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lunes, 22 de enero de 2018

Planes sencillos e inolvidables para conocer las islas de Holanda

Playas vírgenes, aire puro, dunas, deportes, buena mesa y arte es lo que ofrecen estos lugares.

Isla de Texel

Cuando se habla de Holanda, enseguida vienen a la mente postales como los canales, los cafés y los museos de Ámsterdam, el puente Erasmus de Róterdam o los campos de tulipanes y los molinos de viento Kinderdijk, pero en las costas de su zona norte existe una histórica región que guarda inolvidables sorpresas para el viajero.

Se trata de las islas holandesas, que ofrecen “un paisaje y una naturaleza perfectamente conservadas, con playas vírgenes de arena fina y pueblos idílicos”, según explica Soraya Gabriel Minguito, gerente de relaciones públicas de la Oficina de Turismo y Congresos de Holanda (NBTC).
La NBTC (www.holland.com) ha seleccionado cinco islas muy diferentes entre sí, pero con un indudable encanto, donde se puede disfrutar de interesantes planes turísticos, como complemento de las visitas a los innumerables atractivos que ofrece este país en su parte continental y urbana.

Tres de las islas, Schiermonnikoog, Ameland y Texel, son parte del ‘collar de cinco perlas’ que conforman las islas holandesas del mar de Wadden.

Algunas están deshabitadas y su paisaje va cambiando debido a la influencia de la erosión, las mareas y las corrientes marinas, según la organización Wadden Sea World Heritage (WSWH), una entidad que gestiona distintos proyectos de protección y difusión del mar de Wadden, con una extensión de unos 2.550 kilómetros cuadrados y declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Las otras dos islas, Pampus y Vuurtoreneiland, forman parte del mar interior IJmeer, “como suelen referirse a él los holandeses, ya que antes era mar pero se cerró con la construcción del dique de Afsluitdijk”, señala Gabriel a Efe. El Afsluitdijk conecta el norte de Holanda septentrional con la provincia de Frisia, con una longitud de 32 kilómetros, una anchura de 90 metros y una altura de unos 7 metros sobre el nivel del mar.

Sobre cuáles son las mejores épocas para visitar estas islas holandesas, Gabriel responde que Vuurtoreneiland tiene el atractivo de un restaurante que está abierto de mayo a diciembre, pero que lo ideal es recorrer las islas entre mayo y junio, cuando los días son más largos y se disfruta mejor de la naturaleza con un clima más favorable.

“Eso no quita que el otoño sea también una época muy buena para visitar estas cinco islas”, todo depende de los gustos y actividades que se vayan a realizar, subrayan desde la NBTC.
Caminata por las marismas
Para aquellos que buscan paz y tranquilidad, pero también practicar un poco de ejercicio con una dosis de aventura en medio de la naturaleza salvaje, la isla de Schiermonnikoog es la mejor opción.

Situada en la provincia de Frisia, esta isla solo se puede recorrer a pie, en bicicleta o en carruaje de caballos, ya que desde hace tiempo está prohibida la circulación de automóviles para los no residentes.

Una opción reservada para los más aventureros consiste en llegar a Schiermonnikoog practicando lo que los holandeses llaman wadlopen, es decir, caminar sobre las marismas.
La isla del arte
En otra de las islas más pintorescas del mar de Wadden también es posible disfrutar del arte. Durante el mes de noviembre, setenta artistas procedentes de Alemania, Dinamarca, Suecia y Holanda exhiben sus trabajos por toda Ameland.

Además, los visitantes pueden disfrutar de actuaciones nocturnas y talleres. También hay pesca, recorridos a caballo o en bicicleta y deportes varios, como triciclos de vela que pueden alcanzar los 40 kilómetros por hora en zonas de playa.
Un cordero exquisito
La isla de Texel, situada a tan solo un par de horas de Ámsterdam, es considerada por la NBTC uno de los mejores paraísos situados a orillas del mar de Wadden, ya que sus dunas vírgenes y sus hermosas y desérticas playas de arena blanca configuran un paisaje único y fascinante.

Además, Texel también es conocida por su gastronomía, ya que allí se cría una afamada raza de corderos que, al alimentarse en prados de suelo salino, presentan un extraordinario sabor.
Algo de historia
Otra opción muy cerca de Ámsterdam, y a donde se puede llegar en ferri, es la isla fortificada de Pampus. La fortificación data de finales del siglo XIX y formaba parte del plan militar concebido para defender la ciudad de los ataques extranjeros a través del río Ij. Fue ocupado por los alemanes durante la II Guerra Mundial, para después caer en decadencia.

En 2011 se reabrió en su nueva condición de primer Centro Nacional de Visitantes de la Línea de Defensa de Ámsterdam.
Cenar en una isla desierta
También muy cerca de Ámsterdam se encuentra Vuurtoreneiland (Isla del Faro), una ínsula desierta en la que es posible vivir una experiencia culinaria única, la de cenar en una reserva natural, rodeados de animales y de naturaleza salvaje.

El restaurante, ubicado en el fuerte, ofrece un menú de cinco platos que cambia cada mes: pescado, carne y verduras, todo suministrado por proveedores locales y cocinado con sumo cuidado en fuego de leña.
El Tiempo
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