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lunes, 10 de septiembre de 2018

Salar de Uyuni: Un recorrido por el desierto de sal más alto del mundo

10.500 kilómetros cuadrados, en una extensión a más de 3.600 metros de altitud. La mayoría de visitantes que tienen el privilegio de llegar hasta el Salar de Uyuni, en Bolivia, afirman que no han visto nada igual. Efectos ópticos que desafían la realidad, lagunas de colores, géiseres, hostales de sal y formaciones rocosas. Un paisaje de otro planeta.




La majestuosidad de los paisajes que se recorren en el Salar de Uyuni son muy difíciles de encontrar. Ni los atardeceres de las películas de drama o de romance, ni los paisajes que inspiraron a otras de historias fantásticas; tampoco lo que hemos visto en los cuentos, ni los que alguna vez vistamos al otro lado del mundo. Bueno sí, de pronto con algo se pueden comparar, las imágenes que se ven a lo largo del recorrido por el Salar, son muy parecidas a las que alguna vez soñamos en algunas de nuestras noches más profundas, o en nuestros días más inspirados.
Hay que aclarar algo que confunde algunos viajeros. El Salar de Uyuni, propiamente, es el mayor desierto de sal de la Tierra. La ciudad de Uyuni está justo al inicio de este magnífico lugar natural. Generalmente se habla del tour del Salar de Uyuni como un recorrido de entre dos y cuatro días, no solo por esta extensión blanca gigantesca, sino como una ruta que también incluye numerosos atractivos del altiplano boliviano, como lagunas de diversos colores, formaciones rocosas, aguas termales y un entorno desértico único repleto de fauna autóctona. El Tour se puede realizar desde la ciudad de Uyuni, en Bolivia, o desde San Pedro de Atacama, en Chile.
Por más guerrero que sea, es recomendable contratar un tour, hay decenas de opciones con diferentes precios y comodidades. El recorrido se debe hacer en un vehículo 4x4, no tiene muchas referencias visuales, recuerde que tiene 10.500 kilómetros cuadrados de extensión, y los riegos de vararse, perderse y tener problemas con el frío o con la altura, pueden ser grandes. Es mejor no arriesgarse, ni perder tiempo, prepárese para descubrir todas las maravillas que ofrece ese pedazo de paraíso. Además, el tour ya es toda una experiencia, recorrer el salar con otros viajeros y almorzar en medio de la inmensidad, en un picnic con comida fresca y viendo paisajes inolvidables, hacen parte de la aventura que su cuerpo y mente agradecerán.
El Salar se puede visitar en cualquier época del año. Entre mayo y noviembre (estaciones frías) las lluvias son escasas o inexistentes. El Salar Ofrece entonces un aspecto parecido a un mar blanco, donde se pierde la perspectiva. En esta época, en promedio, las temperaturas máximas son de 18 °C y mínimas de -15 °C. Entre enero y febrero (estaciones cálidas) es la temporada lluviosa en la zona. Pero eso no es necesariamente malo. Durante esta época es cuando se produce el gran espejo de agua debido a que el salar se inunda. Es la mejor época para las fotografías del efecto espejo,  aunque no es posible adentrarse demasiado por el peligro que incurre en las partes inundadas. Para muchos es la época ideal. Las temperaturas máximas son de 16 °C y mínimas de -3 °C.
Tenga en cuenta también que hay diversas opciones de alojamiento con diferentes grados de comodidades. Por lo general, son austeros y no incluyen las sábanas, de modo que hay que llevar saco de dormir grueso para estar caliente durante las frías noches del altiplano boliviano. Los hay que tiene categoría de refugios y hay que compartir habitación con otros viajeros, eso hay que tenerlo muy claro desde el principio.  Hay otros con mejores comodidades, como comida tipo buffet, habitaciones individuales con baño, y hasta sauna. Todos, hostales, albergues y hoteles son hechos en sal.
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El recorrido más completo, de tres noches y cuatros días, incluye maravillas como la Isla Incahuasi, en quechua significa ‘la casa del Inca’, el Cementerio de Trenes, el Desierto Siloli y el Árbol de Piedra, la Laguna Colorada, las aguas termales de Polques (aptas para el baño), los géiseres del sol de mañana, la laguna verde, entre otras. Se pueden ver flamencos de James, parina chica o chururu; zorro colorado, cauquén, vizcacha, vicuñas, alpacas, entre otros animales de la puna boliviana.
El viaje al Salar de Uyuni está lleno de sorpresas, maravillas e inmensidad. Los colores naturales, la grandeza del desierto, la altura de los grandes cactus, las formaciones rocosas en forma de árbol, animales o a de lo que la imaginación lo lleve, harán que guarde este viaje en su corazón.
Uyuni no tiene comparación. Bolivia no tiene mar, pero tiene un inmenso desierto de sal con la forma y las vistas más hermosas que se pueda imaginar. Aventúrese a recorrer una de las maravillas naturales más lindas del mundo. El Salar invita a volver a respirar aire puro, a sentir la brisa en la piel, a soñar con un mundo maravilloso gracias los más coloridos y puros atardeceres.
Sin lujos, con el sol despejado, estrellado y los paisajes naturales más lindos que se pueda encontrar. El Salar de Uyuni es para visitarse una y otra vez. Abrirle los ojos, el alma y el corazón. Qué inmenso es el universo, este desierto de sal le entrega todo lo que la vida le puede dar.
Por: María Alejandra Castaño C. / El Espectador
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