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martes, 15 de marzo de 2016

Un paseo por Taiwán: uno de los diez mejores destinos para conocer

Su clima templado favorece la gran variedad de ecosistemas naturales.

Taiwán, al que los portugueses llamaron Formosa ('hermosa'), es uno de los mejores destinos para viajar que existen en la actualidad

Bienvenidos a la República China de Taiwán en el año 105 de su fundación.

Atravesada por el trópico de Cáncer y con clima templado, su territorio está dominado por picos, cuencas, llanuras, colinas y otras formaciones naturales. Posee especies raras o en peligro de extinción como el salmón de Formosa, el mono de roca, el oso negro de Formosa y el faisán de Swinhoe. Y para el Foro Económico Mundial y la lista de Lonely Planet, Taiwán, al que los portugueses llamaron Formosa (‘hermosa’), es uno de los mejores destinos para viajar que existen en la actualidad.


Su cara natural se muestra en parques nacionales, áreas recreativas forestales y acantilados en la garganta de Taroko, y se disfruta con los más románticos amaneceres entre nubes de algodón en el lago del Sol y la Luna.

Pero, por encima de todo, está el pueblo que hace posible la estancia soñada, con gente encantadora y hospitalaria que batalla a diario por la limpieza, la cordialidad y el cuidado medioambiental. Hasta la recogida de basura se anuncia con Para Elisa, de Beethoven, cuando se aproximan los camiones por los distritos de su capital, Taipéi. 


Taipéi es turismo exquisito

Dos terceras partes de la isla son montañosas. Cinco cordilleras la atraviesan de norte a sur. Su pico más alto, con 3.952 metros, es el Yu Shan, en el que se ve nieve en medio de su clima tropical.

De sus 23 millones de habitantes algo menos de medio millón son de origen malayo-polinesio, y luchan por conservar su lengua y costumbres, y la mayoría del resto proviene de la emigración china.

La libertad religiosa permite que convivan más de 12.000 templos erigidos para el taoísmo, budismo, protestantismo y catolicismo, donde rezar, meditar o rendir culto a los ancestros.

Taipéi es el centro político, social, económico y cultural, y recibe al visitante con un calor tropical y un manto de humedad con mezcla de niebla. Desde su edificio más famoso, el rascacielos 101, se ven sus grandes avenidas rectilíneas y un sobrio y ordenado urbanismo.

Tiene una superficie de 272 kilómetros cuadrados y 2,6 millones de habitantes. Se habla chino mandarín, pero podemos hacernos entender en inglés, idioma obligatorio junto al materno en los colegios.

El Salón Conmemorativo Chiang Kai-shek, en Taipéi.


Entre sus rincones y lugares se destaca el Museo Nacional, que exhibe la mayor colección de arte chino del mundo.

Es un recorrido por 5.000 años de historia a través de 650.000 piezas que pertenecieron al Palacio del Emperador, en la Ciudad Prohibida de Pekín, y que fueron sacadas por Chiang Kai-shek y sus seguidores cuando su gobierno se trasladó a Taiwán en 1949, tras la toma del poder por Mao. La colección cuenta con pinturas de todas las dinastías, así como numerosas piezas de marfil, alfarería y bronce.

Esta ciudad es una muestra del milagro taiwanés, gracias a una combinación entre ingeniería, tecnología, diseño y artesanía, además de la cerámica, el vidrio y la madera.

Taipéi, que este año es Capital del Diseño Mundial, ofrece wifi gratuito en toda la ciudad, además de la posibilidad de adquirir la tarjeta Easycard, que nos facilitará disfrutar del transporte y actividades.
Tras un largo paseo por sus numerosos parques, que son aprovechados para hacer ejercicio o celebrar un picnic sin molestar ni ahuyentar a las especies autóctonas de aves y peces, se puede degustar variedad de frutas. No deje de probar la fruta de las esencias, llamada fruta de la pasión.

Es recomendable visitar la antigua tabacalera Songshan Tobacco Factory, que incluye una biblioteca y actividades culturales, además del memorial a Chiang Kai-shek y su vistoso cambio de guardia.

En el recorrido por esta urbe no debe faltar un paseo por el mercado nocturno de Huaxi (el callejón de la serpiente), donde se combinan, no siempre en equilibrio, sabores, olores y colores, ni dejar de ver o adquirir su artesanía, que a veces se funde con el alto diseño en las tiendas de moda, en las que está presente la seda con diseño del siglo XXI.

