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miércoles, 6 de julio de 2016

72 horas en la imperdible Lima

La capital peruana sorprende con su historia, gastronomía, arquitectura y aventuras extremas.

Las olas fuertes del océano Pacífico, en Lima, son ideales para la práctica del surf.

Lima es mucho más que la capital gastronómica de América Latina. Esta ciudad señorial también es divertida, bohemia, moderna y aventurera. Toda una caja de sorpresas para vivir emociones de distinta intensidad en un fin de semana.


En Perú, la tierra de los incas, una tarea inaplazable es sumergirse en su historia. Y en Lima más, porque es considerada ‘la ciudad más importante de los dominios españoles en Suramérica’. Apreciada por su belleza arquitectónica, es preciso reconocerla en su centro histórico.


Allí guarda tesoros invaluables como el Museo del Palacio Arzobispal, que tiene una preciosa colección de piezas de arte de los siglos XVI al XIX y una capilla arzobispal con un retablo del siglo XVIII con la imagen de la Virgen del Carmen. Además, guarda los recuerdos de Rosa de Lima, la primera mujer elevada a la condición de santa en Latinoamérica. Abre de lunes a sábado.



El templo de San Francisco, con sus escalofriantes catacumbas, es otro punto obligado. Y el Museo de Arte Religioso de la Catedral de Lima es otra de las joyas de la arquitectura nacional. Considerado el monumento emblemático de la ciudad, es testigo silente de diversas épocas de gran riqueza, como la gótico-isabelina, la renacentista, la barroca, la neoclásica y neocolonial. Las bóvedas sepulcrales y las esculturas y pinturas religiosas, son algunos de sus muchos atractivos. Está abierto al público todos los días


Ciudad para extremos

Costa Verde es el circuito de playas que conecta los distritos de Chorrillos, Barranco, Miraflores, Magdalena, San Miguel y la provincia del Callao; los turistas pueden recorrer a pie o en bicicleta su extenso malecón adornado con jardines, bancas y ciclovías que invitan a relajarse contemplando las frías aguas del océano Pacífico.


Para los más extremos está la playa de Waikiki, en Miraflores –uno de los 43 distritos de la provincia limeña–. Ofrece las olas perfectas para los apasionados del sur o para quienes quieren aprender a sumergirse en esta práctica deportiva, una de las preferidas por los limeños.



Miraflores está a orillas del mar, hacia el sur de la capital del Perú, a 8,5 kilómetros de la Plaza de Armas. Si quiere emociones más fuertes, sobrevolar los acantilados de la Costa Verde en parapente es otra forma de apreciarla desde un ángulo más desafiante.


La tierra de la gula

Lima tiene la fama bien ganada de contar con una de las gastronomías más exquisitas del mundo. Y este es el plan ideal para golosos sin remordimientos.


Cebiche en todas sus presentaciones se pueden disfrutar en los distintos restaurantes de Miraflores, que es considerado el distrito gastronómico de la ciudad. El tiradito de pescado, el coctel de camarones y los apaltados son algunos de sus platos célebres. Si es alérgico a la comida de mar, no se preocupe porque cuenta con otras deliciosas posibilidades, como la comida criolla, el lomo saltado y los anticuchos.



Y para cerrar esta apetitosa jornada, qué tal si lo intenta con postres de tradición, como la mazamorra morada, el suspiro a la limeña, el arroz con leche o el turrón de Doña Pepa. No puede perderse algunos de estos restaurantes de platos exquisitos, como La Rosa Náutica, Canta Rana, Madame Tusan y Cala.

Y si le gusta que su paladar experimente de todo, disfrute las chifas, lugares en los que se sirve esta opción culinaria, que es una fusión de comida peruana con platos chinos, como el arroz chaufa con tallarines.


Para caminantes

Perderse en las calles de la Lima señorial es el plan para quienes se animan a conocer un destino caminándolo, sin prisa pero sin pausa. Una de las estaciones imperdibles es la Plaza Mayor de Lima, que se puede recorrer durante el día o la noche. Justo allí, en su centro histórico, que es patrimonio de la humanidad, se encuentra la majestuosa Catedral de Lima, que guarda los restos del fundador de la ciudad, Francisco Pizarro; el Palacio de Gobierno, que fue su residencia en 1535, y la Municipalidad. En Lima es fácil enamorarse.



Una parada obligada en el bohemio distrito de Barranco es el Puente de los Suspiros. Esta construcción de 1876 fue la inspiración de la compositora Chabuca Granda para escribir la canción Puente de los Suspiros hace 56 años. Tiene cerca de 8 metros y medio de altura, 44 metros de largo y 3 de ancho y, según la leyenda, todo aquel que lo cruce sin respirar mientras pide un deseo, lo verá hecho realidad. Vamos a ver si el mío se cumple...


Hay lugar para la rumba

La vida nocturna divertida es una promesa limeña que se le cumple al turista. Bares, barras de restaurantes y discotecas pensados para amantes de diversos géneros musicales se encuentran en distritos como San Isidro, Miraflores o Barranco. En este último se puede hacer, por ejemplo, el circuito roquero para disfrutar los toques de las mejores bandas locales o internacionales o bailar al ritmo de una rocola. Victoria, que funciona en una vieja casona, o cafés como Juanito Bodega Bar, que también parece detenido en el tiempo, hacen parte de la oferta rumbera.

Meditación entre ruinas


Un buen lugar para darle espacio a la introspección y dejar las tristezas y preocupaciones es Pachacamac, uno de los santuarios arqueológicos más importantes de Perú. Está aproximadamente a media hora al sur de Lima, y era considerado un centro ceremonial incluso antes de la civilización inca.



El Templo del Sol es su estructura más esplendorosa, hecha en barro en el punto más alto de las ruinas. Construido alrededor de 1470, nos recibe con una ventisca de arena que se fija como una segunda piel y nos deja impregnados de buena energía. No se prive de conocerlo.

El Tiempo / Fotos: Juan Manuel Vargas


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