Grecia, cálida y mediterránea, siempre recibe a quien la visita con los brazos abiertos y mucho que ofrecer: una gastronomía exquisita, unos paisajes inigualables, una mezcla de culturas que sólo podía darse en ese punto justo entre Oriente y Occidente...
Analizamos por qué será uno de los destinos que triunfe en 2018, y uno de los que más te enamore.
1. POR SU APETITOSA COCINA
Sabrosa,
equilibrada y muy variada. Así es la cocina griega, que, pese a los
tópicos que se han exportado, es mucho más que queso
feta y tzaztiki.
¿La base? Un producto de calidad que, en su mayoría,
sale de explotaciones sostenibles de las tierras del país. Y para
muestra, un botón: el número de granjas orgánicas aumentó un 885% entre
2000 y 2007, el incremento más alto dentro de
la Unión Europea.
Además, en el país heleno parece que eso de la comida
rápida no ha llegado a calar del todo y, vayas donde vayas, es fácil
encontrar tabernas
de comida casera con platos
tradicionales servidos con el
amor de una γιαγιά, basados en la materia
prima local y la cocina de
temporada.
El pan, claro, nunca falta en la mesa, ¡y qué pan...! "Así debían ser las hogazas que se comían hace cuarenta años", pensarás, mientras dudas de si acabarte la cestita antes de que
llegue el primer plato y la riegas con exquisitos vinos de cientos de años de historia.
Para las sobremesas, que aquí son tan largas como en
España, hay también donde elegir: tsipouro, masticha, ouzo o cualquiera de
los licores típicos de la zona en la que te encuentres, sin olvidar el amor que
prodigan los griegos al café. Especialmente, adoran el frappé, la variedad
fría y batida de esta bebida, que se deleitarán en consumir incluso a
menos dos grados, sentados en grandes grupos de amigos en mesitas que miran
hacia la calle.
Ah, y no te extrañe que, al terminar la comida, te
sirvan un postre aunque no lo hayas pedido: pronto entenderás que no sólo cocinan con el amor de una
yaya: también te quieren 'cebar' como lo harían
ellas...
2. POR SU DESARMANTE HOSPITALIDAD
Con esa imagen de las abuelas llegamos a otro punto básico de la personalidad helena: la hospitalidad. Absolutamente todo el mundo se preocupará por tu bienestar, desde el cajero del supermercado hasta esa señora que te encuentra por la calle mirando un mapa con cara obtusa.
"Este es un infeliz que viene perdido y es necesario socorrerle, pues todos los extranjeros y pobres son de Zeus", escribió Homero en La Odisea, donde ya se dejaba patente este rasgo de la personalidad helena.
Asimismo, los griegos, comunicativos y afables, adoran su país y, por ende, les encanta que la gente vaya a visitarlo, así que no perderán la oportunidad de informarte de todo lo que se les ocurra acerca de su tierra. Si, además, aprendes dos o tres palabras en su idioma, terminarás de conquistarlos.
3. POR SUS EXTRAORDINARIOS PAISAJES
Grecia es un país de tan sólo diez millones de habitantes, que ocupan alrededor de 132.000 kilómetros cuadrados (para que nos hagamos una idea, España ocupa unos 505.000).
Sin embargo, su posición en el mapa hace que cuente con muchísimos paisajes diferentes, capaces de proveer al viajero con opciones de todo tipo.
Para empezar, están sus proverbiales playas, conocidas por la pureza de sus elementos y bañadas por las tranquilas aguas del mar Egeo, el Jónico y el Mediterráneo.
Hay quien se enamora de las 227 islas habitadas que posee y de su vida coqueta, con esos pueblecitos blancos que no nos cansamos de ver en las fotos.
También está quien apuesta por disfrutar de la naturaleza prácticamente virgen de sus bosques montañosos y sus villas rurales, lo que es fácil de hacer en prácticamente cualquier punto del interior, ya que el 75% del país está cubierto por macizos.
Por supuesto, hay estaciones de esquí para quien busque nieve, largos ríos y enormes lagos para quienes prefieran los deportes de agua, y horizontes de extrañas formaciones rocosas para los amantes de las estampas singulares.