La Taipéi nocturna se disfruta desde discotecas ubicadas en sus rascacielos mientras se degusta una copa, es como una placa base gigante en la que miles de procesadores y chips dan luz y sentido al mundo tecnológico más avanzado.

De Tainan al lago

Pero Taiwán no solo tiene como atractivo a Taipéi. La localidad de Tainan fue su capital entre los siglos XVII y XIX, durante la dinastía Qing, y es la ciudad más antigua del país, por lo que conserva gran número de edificios históricos y es la cuarta urbe más poblada, abarrotada de coches, bicicletas y motos.
Es una población costera bañada por el mar de la China Meridional. Su clima subtropical favorece el crecimiento de orquídeas, arrozales y caña, y tiene islas menores alrededor, como isla Orquídea, y arrecifes de coral, que son sinónimo de aguas puras. En ella viven aborígenes que mantienen sus tradiciones y cultivan flores, especialmente orquídeas.

En el cabo de Yehliu, en los alrededores de la ciudad de Wanli, los visitantes pueden contemplar piedras de fascinantes formas.

En el cabo de Yehliu, al noreste, en los alrededores de la ciudad de Wanli, se puede visitar la Cabeza de la Reina, imagen icónica de la isla, que es parte de otras formaciones rocosas que conforman un paisaje geológico de alto valor, dentro del parque de Yehliu.

Se trata de una pequeña península que se adentra en el océano, donde los visitantes y la tradición popular han bautizado las piedras, muchas de las cuales que contienen fósiles, con nombres como nidos de abeja, rocas hongo, jengibre o rocas vela.

Los agentes atmosféricos, las olas y los tifones siguen y seguirán moldeando formas y figuras para el deleite de los turistas que visitan la zona a diario.

El centro geográfico o kilómetro cero de la isla lo ocupa el lago del Sol y la Luna. Tiene un perímetro de 33 kilómetros y es la mayor extensión de agua del interior de Taiwán. Se llama así porque la parte este tiene forma de sol, mientras que la mitad oeste se parece a la luna.

Sus aguas de color esmeralda y su entorno de montañas verdes hacen de este lugar un destino romántico para soñadas lunas de miel. En el centro del lago hay una isla llamada La Luz, antes isla de Jade.
Se puede ver desde las embarcaciones que ofrecen excursiones, pero no se puede visitar por ser un lugar sagrado, donde la tribu sao acude a venerar a sus ancestros.

Tampoco está permitido bañarse en el lago, salvo una vez al año, durante el Carnaval de Natación del Lago del Sol y la Luna, una carrera de 3 kilómetros que forma parte del calendario festivo del lago.

A menos de dos kilómetros está el Centro de Interpretación Villa de la Cultura Aborigen de Formosa. Allí, los aborígenes, con sus atuendos guerreros, reproducen su música y ofrecen comida típica de las tribus nativas de la zona.

El período colonial japonés introdujo el té negro, tan apreciado mundialmente, una variedad que se da bien en la zona gracias al microclima del lago, área en la que existe un centro de investigación de esta planta.
Además de las 300 clases de peces (que incluyen un salmón autóctono altamente apreciado), cuenta con una flora exuberante, con perales, melocotoneros, manzanos y diversos vegetales, además del ciruelo y su flor blanca, tomada por algunos como símbolo de la isla ya que, cuanto más frío hace, más florece, como una metáfora de supervivencia y lucha.

En Taiwán se cuentan más de 12.000 templos para el taoísmo, budismo, protestantismo y catolicismo.

En sus cercanías está el templo Wen Wu, único en Taiwán donde se puede ver una imagen o estatua de Confucio, y la Escalera del Año, con sus 365 peldaños que conducen hasta el lago.

Es muy aconsejable visitar isla Verde, a 33 kilómetros de la costa oriental taiwanesa, que fue penitenciaría y ahora destino cotizado, donde la cárcel se conserva como museo y referencia.

Si usted va

Tiquete aéreo Bogotá- Taipéi-Bogotá: desde 6’137.983 pesos, incluidos impuestos, tasas y cargos.
Dónde dormir: Una de las zonas más animadas de Taipéi y recomendada para alojarse es Zhongshan. Allí están las principales atracciones.

Qué comer: La cocina de la capital va de los puestos callejeros, que la elaboran con cuidada asepsia, a los grandes restaurantes, como el RAW, del famoso cocinero André Chiang. El país posee una cocina variada con la influencia de sus colonizadores.

Los ingredientes más comunes son arroz, trigo, maíz, cerdo, mariscos, soya, sésamo, pollo y ternera.

El Tiempo

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