Caño Cristales, uno de los destinos exóticos
de Colombia, conocido también como el ‘río de los siete colores’, estará
cerrado al turismo durante seis meses, a partir del próximo 15 de
diciembre y hasta el 14 de junio del 2015.
La Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial de La Macarena (Cormacarena) anunció que la medida, que se toma cada año por esta época, obedece a la necesidad de proteger el ecosistema local.
Las plantas acuáticas presentes en el lugar y
que le dan el colorido encanto al agua, que cautiva a viajeros de todo
el mundo (las macarenias clavijeras), necesitan este periodo para su
recuperación y restauración biológica.
Debido al verano que se avecina, las aguas del caño empiezan a secarse y las plantas quedan expuestas, por lo que podrían ser pisadas por los turistas.
Además, entre diciembre y junio, los
visitantes no podrán encontrar el paisaje que se promociona en postales y
guías de viajes porque las corrientes de agua disminuyen.
Las lluvias del próximo mes de abril harán que
el caudal del río empiece a aumentar y, por consiguiente, que las algas
muestren sus colores bajo el agua. Pero hasta el 14 de junio el destino no estará de nuevo al servicio del turismo.
Caño Cristales está en el Parque Nacional
Natural Sierra de La Macarena, en la cordillera Oriental y entre el
llano y la selva. Pertenece al departamento del Meta.
Es un destino único en el mundo, recomendado
por las más prestigiosas guías de viajes, que lo han llamado ‘el arco
iris bajo el agua’, debido al espectáculo natural que ofrece la
macarenia clavijera entre los meses de julio y noviembre, en plena
temporada de lluvias.
Estas algas se pintan de rojo, amarillo,
verde, azul y negro y generan un impactante efecto óptico, sobre todo
cuando la lluvia y el sol se fusionan.
La población más cercana a esta maravilla natural es La Macarena (Meta), a donde se llega por vía aérea desde Bogotá.
Para explorar Caño Cristales es necesaria una excursión de varias horas y recorridos en lancha.
El turismo hacia la zona, que en las décadas
pasadas fue escenario del conflicto armado, ha sido reactivado con ayuda
de la comunidad y se ha convertido en una importante fuente de ingresos
para cientos de familias, en especial para los jóvenes, quienes se han
convertido en guías y en operadores turísticos.
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