dos semana en Nueva York (Estados Unidos).
Allí estuvimos y durante dos días recorrimos
de proa a popa el Anthem of the Seas (Himno de los mares) que tendrá
como puerto de partida a Nueva Jersey.
Recorrer el barco en 48 horas es todo un
desafío, no en vano sus itinerarios serán de 8 a 12 noches por el mar
Caribe, tiempo suficiente para gozar toda la aventura, adrenalina y
diversión que promete.
Como si no fuera suficiente el sueño de
navegar mares y océanos conociendo ciudades y puertos sin necesidad de
cambiar de hotel, a bordo de una gran nave, la industria naviera se ha
dado a la tarea de cumplir los más divertidos caprichos de sus viajeros.
Y cómo no hacerlo si es un sector con muy
buenos reportes de crecimiento: en el 2014 viajaron por el mundo en
cruceros 22 millones de pasajeros, que generaron 940.000 empleos, con
gastos diarios promedio por pasajero de 134 dólares, logrando un impacto
económico de 119,9 billones de dólares, según cifras de la Asociación
Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA, sigla en inglés).
Cada año baten récords: el más grande, el más
lujoso, el más divertido, el más interesante. Y es justo esa competencia
la que beneficia a los viajeros que hoy encuentran en los cruceros
opciones para todos los bolsillos e intereses.
El más divertido
Sin duda, el Anthem of the Seas junto con su
hermano gemelo que lleva un año en los mares, el Quantum of the Seas,
han llevado esta industria a otro nivel en tecnología y en experiencias.
Antes de entrar en lo más novedoso, hay que decir que cuenta con todos los servicios que tradicionalmente ofrecen los barcos.
Basta con poner un pie en la gran nave, que
tiene capacidad para 4.905 pasajeros, para sentir que allí no se puede
perder el tiempo (y eso incluye la posibilidad de relajarse y descansar a
sus anchas).
Lo primero que todos querrán es descubrir las
nuevas atracciones (todas incluidas en el plan): El North Star, una
enorme cápsula que se eleva a más de 90 metros sobre el mar, y desde la
cual se tiene una espléndida panorámica de 360 grados del océano o de
los puertos. Y por supuesto del barco de proa a popa.
La cápsula panorámica se eleva, por 15 minutos, 90 metros sobre el mar.
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Y no hace falta ser el más intrépido para volar por unos minutos en el RipCord by iFly, el simulador de paracaidismo.
Luego de una breve charla de 10 minutos sobre
las recomendaciones básicas, cualquiera puede enfrentarse a este
divertido reto. Basta abrir los brazos, mirar al frente y elevar los
pies para que la máquina de aire lo eleve sin ningún riesgo. Flotará
entre un gran tubo de vidrio. Al final, el tiempo siempre será muy breve
y querrá repetir.
Sin importar la edad, la siguiente conquista
es el SeaPlex, un lugar con varias propuestas: una pista de carros
chocones. Sí, carros chocones dentro del barco. ¿Quién no quiere una
carrera loca en altamar? Este espacio se transforma en pista de patinaje
sobre ruedas, cancha de baloncesto con las medidas oficiales, ping pong
y escuela de circo.
Y para los amantes de la acción no puede
faltar el ya tradicional muro de escalada y la piscina de surf (que se
montó a los barcos hace seis años), para que pongan a prueba toda su
astucia y equilibrio. Piscinas y jacuzzis al aire libre o con cubierta,
con música y diversión o en espacios tranquilos y de relajación
completan la oferta de entretenimiento.
Un barco muy inteligente
Sí, es un barco inteligente que le saca jugo a
lo último en tecnología. La primera experiencia es que logra que cada
pasajero aborde en 10 minutos (previo registro electrónico en casa), sin
filas ni esperas. Tan pronto se arriba al puerto, el personal del
barco, tableta en mano, hace el check in, y ya a bordo, en la
habitación, encontrará un brazalete plástico con el que tendrá acceso a
su cabina, podrá hacer compras en el barco y consumos sin necesidad de
llevar dinero ni nada más.
