Más allá de los famosos monumentos, esta ciudad española ofrece lugares alternativos.
Vista de la playa de Tosa del Mar,
desde el castillo medieval.
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Es junio del 2016 y se acerca el verano en Europa. Barcelona, una de
las ciudades más visitadas del continente –recibió 8,3 millones de
turistas en el 2015– ya está caliente y llena de viajeros. La
Rambla es un río de personas y para entrar a la Sagrada Familia de Gaudí
hay que hacer una fila de varias horas. Ni qué decir de las playas, que
ya están repletas.
Claro, hay que visitar la Sagrada Familia y las demás obras del célebre Gaudí, y hay que ir a monumentos emblemáticos como Montjuic o el Tibidabo. Y, por supuesto, hay que ir a la playa a tomar el sol y a contemplar el azul profundo y brillante de las aguas del Mediterráneo.
Pero hay mucho más para ver. Los barceloneses, y los viajeros que buscan destinos tranquilos, han encontrado una serie de planes y lugares aún ajenos al turismo masivo, recomendados para quienes ya conocen la ciudad y quieren vivirla al estilo de los locales.
La iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla se levanta en el extremo derecho de la playa de Sitges, a media hora de Barcelona. Fotos: José A. Mojica |
La montaña y la virgen
Después de 45 minutos de recorrido en tren desde Barcelona, se llega a
un destino que enamora a los más creyentes y a los amantes de la
naturaleza: el santuario de Montserrat. Allí, en un monasterio
de los monjes benedictinos, incrustado en la montaña, se venera a la
virgen Moreneta, que es la patrona de la comunidad autónoma española de
Cataluña desde 1881.Cuenta la leyenda que la figura de la virgen, morena como lo sugiere su nombre en catalán –la lengua de los catalanes–, fue encontrada por unos niños pastores, dentro de una cueva, en el año 880. La leyenda también cuenta que el obispo de la época ordenó trasladar la imagen a la ciudad vecina de Manresa, pero fue imposible sacarla.
Por eso le construyeron una sencilla ermita y más adelante una iglesia, hasta terminar en la imponente basílica donde hoy se le rinde tributo a la imagen, que es una talla románica policromada del siglo XII. La Moreneta mide 95 centímetros y en su mano derecha sostiene una esfera que representa al universo. Sobre su regazo descansa el niño Jesús –coronado como ella–, quien sostiene una piña en la mano izquierda. Los devotos deben hacer fila para visitarla, en la parte superior del templo.
Pero no todos van buscando a la virgen. Muchos solo llegan hasta el convento y empiezan a caminar en el Parque Nacional de Montserrat, un santuario de la naturaleza conformado por rocas gigantes y de todas las formas posibles, moldeadas por el agua y el viento durante millones de años. Las piedras que conforman este macizo se ven como bosques de pinos, como agujas apuntando al cielo, como castillos medievales; tienen formas de animales y hasta de personas.
Las rocas gigantes y milenarias del Parque Nacional de Montserrat. Allí queda el santuario de la virgen Moreneta. |
Hay varios senderos, claramente señalizados, que permiten caminar por este santuario de la naturaleza de 4.039 hectáreas y coronar varios de sus picos; el más alto es Sant Jeroni, a 1.236 metros de altura, desde donde las vistas de las rocas, del monasterio y del río Llobregat, en el fondo, quitan el aliento de tanta belleza. El ascenso es de exigencia media, y a buen paso se corona en dos horas. Hay que llevar meriendas para comer en el camino. Y el regreso se hace en una hora y media.
En la caminata es posible contemplar algún halcón, una ardilla o una cabra salvaje. Quienes no puedan o no quieran caminar, encontrarán un completo sistema de funiculares.
Mercado de los Encantos
Por fuera, el Mercado de los Encantos es una obra de arquitectura
moderna y revolucionaria, plateada y de acero inoxidable, que parece una
nave espacial; por dentro es un mercado tradicional donde se consigue
desde una baraja de póker hasta un juego de comedor.En el 2008, el Ayuntamiento de Barcelona convocó a un concurso para construir una nueva sede para los comerciantes de uno de los mercados más antiguos de Europa, que funcionó al aire libre desde el siglo XVI.
El Mercado de los Encantos es un espacio de 15.000 metros donde se consigue de todo. |
El resultado es una edificación de más de 15.000 metros cuadrados que hoy alberga a más de 500 vendedores de artesanías, muebles y objetos antiguos, libros y discos viejos, ropa, zapatos y artículos de segunda mano. Es el lugar para los amantes del estilo vintage. También se consiguen muñecos de colección, lámparas, relojes, tapetes. De todo un poco y a muy buenos precios. Se vale regatear.
También es el lugar para irse de copas y para deleitarse con las delicias catalanas, a tarifas muy distantes de las que ofrecen los restaurantes más turísticos. El Mercado de los Encantos (encants, en catalán) queda muy cerca de otros sitios emblemáticos como la plaza de las Glorias, la Torre Agbar y el Teatro Nacional de Cataluña.
Laberinto y Bunkers
El parque del Laberinto de Hortá y los Bunkers del Carmel son dos
sitios de moda entre los barceloneses. El primero, considerado como el
jardín más antiguo de Barcelona, empezó a construirse en 1794 y queda en una ladera de la sierra de Collserola.Tiene 55 hectáreas donde, obviamente, lo que más llama la atención es el laberinto, formado por 750 metros de cipreses perfectamente podados.
El parque El Laberinto queda en la sierra de Collserola. |
El lugar, rodeado de fuentes y esculturas, fue uno de los escenarios donde se grabó la película basada en el libro 'El Perfume', de Patrick Süskind. Caminar, perderse y encontrar la salida es toda una aventura.
También, en las laderas de Barcelona hay otro lugar que vale la pena visitar. Es el Turó de Rovira, más conocido como los Bunkers del barrio El Carmel. Hasta hace unos años era un sitio olvidado, que poco a poco han venido organizando –han reparado las calles y pintado las fachadas del sector– teniendo en cuenta el potencial turístico.
El lugar es un mirador ubicado sobre un emplazamiento militar utilizado para la defensa de la ciudad durante la Guerra Civil.
La gente se sienta sobre las ruinas de una batería antiaérea a contemplar la mejor panorámica de la ciudad, de 360 grados, a 262 metros de altura. Desde allí se ven la Sagrada Familia y los demás monumentos, hasta las playas de la Barceloneta y el mar Mediterráneo.
Tossa de Mar y Sitges
Hay dos pueblos de la Costa Brava y de la Costa Dorada (Daurada), muy
cerca de Barcelona, que vale la pena visitar: Tosa del Mar y Sitges. A
ambos, dueños de bellas y largas playas de arena dorada, se puede llegar en tren desde la estación Sants del metro o en carro de alquiler.Tossa de Mar, a 86 kilómetros de la ciudad, cautiva con un castillo medieval empotrado en un acantilado, desde donde se revela la belleza del Mediterráneo en su máximo esplendor. La postal más emblemática de Sitges, a 40 kilómetros, es la iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla, ubicada en el extremo derecho de la playa.
La Sirena es uno de los símbolos de Sitges, a 40 kilómetros de Barcelona. |
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