Una de las maravillas del mundo contemporáneo celebra un siglo, dos décadas y un lustro de su inauguración.
La inauguración oficial del monumento férrico se realizó el 31 de marzo de 1889 y el motivo principal para su creación fue la llegada a París de la exposición universal en dicho año, esta también fue una de las razones por las cuales se contempló como un elemento efímero que solo duraría 20 años sobre el suelo parisino.
Pese a su designación temporal, la ciencia y las circunstancias del progreso la convertirían en un elemento inalienable a París. Se convirtió en el principal laboratorio meteorológico de Gustave Eiffel cuando este se retiró de la construcción y posteriormente sería una de las antenas más importantes de la radio francesa.
Todas estas situaciones históricas la convirtieron del monstruo de hierro por el que fue tomada durante su creación, a una de las maravillas del mundo contemporáneo, uno de los parajes y atractivos turísticos más importantes de ‘la ciudad luz’.
Además de representar a París y Francia simplemente por permanecer en pie su interior refleja, gracias a los restaurantes y su bar de champaña, la identidad culinaria que define a la nación gala.
París celebra pero no su torre, la cual se encuentra, de acuerdo a fuentes consultadas por Efe, en un extenso proceso de restauración y modernización que busca atraer una mayor cantidad de turistas a su primera planta, la más alta de la construcción y la que recibe menor cantidad de visitantes.
Desde ‘la dama de hierro’, con sus 324 metros de altura y sus más de 10000 toneladas de peso, pueden verse además los distintos extremos de París, y los otros monumentos que por siglos la han convertido en la ciudad turística por excelencia.
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