Esta isla y sus playas son el paraíso terrenal. Es de admirar el agua llena de luces y color.
Puerto Rico está promoviendo ante el turismo
mundial uno de sus secretos mejor guardados: la isla de Vieques. Ubicada
96,2 kilometros al sureste de San Juan –la capital del país–, sorprende
con playas solitarias de arena blanca, un mar esmeralda y con un
fenómeno natural que parece arte de magia: la bahía Mosquito; es un
lugar único donde el agua del mar comienza a verse luminosa cuando llega
la noche.
El océano ofrece un extraordinario espectáculo
acuático, pues comienza a brillar intensamente y sus aguas se vuelven
resplandecientes. Este increíble fenómeno ocurre gracias a los
microorganismos bioluminiscentes, que cuando se agitan liberan energía
en forma de luz. En otras palabras, brillan con una luminosidad azul
neón que se refleja con el menor movimiento sobre sus aguas; como cuando
los viajeros agitan la mano.
Pero Vieques no solo sorprende en las noches.
En el día, sus playas son el paraíso terrenal. La playa Sun Bay (o Bahía
del Sol) es una de las más recomendadas de esta pequeña isla, de 33
kilómetros de largo y 7,2 de ancho.
Allí, además de disfrutar del sol y de un mar
de aguas cálidas, es posible realizar todo tipo de actividades
acuáticas: desde caretear, bucear o surfear. Sun Bay es considerada una
de las cinco playas más lindas de Puerto Rico.
El Fortín Conde de Marisol –construido en
1855– y el faro de Punta Mulas son otros lugares que se pueden visitar
en este rincón puertorriqueño. La mejor opción para llegar es en avión,
tras un vuelo de 25 minutos desde San Juan.
El Tiempo
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