Esta es una crónica de 'no más muestras de amor' anunciada. Millones de
candados marcados con los nombres de parejas enamoradas que los cuelgan
en las cercas metálicas de varios de los más bellos puentes de París,
para encadenarse simbólicamente tirando la llave al fondo del río Sena
que corre debajo, se han vuelto un peligro.
Siempre hay varias maneras de ver la realidad. Por un lado, el romance
de un gesto simbólico en la ciudad más romántica del mundo. Por otro,
más práctico, lo que significa en términos estéticos, visuales,
ambientales, de seguridad pública y económicos.
Millones de candados de todos los tamaños cubriendo cada espacio
posible en las vallas metálicas, afeando los puentes, poniendo peso para
el cual no están diseñados, contaminando el río con millones de llaves
tiradas al fondo, pero sobre todo convirtiéndose en riesgo para la
seguridad.
Con el peso abrumador de los candados las vallas ceden y los accidentes previsibles pueden ser mortales.
El año pasado, una de las barandas se desprendió pero no alcanzó a caer
y nadie sufrió daño físico. Imagine que una de ellas, pesando
toneladas, se rompe cuando hay turistas recargados en ellas. O cae sobre
uno de los barcos llenos de gente que navegan permanentemente en el
Sena.
La discusión al respecto es encendida entre quienes piensan que los
candados de amor son indispensables como símbolos para la imagen de la
ciudad del romance y quienes han luchado por años, -como la organización
Nolovelocks cuyo lema es 'Libere su amor, Salve nuestros puentes'- para
que sean no solo removidos sino prohibidos del todo so pena de multas y
cárcel para quienes violen la norma.
TOMAN MEDIDAS
Por fin, el Gobierno de París ha decidido poner fin a las discusiones y
esta semana procedió a quitar las barandas rellenas de candados del
bello y peatonal Pont des Arts, que es el más contaminado, y por el
resto del verano tener 'una intervención artística sin precedentes' por
parte de artistas de todo el mundo, antes de colocar paneles de
plexiglás definitivos e inmunes al amor en el otoño. Se calcula que el
Pont des Arts tenía más de un millón de candados que pesan unas 45
toneladas.
TODA UNA PLAGA
Los románticos pero tóxicos 'candados de amor', que se han convertido
en una plaga que afectan no solo los puentes sino otros monumentos de
Paris como la Torre Eiffel y se han extendido a otras ciudades de
Europa, no son, como muchos creen, una tradición milenaria como tirar
monedas en la Fontana de Trevi en Roma.
Comenzó hace aproximadamente una década en varios puentes históricos y parecía un símbolo tan tierno que atrajo cada vez más parejas deseosas de cerrar su amor con candado. Poco a poco se fue saliendo de control y, como sucede con muchas tradiciones 'genuinas' locales, fue 'descubierta' por diversos intereses en la industria turística.
El ritual 'secreto' del amor encadenado se convirtió en una atracción
masiva. Los recién casados del mundo empezaron a incluirlo en su paquete
de luna de miel, buses llenos de turistas paran cerca para permitir que
sus pasajeros se apresuran a colgar sus candados y tomar un selfi.
También evolucionó del puramente romántico a otros tipos de amor:
padres con sus niños que quieren dejar una muestra de su afecto
familiar; abuelos y nietos, primos, tíos y tías, sobrinos y sobrinas, y
entre amigos, ¿por qué no?
Aparte del Pont des Arts, una docena de otros puentes famosos,
incluyendo el Pont de l'Archevêché, las Passerelles Simone-de-Beauvoir y
Léopold-Sedar-Senghor y el canal Saint-Martin, están atiborrados de
candados y como extensión de vendedores ambulantes ilegales que cobran
entre 5 y 11 dólares por candado, bebidas, alimentos, marcadores y
recuerdos de Paris.
Por meses, la administración distrital había discutido medidas que no
parecieran insensibles con los sentimientos de la gente y con la
popularidad de esa declaración de afecto eterno, pero que permitieran
devolverle al Pont des Arts, creado a comienzos de 1800, su valor
histórico.
LA DECISIÓN DE LA ALCALDÍA
En el comunicado acerca de la decisión la alcaldesa de Paris, Anne
Hidalgo, explicó que la práctica crea problemas graves, "la degradación
progresiva de los monumentos del patrimonio público y un riesgo para la
seguridad de los visitantes, parisinos y turistas por igual".
Bruno Julliard, el diputado de la Alcaldía a cargo de la cultura, quien supervisó la remoción de las vallas, trató de ser sensible a los sentimientos de quienes han colgado candados diciendo que París sigue siendo "la capital del amor, la capital del romance", pero instó a la gente a encontrar otras maneras de expresar su amoroso fervor.
He aquí una pregunta al respecto: ¿El amor debe ser libre o encerrado con candado para siempre?
El Gobierno de París ha decidido poner fin a las discusiones y esta semana procedió a quitar las barandas rellenas de candados del bello y peatonal Pont des Arts.
El Gobierno de París ha decidido poner fin a las discusiones y esta semana procedió a quitar las barandas rellenas de candados del bello y peatonal Pont des Arts.
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