Sólo tienes que elegir lo que te apetece y Grecia pondrá sobre la mesa sus muchas y maravillosas opciones para unas vacaciones perfectas.
4. POR SU EXULTANTE IMAGINACIÓN
En Grecia, todo tiene una historia. Y además, una excepcional. Si vas a Pelión, te dirán que los argonautas, aquellos héroes comandados por Jasón que navegaban en busca del vellocino de oro, arribaron a sus playas, vigilados desde lo alto de la montaña porlos dioses.
Si te encaminas hacia la cueva de Melissani, sabrás que recibe su nombre por unaninfa enamorada del semidiós Pan, y que se suicidó ahogándose por culpa del amor no correspondido.
En el país heleno, es imposible hallar un recodo de tierra sin una apasionada leyenda detrás, lo que, sin duda, le otorga un matiz imaginativo irresistible al viaje. ¡Sobre todo, si vas con niños/as!
5. POR SER LA CUNA DE LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL
Todo el mundo sabe que la Acrópolis más famosa del
mundo está en Atenas, pero ¿y si nos paramos a pensar lo que esto significa?
Estamos hablando de una ciudad que se construyó en el siglo V antes de Cristo, y que dibujó la
trayectoria de nuestra Historia, nuestro
pensamiento, nuestra cultura y hasta nuestro arte.
La época helénica lo cambió todo, y plantó las bases
de la sociedad en la que
vivimos hoy en día, así que se hace necesario pasear por sus muros y columnas reflexionando acerca del milagro que supone que sigan aún en pie, con un escalofrío en la piel y un nudo de emoción en la garganta.
Grecia atesora centenares de monumentos
clásicos, posee muchísimos ejemplos interesantes de otras etapas
históricas y expone en sus museos todo aquello que pasamos por encima en los libros de
texto pero que hoy, con la experiencia que da la madurez, nos
fascina y conmueve a partes iguales. Y sólo por ese estremecimiento
de asombro, ya merece la pena el viaje.
6. POR SU INTERESANTE MEZCLA CULTURAL
Europa, Asia y África han dejado su huella en este país estratégicamente situado en medio de los tres continentes, así que su cultura y sus tradiciones resultan variadas y únicas para el visitante extranjero. Es fácil deleitarse con su delicada artesanía, sus bellísimos trajes folclóricos, su distintiva arquitectura, sus llamativas costumbres...
Como ya hemos dicho, los griegos están muy orgullosos de su país, así que no hay que indagar mucho para encontrarnos con estos elementos, que aparecerán sin que uno los busque. Por ejemplo, en la música que sale por los altavoces de cualquier restaurante, que, probablemente, será tradicional -o muy basada en la tradición-. Aunque, eso sí, ¡no es fácil oír ninguna melodía debido al ruido que se forma cuando hay más de dos griegos juntos!
También es curioso apreciar su devoción religiosa, que provoca que las misas de los domingos sigan llenas -a diferencia de lo que ocurre en España-. Y asombra su afán por saltarse las leyes y seguir fumando dentro de cualquier establecimiento, así como su ánimo de ponerse a bailar en cuanto tienen ocasión...
7. POR LA VIBRANTE VIDA DE SUS GRANDES CIUDADES
Sea la hora que sea, encontrarás siempre ambientazo en ciudades como Atenas y Tesalónica. Allí se agolpa una juventud sorprendentemente creativa que está cambiando las reglas del juego del país a golpe de empuje y emprendimiento. No se rinden, ya sea para acoger refugiados, para organizarse en comunidades autogestionadas o para llenar de nuevos comercios barrios que estaban deshabitados.
La crisis, que tan duramente azotó el país y de la que aún se dejan sentir los efectos, no ha servido para que los griegos se amedrenten, sino todo lo contrario.
Una vez repuestos del golpe inicial, se han reinventado y, sobre todo, han hecho lo que mejor saben hacer: pasarlo bien y llenar de jolgorio cafés y restaurantes, vivir la calle y con ello, crear un ambiente festivo en el que te sentirás bienvenido y más que animado para disfrutar de largas noches eternas, de esas que recordarás, como en una ensoñación, una vez que vuelvas a casa...
Traveler
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