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jueves, 18 de junio de 2015

Consejos para viajar a Europa, sin visa y sin muchos euros

Tenga en cuenta estos recomendaciones para que optimice dinero y aproveche mejor su tiempo.

París se recorre caminando o en bicicleta.

Con la noticia de la eliminación de la visa Shengen, medida que entrará en vigencia entre septiembre y diciembre de este año, muchos colombianos ya estarán haciendo planes para viajar a Europa.

Paula Cortés, presidenta de la Asociación Nacional de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), calcula que el incremento de nacionales en el Viejo Continente será del 20 por ciento.


En el 2014, añade, fueron 309.349 los colombianos que viajaron a Europa. España es el país más visitado, seguido por Alemania, Francia e Italia.

Estos son algunos consejos para que aproveche mejor su dinero y su tiempo a la hora de pasear por las bellezas europeas. Tenga en cuenta que solo podrá viajar sin visa en los 26 países del espacio Schengen.

Los papeles en regla

Ojo: el hecho de que eliminen la visa no significa que todos los colombianos tengan vía libre para ingresar a Europa. Así está contemplado. Cada país tiene la libertad de admitir o no a una persona, y las políticas migratorias son innegociables.

Para evitar inconvenientes, es mejor llevar todos los papeles en regla y a la mano: el tiquete con la fecha de regreso, un seguro de viaje que lo proteja ante eventuales emergencias (esto aplica para todos los viajes), la reserva del hotel donde se va quedar o los datos de la persona que lo va a hospedar y, obviamente, el pasaporte vigente. Le preguntarán cuánto dinero lleva para sus gastos y es posible que le exijan que lo demuestre. También le podrían pedir que enseñe sus tarjetas de crédito. La clave es demostrar que es un turista con toda la documentación del caso y que no tiene planes de quedarse.

Tiquetes, con tiempo

Llegar a Europa desde Colombia es la parte más costosa del viaje. Estando allí es fácil y económico moverse. Desde Bogotá salen vuelos directos a ciudades como Madrid, París, Lisboa, Ámsterdam o Frankurt. Desde cualquiera de estos puntos se puede conectar con cualquier otro destino europeo. Hace poco, Iberia empezó a operar una ruta circular desde Cali y Medellín hacia Madrid.

La clave es comprar los tiquetes con tiempo; con tres o cuatro meses de antelación puede encontrar tiquetes, ida y regreso, desde 1’400.000 pesos o más baratos. Todas las aerolíneas ofrecen promociones constantes, así que vale la pena suscribirse a sus comunicados y consultarlas constantemente. Hay viajeros expertos que aconsejan comprar pasajes después de la medianoche, pues a esa hora es cuando suelen aparecer las promociones.


Volar a bajo costo

Las aerolíneas de bajo costo mandan la parada en Europa. Vueling y Ryanair son muy buenas opciones, pues ofrecen tarifas realmente convenientes, incluso, de país a país. Por ejemplo, con dos o tres meses de antelación puede conseguir un tiquete de Madrid a Venecia desde los 30 euros (sí, leyó bien, 30 euros, unos 80.000 pesos colombianos).

Lo único que debe tener en cuenta es que no va a tener una silla asignada y que el equipaje de mano permitido será solo una pieza de máximo diez kilos. Si quiere llevar una maleta en bodega debe pagar un costo extra de entre 15 y 25 euros. Los trayectos entre los países europeos o dentro de cada país suelen ser cortos. Eso le permitirá optimizar el tiempo y disfrutar más de los destinos.

Debe tener en cuenta que la mayoría de aerolíneas de bajo costo salen y aterrizan en aeropuertos pequeños (no en los principales), que suelen estar alejados de los centros urbanos. Pero a todos se puede llegar por algún sistema de transporte público y a buenos precios. La clave es informarse con tiempo para saber cómo desplazarse.


¿Cuándo viajar en tren?

Europa cuenta con un completo sistema de trenes. Usted puede viajar en tren, de ciudad a ciudad entre un mismo país, o de país a país. Esta es una muy buena opción para quienes disponen de tiempo, pues los trayectos son largos.

Por ejemplo, de Madrid a París, el recorrido tarda hasta 13 horas. Las tarifas varían; se consiguen muy buenos precios reservando con tiempo, pero pueden llegar a costar lo mismo o más que un tiquete de avión. Una gran ventaja es que, en tren, se pueden disfrutar bellos paisajes y hay más espacio para el equipaje y son más cómodos que un avión. Son recomendables para quienes quieren ahorrarse una noche de hotel, pues algunos disponen de camas. Otra ventaja es para quienes tienen vacaciones largas, pues podrán comprar un Global Pass, que permite viajar hasta en 28 países europeos.

¿Cuál es la mejor temporada?

El clima es clave. Es mejor programar entre mayo y junio (primavera) para disfrutar de días soleados, largos ─el sol se oculta a eso de las 9 p. m.─ y más agradables. En junio comienza el verano y puede llegar a ser muy fuerte y hasta insoportable, pues las temperaturas pueden superar los 40 grados.

La temporada alta suele darse entre julio y octubre, que es cuando la mayoría de europeos salen de vacaciones de verano y aprovechan para viajar, lo que podría elevar los precios de aviones, trenes, hoteles y restaurantes.

