Según las últimas estadísticas de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), el número de pasajeros transportados en 2018 fue de 4,3 mil millones. Esta cifra va en aumento cada año e incluso prevén que se duplique de aquí al 2030. Y aunque el viaje es considerado una de las actividades favoritas del ser humano, con frecuencia la experiencia de los pasajeros en los aeropuertos dista mucho de ser placentera.
Un ejemplo claro son las colas interminables en los controles de seguridad, lo cual disminuye la percepción de un viaje divertido. La buena noticia es que ya existen innovaciones tecnológicas que están siendo implementadas en varios puntos de entrada de aeropuertos alrededor del mundo.
Un viaje sin tropiezos
Hace solo unos años, desplazarse por el aeropuerto sin tener que sacar el pasaporte o la tarjeta de embarque en cada control de seguridad no era más que una idea loca. Hoy, ya es posible en varios aeropuertos de todo el mundo, en los que la biometría y sistemas de gestión de identidadpermiten a los viajeros simplificar al máximo el proceso de embarque.
El aeropuerto Changi de Singapur es un brillante ejemplo de cómo un aeropuerto puede reinventarse para agilizar el tránsito de viajeros. Junto con Idemia, especialistas en tecnología biometríca, la entidad gestora del aeropuerto de Changi consiguió reducir los tiempos de espera, mejorar la experiencia general del viajero y saltar a la escena internacional como mejor aeropuerto del mundo por séptimo año consecutivo. Unas ventajas que se trasladan tanto a los pasajeros como a las aerolíneas y a los aeropuertos.
Ventajas en todos los frentes
Para los viajeros, el tránsito por el aeropuerto es más fluido y rápido y con menos estrés: sin atascos, ni tiempos muertos y sin necesidad de sacar la documentación cada 3 minutos. En su lugar, la revolucionaria tecnología de Idemia capta los datos biométricos del pasajero (rostro, iris, huellas dactilares) para recuperarlos en cada control (seguridad, facturación automática, embarque, zona de descanso, etc.).
Para los aeropuertos, esta agilización del tránsito facilita la localización de los pasajeros, lo que reduce los tiempos de procesamiento en salidas y llegadas, mejorando los tiempos de escala. Esto también aumenta la calidad del servicio y la seguridad, así como la clasificación del aeropuerto.
Para las aerolíneas, la solución tecnológica de Idemia promueve la satisfacción y lealtad de los pasajeros, a la vez que supone menores tiempos de espera, al agilizar los procesos de identificación y embarque.
Seguridad y privacidad
Los datos biométricos de los pasajeros constituyen información privada y sensible que aeropuertos y aerolíneas deben tratar aplicando medidas de seguridad estrictas. Las fugas de datos en 2018 de las dos redes sociales más populares afectaron a más de 90 millones de usuarios. Tales fugas pueden tener efectos demoledores en la reputación de un negocio, independientemente de las importantes pérdidas económicas que pueden causar. Para los pasajeros, esta fuga de datos puede acabar en fraude o en una potencial usurpación de identidad.
De acuerdo con datos de la OACI, el 65 % de los pasajeros está dispuesto a facilitar su información personal (direcciones de destino, fotografía, etc.) para agilizar los trámites en el aeropuerto, el 45 % de los pasajeros aéreos se decanta por la identificación biométrica en sustitución del pasaporte, y al 56 % le gustaría hacer un seguimiento de su equipaje.
Los números no mienten, y estos muestran que existe la necesidad de una mayor simplificación de los trámites aeroportuarios. Si algo ha demostrado la colaboración entre el aeropuerto Changi e Idemia es que la tecnología es fundamental a la hora de simplificar al máximo nuestros trayectos, a la vez que proporciona, tanto a inversores privados como a pasajeros, la seguridad y tranquilidad que todos buscamos. Ya solo nos queda embarcar tranquilamente y volar a nuestro destino.
El Espectador
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