Los planes que no se puede perder en esta metrópoli sudafricana.
Natural, histórica y cosmopolita. Así es Johannesburgo, la ciudad más
grande y poblada de Sudáfrica que crece en medio de parques naturales,
rascacielos y lujosos centros comerciales, donde los viajeros pueden
gozar de un clima cálido gran parte del año.
Es una urbe en cuya área metropolitana viven unos nueve millones de personas y donde se puede pasar de un safari entre leones, jirafas, elefantes y tigres, a barrios llenos de arte, bares y tiendas de diseño. Todo eso, además de una amplia oferta hotelera: desde hostales para los mochileros, hasta hoteles de lujo.
En medio de su rica biodiversidad, los viajeros pueden hacer un safari en el Lion Park o visitar el Museo del Apartheid, un lugar para la memoria que recuerda el auge y la caída del régimen racista en Sudáfrica.
Otro lugar para visitar es Swoeto, un barrio a las afueras de Johannesburgo donde se encuentra el Museo Nacional Nelson Mandela y donde se recuerda al legendario líder sudafricano, ganador del Nobel de Paz.
Otros sitios turísticos para visitar -reseña Tripadvisor.com- son los parques Kruger (para safaris), Monte Casino Bird Park (para apreciar un espectáculo de aves) y Wondercave (una cueva profunda que está formada por estalagmitas).
No sorprende entonces que Johannesburgo sea cada vez más un destino apetecido por los extranjeros, no solo por su vasta extensión de zonas verdes, sino por su riqueza cultural y también artística. Y en cuanto a la movida nocturna, la ciudad se siente igualmente viva por todas partes”.
Experiencias únicas
Para disfrutar más a fondo de la ciudad, Maboneng Precinct es una
zona llena de arte, bares, clubes, tiendas de antigüedades y escenarios
urbanos con grafitis. Entre los sitios a visitar en este sector están
Industry Bar, el Museo Africano de Diseño, el Teatro PopArt
-lugar que es epicentro para las artes escénicas y comedia-, y Shakers
Cocktail, una cervecería que funciona en un jardín.Aquí no termina todo. Otro barrio que vale la pena visitar es Maboneng, la parte ‘hipster’ de la ciudad, con almacenes de ropa nueva y de segunda, tiendas al estilo retro, accesorios hechos a la medida, fábricas de estampados africanos, pastelerías, librerías y ventas de discos.
Por otro lado, conocida por su arte y arquitectura, Keyes Art Mile es una zona que se ha convertido poco a poco en punto importante a nivel internacional, pues cuenta con diferentes galerías y espacios de exhibición de arte.
Braamfontein es otro lugar para ir. Fue declarado township
(municipio, en español) durante la década de 1880. Tras la caída del
Apartheid (sistema de segregación racial), la vecindad sufrió un
terrible decaimiento. Sin embargo, con diferentes proyectos de
renovación urbana el área ha resurgido y, actualmente, es un importante
centro económico y de entretenimiento. Allí están el Puente Nelson
Mandela, el Complejo de Constitution Hill y Creative Spaces.
La transformación de esta zona le dio un toque pintoresco y luminoso. Bares, galerías de arte, hoteles, áreas estudiantiles y teatros acompañan la estadía de cientos de turistas, que encuentran un espacio perfecto para la diversión.
Entre las delicias locales se destaca la boerewor: una salchicha que se encuentra en todos los puestos de comida del país y, sobre todo, en los eventos deportivos. Otro plato típico popular es el bobotie: una suerte de pastel de carne dulce con pasas y otros frutos secos, con huevos horneados encima, reseña el diario El Comercio, de Perú.
También se puede deleitar el biltong: un snack de carne seca y salada, usualmente hecho de res, avestruz o antílope, que es utilizado también para ayudar a desdentar a los bebés. Y no se sorprendan si en un restaurante se encuentran con una cabeza de carnero que parece sonreír. Es otro plato local llamado smiley. Se sazona con sal, y mientras se cocina, los labios del animal se van encorvando hasta dibujar una sonrisa.
Johannesburgo es, sin duda, un destino que lo tiene todo.
El Tiempo
La transformación de esta zona le dio un toque pintoresco y luminoso. Bares, galerías de arte, hoteles, áreas estudiantiles y teatros acompañan la estadía de cientos de turistas, que encuentran un espacio perfecto para la diversión.
Compras y gastronomía
Por último está Parkhurst, espacio para las compras y las
experiencias culinarias. Aunque la zona es pequeña, la calidad de los
restaurantes hace que resulte confortable y que la visita sea muy
especial. Se consigue desde la cocina local hasta lo más selecto de la
gastronomía internacional.Entre las delicias locales se destaca la boerewor: una salchicha que se encuentra en todos los puestos de comida del país y, sobre todo, en los eventos deportivos. Otro plato típico popular es el bobotie: una suerte de pastel de carne dulce con pasas y otros frutos secos, con huevos horneados encima, reseña el diario El Comercio, de Perú.
También se puede deleitar el biltong: un snack de carne seca y salada, usualmente hecho de res, avestruz o antílope, que es utilizado también para ayudar a desdentar a los bebés. Y no se sorprendan si en un restaurante se encuentran con una cabeza de carnero que parece sonreír. Es otro plato local llamado smiley. Se sazona con sal, y mientras se cocina, los labios del animal se van encorvando hasta dibujar una sonrisa.
Johannesburgo es, sin duda, un destino que lo tiene todo.
El Tiempo
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