Si desea mejores tarifas en todos los servicios turísticos, se recomienda viajar entre los meses de noviembre y marzo, que están considerados dentro de la temporada baja. Pero tenga en cuenta que en estas épocas ya ha llegado el invierno, que puede ser muy crudo. Los colombianos no estamos acostumbrados a soportar tan bajas temperaturas

El transporte local

Descarte los taxis, a menos de que lleve un presupuesto generoso o mucho equipaje. Las carreras pueden costarle una fortuna. Desde los aeropuertos europeos hay buses (o trenes) que conducen al centro de cada ciudad (o a los lugares más turísticos) o que conectan con el metro; incluso, hay algunos con estaciones de metro.

La clave es informarse con tiempo para que sepa qué hacer a la hora de aterrizar y no pase inconvenientes. Infórmese bien sobre la línea del metro en la que queda su hotel –o donde se vaya a hospedar– y compre un tiquete con varios pasajes para moverse en este sistema durante su estadía; así ahorrará mucho dinero. Hay tiquetes de metro que permiten, además, acceder al sistema de buses.


La mejor manera de conocer una ciudad es caminar. Solo hay que llevar zapatos cómodos, informarse con tiempo sobre los lugares para visitar y pedir un mapa, que distribuyen gratis en cualquier lugar. Las guías de viajes, que además venden en español, le servirán de ayuda. También vale la pena alquilar una bicicleta para dar un paseo.

Si está con familia o amigos y piensa visitar varias ciudades es muy conveniente alquilar un vehículo. El alquiler no es costoso, pero la gasolina, los peajes y los parqueaderos sí lo son. Sin embargo es la mejor opción cuando la idea es hacer un recorrido en grupo.

La alimentación

Muchos temen gastarse fortunas en comida en su estadía en Europa. Y bueno, eso puede pasar, pero la alimentación también puede ser muy económica. La clave es informarse sobre los restaurantes a los que van los locales, que cobran precios razonables y suelen ser mejores. Los turísticos o muy famosos son costosos. Vale la pena visitar los mercados, para probar lo mejor de la cocina local a muy buenos precios.


Otra opción es comprar panes, quesos, jamones y frutas en los supermercados y así improvisar un entretenido picnic en un parque o en un jardín. No sobra decir que en todo el mundo encontrará McDonald’s o Burger King, donde siempre se come barato. Sin embargo, al menos una vez, dese gusto y vaya a un buen restaurante y déjese atender a pedir de boca.

Caminar y aventurar

Las ciudades europeas están diseñadas para dejarse caminar y descubrir muy fácilmente. La mayoría de atractivos turísticos están ubicados en una estación de metro, y moverse en este sistema es muy fácil y económico.

No hace falta tomar una excursión. Con una buena guía, con los consejos de los amigos que ya han viajado a Europa y con las recomendaciones de los viajeros y blogueros expertos, será suficiente. Otra buena alternativa es aprovechar el sistema de bicicletas públicas de la mayoría de ciudades, que cobran muy barato. No pretenda conocer todo en un mismo viaje y descarte esos toures maratónicos que llevan a turistas a conocer 20 países en dos meses. Además de ser costosos, están limitados a agendas e itinerarios inamovibles.

Nada mejor que viajar despacio y a nuestro propio ritmo, de acuerdo con nuestros gustos e intereses. No tema perderse ni tema preguntar. Déjese llevar por su intuición. Todo hace parte de la aventura.



El alojamiento

Hay opciones para todos los gustos y presupuestos. Hoteles de lujo, unos más sencillos y hostales mucho más económicos, desde los 15 euros por persona la noche.
Todo depende de cuán dispuesto esté, por ejemplo, a compartir una habitación con desconocidos, en el caso de los hostales. Pero estos también son, además de económicos, una buena opción para hacer amigos.

Otra posibilidad es hacer uso de redes sociales como Couchsurfing, donde se puede conseguir un sencillo hospedaje, en el sofá de una casa, de manera gratuita y cálida.

Aproveche la tecnología

Hay aplicaciones que le permitirán administrar su viaje y que le servirán de guía para conseguir hoteles, restaurantes y excursiones, entre otros servicios. Muchas ciudades ofrecen ya wifi gratuito en sus zonas más turísticas.

Lo mismo sucede con hoteles y restaurantes. Pero si quiere estar conectado siempre, apenas llegue, en el mismo aeropuerto, puede comprar una tarjeta SIM o prepago local (las venden desde los 12 euros) que le brinda acceso a internet, minutos para llamar y un número para que lo contacten. Recuerde que el 'roaming' internacional es muy costoso.

La ventaja de estar conectado es que tendrá acceso a mapas, a GPS, a traductores de idiomas y a otros servicios en línea.

Sin embargo, no viva pegado al teléfono. Se podría perder grandes experiencias en el viaje.

Viaje liviano

Mientras más liviano de equipaje viaje, mucho mejor. Así evitará cargar con pesadas maletas y, en el caso de las aerolíneas de bajo costo, evitará pagar cargos extras.

Aprenda a viajar con lo estrictamente necesario para los días de su viaje. Recuerde que si se queda sin ropa limpia, allá podrá lavar en una lavandería o puede comprarse algunas prendas (y de paso se lleva unas buenas pintas).

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