España es un país relativamente pequeño, geográficamente hablando,
comparándolo a grandes gigantes como Estados Unidos, Rusia o China. Sin
embargo, y aunque los españoles piensen que conocen España a la
perfección, aún hay muchos rincones secretos que pocos conocen.
Cascadas en Orbaneja del Castillo, Burgos
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MINUBE/ESPACIOFOTOGRÁFICO |
Este pequeño pueblo burgalés de poco más de 40 habitantes esconde uno de los secretos mejor guardados de España: las cascadas de Orbaneja del Castillo.
En medio del pueblo se encuentra la Cueva del Agua, por donde fluyen
estas cascadas que desembocan directamente en el río Ebro. Sin duda, los
habitantes de este pueblo con encanto tienen una gran joya natural de
la que estar orgullosos.
Playa de las Furnas, A Coruña
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MINUBE/CAESE |
Cualquiera que vea esta imagen bien podría
pensar que se encuentra en alguna recóndita isla del sudeste asiático,
pero nada más lejos de la realidad: está en la localidad de Porto do
Son, a pocos kilómetros de Noia. La Playa de las Furnas, en la ría de Noia, sorprende a todo el que la descubre. Aquí se rodó la película Mar Adentro,
de Alejandro Amenábar; fue en esta playa en la que Ramón Sampedro
(vecino de Porto do Son) sufrió el accidente que le dejó tetrapléjico.
Templo budista Vajrayana Dag Shang Kagyü, Huesca
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MINUBE/CAROLINA MARTÍNEZ |
De nuevo esta foto podría transportarnos al
sudeste asiático pero, una vez más, este rincón se encuentra en plena
Península Ibérica. En la localidad de Panillo, Huesca, cualquiera se
sorprende de ver este precioso templo budista, el Vajrayana Dag Shang Kagyü,
que es ni más ni menos que uno de los templos budistas más importantes
de España. En él pueden alojarse los creyentes durante temporadas de
retiro espiritual.
Congost de Mont-rebei, Huesca-Lérida
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MINUBE/ADRIÁN MILLÁN |
No apto para viajeros con vértigo, el Congost de Mont-rebei
es un espectacular desfiladero entre las provincias de Huesca y Lérida
que deja boquiabierto a cualquiera. Enormes paredes de roca se elevan
sobre el río Noguera Ribagorzana, que divide ambas provincias. Es toda
una experiencia disfrutar del desfiladero tanto desde arriba, desde las
paredes; como desde abajo, desde el río, donde se puede practicar kayak.
Cala de Aigua Xelida, Girona
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MINUBE/FITO RODRÍGUEZ SERRANO |
En plena Costa Brava, entre los pueblos de Begur y Fornells (Girona), se encuentra la preciosa Cala de Aigua Xelida,
que es uno de esos tramos de costa a los que sólo se puede acceder a
pie (o en barco). El agua del mar se cuela entre las rocas de estos
espectaculares acantilados de formas caprichosas, dándole al lugar un
encanto especial.
Hayedo de Otzarreta, Vizcaya
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MINUBE/ANTONIO LORENZO |
El Parque Natural de Gorbeia alberga un pequeño bosque de hayas, el Hayedo de Otzarreta,
un lugar mágico en el que encontrar niebla es todo un privilegio.
Aunque es pequeño y se ve en poco tiempo, realmente merece la pena
visitarlo por su entorno, puesto que Gorbeia tiene mucho que ofrecer al
visitante.
Ruta de las Caras, Cuenca
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MINUBE/PABLO CANEPA |
A pocos kilómetros del pequeño pueblo de Buendía (Cuenca) se encuentra una obra de arte escondida en medio del bosque. Es la Ruta de las Caras,
una obra creada por los artistas Jorge Maldonado y Eulogo Reguillo hace
más de 20 años y que a día de hoy pervive. Se trata de un conjunto de
esculturas talladas en la roca, desde algunas pequeñas (de unos 30
centímetros) hasta otras de más de tres metros de alto. Asombroso.
Cala Sa Calobra, Mallorca
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MINUBE/MARÍA ÁNGELES |
Al norte de la isla de Mallorca se ubica la Cala Sa Calobra,
un precioso arenal situada junto a una pequeña población homónima. Tras
atravesar una sinuosa carretera que desciende entre los acantilados de
la Tramontana se llega finalmente a uno de los tantos paraísos que
esconden las Baleares: un lugar en el que se respira paz.
Bosque de Oma, Vizcaya
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MINUBE/NIKONISTA |
El Bosque de Oma,
en la Reserva Natural de Urdaibai (Vizcaya), es una obra de arte viva
en plena naturaleza. Pintada por el escultor y pintor Agustín Ibarrola
hace más de 30 años, cambia según el punto desde el que lo mires. La
ruta por el bosque es de unos ocho kilómetros, por lo que es el rincón
perfecto para pasar una mañana o una tarde de domingo.
Estación Internacional de Canfranc, Huesca
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MINUBE/JESÚS SÁNCHEZ BERMEJO |
Esta antigua estación de tren abandonada es un
rincón lleno de historia en el pirineo oscense. A pocos kilómetros de
Candanchú y de la frontera con Francia, la Estación de Canfranc
fue en los años 30 un enclave estratégico para los gobiernos de España y
Francia. A día de hoy se encuentra aún bien conservada, y merece la
pena recorrerla y descubrir sus viejos trenes y andenes.
Huffington Post
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