Se utiliza este termino para identificar la azotea de una construcción que esta parcial o totalmente cubierta por vegetación.
Los techos verdes también llamados techos verdes, filtran contaminantes
y CO2 de la atmósfera, actúan como barrera acústica, pueden cultivarse
para consumo, mejoran la climatización del edificio, filtra metales
pesados del agua de lluvia y cuida la biodiversidad en las zonas
urbanas.
Los techos vivientes se clasifican en intensivos, "semi-intensivos" o extensivos,
según la profundidad del medio de cultivo y del grado de mantenimiento
requerido. Los jardines en los techos tradicionales requieren un espesor
de suelo considerable para cultivar plantas grandes y césped
tradicional, se los considera "intensivos" porque requieren mucho trabajo, irrigación, abono y otros cuidados.
Los techos "extensivos", en cambio están diseñados para requerir un mínimo de atención,
tal vez desmalezar una vez al año o una aplicación de abono de acción
lenta para estimular el crecimiento. Se los puede cultivar en una capa
muy delgada de suelo; la mayoría usa una fórmula especial de compost o incluso de "lana de roca" directamente encima de una membrana impermeable.
Otra distinción importante son los techos horizontales o con pendiente.
El declive de estos últimos reduce el riesgo de mal drenaje del agua,
si bien presenta también mayores problemas para mantener húmeda la
tierra.
Los edificios tradicionales absorben la radiación solar y
después la emiten en forma de calor, haciendo que las ciudades tengan
temperaturas por lo menos 4° C más altas que las zonas circundantes. Un
estudio realizado en 2005 por Brad Bass de la universidad de Toronto
demostró que los techos verdes reducen la pérdida de calor y el consumo de energía en invierno.
En un estudio reciente sobre el impacto de estructuras verdes en la
zona de Manchester los investigadores comprobaron que los techos verdes
ayudaban a bajar las temperaturas especialmente en zonas urbanas.
Las cubiertas ajardinadas incorporan bajo la tierra una lámina geotextil
antirraíces para evitar que filtraciones de arena puedan obstruir los
drenajes, así como para impedir que las raíces de las planta puedan
dañar los elementos inferiores de la construcción. También suelen
incorporar paneles de nódulos, que poseen relieves en forma de botón
donde pueden embalsar una pequeña cantidad de agua. De esta manera, las
plantas pueden acceder a esa reserva en temporadas secas. Bajo estas
láminas se ubica el aislamiento térmico (normalmente paneles rígidos)
para soportar el peso de la tierra y las plantas sin deformarse y la
lámina impermeabilizante del propio edificio.
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