Antes que nada se debe imponer una premisa para hacer que la ida a nuestro destino o el regreso a casa sea de la mejor manera: hay que tener paciencia, esa cualidad que a muchos hace falta y otros pierden cuando se ven excedidos por situaciones agobiantes. A todos vale aclararles algo: sin paciencia, el arribo a destino va a ser agotador.
Ahora bien, además de esta cualidad, hay una cierta cantidad de objetivos por cumplir que llamaremos las ‘normas de etiqueta a bordo’. Estos pasos y puntos para tener en cuenta son cuestiones básicas y que para muchos podrían resultar una obviedad, pero para otros no tanto. Veamos cada momento.
‘Check in’
Hasta el instante en que se ingresa al aeropuerto y el viajero se dirige a los mostradores en los que un agente asigna un asiento y se despacha el equipaje puede tener sus complicaciones.
Si se trata de un vuelo internacional, los viajeros suelen ir cargados y volver con aún más bultos. Para evitar que las filas largas y cargadas interrumpan la agilidad que debe haber en el proceso, es importante haber pesado nuestras maletas y estar listos para no demorar al resto. Viajar es una experiencia única y de disfrute, pero no hay que olvidar que, como nosotros, otras familias no tienen por qué soportar cómo otros turistas se echan al piso a desarmar valijas, atentando contra el dinamismo del procedimiento simplemente porque no se planeó bien antes.
SeguridadSi se trata de un vuelo internacional, los viajeros suelen ir cargados y volver con aún más bultos. Para evitar que las filas largas y cargadas interrumpan la agilidad que debe haber en el proceso, es importante haber pesado nuestras maletas y estar listos para no demorar al resto. Viajar es una experiencia única y de disfrute, pero no hay que olvidar que, como nosotros, otras familias no tienen por qué soportar cómo otros turistas se echan al piso a desarmar valijas, atentando contra el dinamismo del procedimiento simplemente porque no se planeó bien antes.
Ya con tiquetes de abordar en mano, el viajero va hacia los controles de seguridad. De nuevo, la previsión es clave para evitar demorar filas y generar malos ratos. Viajar cómodo y preparado para estos procesos es elemental; entonces, ¿cómo se debería hacer? En el control, hay que intentar no ir cargado de elementos metálicos, pues estos detalles ralentizan el paso al tener que pasar una y otra vez por el detector, hasta no tener nada. A menos que seamos Wolverine de los X-Men, probablemente solo tengamos encima llaves, monedas, celular o algún accesorio que active el detector, pero no un cuerpo hecho de adamantium: anticípese y vacíe sus bolsillos antes de que le toque su turno. Además, es bueno saber que los agentes de seguridad probablemente nos pidan que nos quitemos los zapatos; entonces, ¿para qué viajar con zapatos llenos de hebillas, cordones, que, encima, nos molestarán arriba del avión?
Migraciones
Este paso puede ser muy simple y rápido, siempre y cuando tengamos preparada la documentación que ya se sabe que nos van a pedir. Si se trata de personas mayores de edad, documento o pasaporte en mano según el destino; y si una familia viaja con menores de edad, se necesitará, aparte del documento o pasaporte, el permiso o partida de nacimiento del niño. El control es parte del viaje, no es necesario vivir el momento como un interrogatorio en una película de espías, tan solo es necesario decir a dónde vamos y por qué con la naturalidad que eso implica.
Embarque
Aquí comienza lo que para muchos es el inicio de la convivencia. En la puerta de embarque, generalmente unos cincuenta minutos antes del vuelo, los agentes de la aerolínea llaman por altoparlante a quienes tienen derecho a embarcar primero. Estos son: discapacitados, familias con bebés o niños, personas que viajen en clase ejecutiva y miembros prémium de la aerolínea. Todo pasajero tiene derecho a hacer la fila que quiere antes de embarcar, el problema se presenta cuando se insulta o se mira mal a quienes pasan primero, aun cuando son quienes tienen derecho a hacerlo. Volveremos al punto del principio: paciencia. Los insultos o malos tratos no nos llevarán a ningún lado, y menos antes de un vuelo largo.
