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lunes, 6 de octubre de 2014

Cinco extraordinarios (y curiosos) paraísos naturales

Desde un bosque sumergido hasta mágicos montículos de hielo. Escenarios reales que parecen sacados de una película

Lago Kaindy en Kazajistán 

Cinco extraordinarios (y curiosos) paraísos naturales

Como grandes mástiles de veleros hundidos, los troncos de los enormes pinos sobresalen del fría agua del Lago Kaindy en Kazajistán. Un terremoto ocurrido en 1911 es el responsable de esta espectacular formación -de 400 metros de largo y una profundidad de 30 metros en algunas áreas- que recibe miles de visitas al año.

La explicación hay que buscarla hace más de cien años cuando un deslizamiento de caliza provocó una inundación que dio como resultado este bosque sumergido. Si visto desde la orilla resulta sorprendente más aún lo es cuando se observa por debajo de la línea de agua ya que los árboles aún hoy conservan sus hojas y ramas algo posible gracias a las bajas temperaturas del agua que en los meses más cálidos no supera los seis grados.   

Playa de Gulpiyuri (Asturias)

Cinco extraordinarios (y curiosos) paraísos naturales

La playa de Gulpiyuri, situada al norte del pueblo de Naves, a mitad de camino entre Ribadesella y Llanes, es de las pocas playas en las que puedes bañarte en agua de mar pero no puedes ver el mar. De una belleza increíble, el arenal de Gulpiyuri, declarado Monumento Natural en 2001, recibe el agua del mar a través de un pequeño hueco circular de unos 50 metros de diámetro situado a 100 metros de la costa.

No es la clásica playa para acudir a dar grandes paseos -apenas mide 50 metros de largo- ni para darse largos baños ya que el efecto de las mareas pueden hacer desaparecer incluso el agua.

Para acceder a Gulpiyuri está hay que hacerlo a través de la playa de San Antolín y norte de la localidad de Naves, entre la Punta Rocinera y Castro Molina. 

Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses (Brasil) 

http://eniotrevizani.xpg.uol.com.br/IMAGENS/parque%20nacional%20dos%20lencois%20maranhenses3.JPG



En el estado de Maranhão, en la orilla norte de Brasil, el Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses es un lugar único. Este área de unos 300 km de dunas blancas y lagunas azules forma parte de uno de los lugares más bonitos del mundo. A primera vista esta formación de arenales y lagos parece el conjunto formado por un enorme desierto en el que se levantan pequeños oasis de agua clara pero en realidad no se trata ni de una cosa ni de la otra.

La explicación está en el propio clima de la zona sujeto a una temporada de lluvias durante los primeros meses del año. El agua caída se acumula entre las dunas dando lugar a numerosos lagos a los que acuden cada año -de julio a septiembre-, miles de turistas no solo para observar este fenómeno si no también para bañarse en sus azules aguas. 

Lago Baikal (Siberia)

Cinco extraordinarios (y curiosos) paraísos naturales

Si en los meses de más frío de Siberia hay algo mágico eso es sin duda contemplar el lago Baikal completamente helado. 
Este imponente lago, el más antiguo de agua dulce del Planeta y uno de los más grandes del mundo, ya resulta de impresionante belleza en los meses de verano cuando sus frías aguas reciben a los valientes bañistas. Pero es sin duda durante el mes de marzo cuando se produce un fenómeno esperado durante todo el año y digno de ser fotografiado.

La combinación del viento con los primeros rayos de sol que anticipan la primavera y los cambios de temperaturas provocan las primeras grietas en la gruesa capa de hielo del lago: la consecuencia, la aparición de montículos de hielo de color turquesa cubriendo parte del lago Baikal en lo que podrían parecer piedras preciosas. Una ilusión que desaparece al fundirse el hielo con la llegada del verano. 

Parque Geológico Zhangye Danxia, en China

Cinco extraordinarios (y curiosos) paraísos naturales

El parque geológico Zhangye Danxia, en la provincia china de Gansu, parece dibujado por un original artista que ha lanzado con acierto sus colores montaña abajo, pero nada más lejos de la realidad que en esta ocasión supera con creces la acción humana.

Este increíble paraje de capas de arenisca y minerales, considerado por la Unesco desde el año 2010 como Patrimonio de la Humanidad, ocupa un área de unos 290 kilómetros cuadrados de arroyos, bosques y formaciones rocosas imponentes que se formaron a lo largo de millones de años tras los choques de placas tectónicas terrestres rompiendo la homogeneidad cromática del suelo y dejando un paisaje impresionante dibujado por la propia naturaleza. 

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