El SeaPlex es un espacio para carros chocones, patinaje y deportes.
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A lo largo y ancho del barco hay 40.000
tabletas disponibles para que los viajeros consulten información,
programación de eventos, reservas en restaurantes, e incluso, para que
se mantengan en contacto con otros pasajeros o con sus familiares en
casa. Y es que la nave cuenta con conexión a internet todo el tiempo,
con velocidades similares a la banda ancha en tierra. Por eso en altamar
se pueden ver videos, consultar correo electrónico, compartir imágenes
en redes sociales o participar de videoconferencias.
El punto divertido de la tecnología está en el
Bionic Bar. Allí todos hacen por lo menos una parada para ver un par de
brazos robóticos que preparan cualquier cantidad de cocteles. Basta con
ordenarlos a través de una tableta y dar las indicaciones de sus gustos
para que sirvan y mezclen a buen ritmo y con mucha rapidez.
Difícilmente reemplazan la maestría y simpatía de un barman, pero no se
puede dudar que son un divertido espectáculo.
En el simulador de paracaidismo, los viajeros flotan en la cámara de aire por unos minutos.
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El ingenio también está presente en Two70, un
escenario con seis pantallas robóticas que crean escenas mientras se
elevan y giran individualmente o como complemento a los espectáculos de
música y baile de la noche. Y en Vistarama, un espacio con paredes de
vidrio de piso a techo que se transforman en una superficie capaz de
proyectar escenas reales o imaginarias como el espectáculo
multidimensional Spectra’s Cabaret.
Otro toque de tecnología innovadora fue
pensado para quienes viajan en las habitaciones interiores, pues ahora
tienen balcones virtuales que muestran vistas y sonidos del mar en
tiempo real, gracias a pantallas LED de 80 pulgadas, así tienen, a su
manera, vista al mar.
Paladares exigentes
El tema gastronómico es otro de los grandes
retos que se han impuesto las navieras. Muchas se disputan el título de
la mejor mesa, y traen a bordo cualquier cantidad de alternativas para
que nadie se quede sin satisfacer su paladar.
En este caso, esta ciudad flotante cuenta 18
restaurantes con las cocinas más destacadas del planeta, incluyendo
cinco comedores principales. Están enlazados por el programa Dynamic
Dining Classic, un sistema inteligente de reservaciones que ayuda a
decidir cuándo, dónde, con quién cenar y cómo vestirse cada noche. Sobra
decir que son asesorados por cocineros de renombre mundial y que tienen
alianzas con grandes chefs como Jamie Oliver, Michael Schwartz y Devin
Alexander.
Entre esas novedades transcurrieron las 48
horas de esta corta travesía. No sobra recordar que los barcos nunca
duermen, tienen una movida agenda nocturna de bares, restaurantes,
discotecas, espectáculo en vivo y tributos de música para bailar toda la
noche.
Con 347 metros de largo, 41 metros de ancho y 18 cubiertas este es el segundo barco de la clase Quantum de esta naviera. |
Si usted va
El barco tiene como puerto de salida Bayonne,
Nueva Jersey (EE. UU.). Los planes son de 8 a 12 noches por San Juan,
Puerto Rico, Bridgetown, Barbados, Fort de France, Martinique,
Basseterre, St. Kitts y Philipsburg, St. Maarten; o por Port Cañaveral,
Florida, Cococay y Nasáu, Bahamas; y de tercera opción: Labadee, Haití,
Falmouth, Jamaica, George Town, Grand Caymán, Puerto Costa Maya, México,
Roatán, Honduras y Cozumel (México).
Las tarifas van desde 1.400 hasta 2.200
dólares por persona, sin impuesto ni propinas (plan de 8 noches). No
incluye bebidas alcohólicas ni gaseosas. Hasta el 31 de diciembre hay 50
por ciento de descuento para el segundo pasajero y 300 dólares para
consumos a bordo.
El Tiempo
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