Asiento
Una vez embarcados, nos recibirán los auxiliares de abordo e indicarán dónde sentarnos. Primera regla que, dentro del avión, suelen romper por el capricho de que no nos gusta donde nos tocó y genera los primeros conflictos entre los que deberán convivir por horas. Si es un error, a disculparse y a encontrar el asiento que está marcado en nuestro tiquete de abordar.
Compartimentos
Los compartimentos se comparten, de ahí viene la palabra. Adueñarse del espacio con mochilas y carteras (que deberían ir debajo del asiento) genera un problema para el resto.
Apoyabrazos
El bendito apoyabrazos es una herramienta que todo viajero quiere usar para estar más cómodo, pero lo cierto es que ambos –cuando hablamos de asientos para tres personas– (sí, ambos apoyabrazos) deberían ser para el pasajero en el asiento del medio. Ese pasajero no tendrá ventana en la cual apoyarse ni pasillo para estirar las piernas, así que lo menos que podría recibir son los apoyabrazos.
La hora del sueño
Si se trata de un viaje de muchas horas, probablemente queramos dormir. Ahora bien: hay que intentar respetar el espacio personal. Los asientos suelen ser reducidos en la clase turista, pero eso no es motivo suficiente para desparramarse sobre quien tengamos al lado y convertir así el sueño del otro en una pesadilla.
Baños
En los vuelos de larga distancia, los aviones están preparados con dos baños para los pasajeros de la clase ejecutiva y cuatro para los de clase económica. Para evitar molestias, lo ideal es conocer cuándo es conveniente ir y cuál es el baño que nos corresponde según nuestra ubicación en la aeronave. Además, entendamos que es un espacio compartido con decenas, por lo que es por lo menos una gentileza ser limpios para cuando otro quiera usarlo. Otra gran recomendación: por el amor del dios que más les guste, no vayan en medias al baño. Antes de hacerlo, deténganse a pensar qué pudo haber caído en ese suelo luego de que (al menos) 50 personas hayan pasado por ahí.
Hijos
Los niños son maravillosos, pero cuando no saben comportarse durante largas horas y dentro de espacios reducidos suelen ser una molestia para quienes buscan descansar. Queridos padres: la mejor opción es salir preparados. Si conocen a sus hijos, sabrán si con una película del avión estarán satisfechos o si es mejor montar un operativo de elementos para mantenerlos entretenidos. Para quienes viajan sin niños, volvemos al punto uno: paciencia. No es fácil viajar con menores, hay que saber entender que ciertas situaciones están fuera de nuestras manos.
Instrucciones
Los auxiliares de a bordo no están únicamente para servir la comida. Si en situaciones de turbulencia el piloto enciende las luces para abrocharnos el cinturón, hay que hacer caso. Nunca falta el pasajero que apenas nos alertan de que debemos mantenernos quietos, deciden ir a dar una vuelta por el avión. Las faltas de respeto solo pueden llevar al viajero a tener accidentes evitables.
Aterrizaje
Un mensaje del capitán por altoparlante nos avisará que estamos cerca de tocar tierra. La ansiedad de aquel que cuando apenas se aterriza se eyecta del asiento para tomar sus objetos personales es violenta y molesta. Una vez más, los mensajes lumínicos no son parte de la decoración, sino medidas para preservar la seguridad de los tripulantes. Pararnos a los codazos antes de que se abran las puertas no nos permitirá llegar antes a nuestro hotel, como si se tratara de una carrera por llegar primero al control aduanero: sangre, sudor y lágrimas. ¿Todo vale? No, claro que no. Por eso resaltamos de nuevo volver al punto uno: paciencia.
El Tiempo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario