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viernes, 7 de noviembre de 2014

El cargador, las llaves... o la suegra: lo que olvidamos en la maleta o en el carro

Hay olvidos frecuentes y otros surrealistas. Esta encuesta es un retrato de lo que dejamos atrás al salir de casa 

El cargador, las llaves... o la suegra: lo que olvidamos en la maleta o en el coche

Los preparativos de un viaje pueden llegar a ser estresantes, causando pequeños olvidos en el equipaje como la crema solar o las toallas de la playa. Objetos imprescindibles pero, al menos, fácilmente reemplazables en el destino elegido. Sin embargo, ¿qué pasa cuando lo que te olvidas es a la abuela?

1 Los olvidos más habituales

Entre los olvidos más comunes se encuentra la ropa interior. Ocurre que, a la hora de organizar la maleta, elegimos cuidadosamente cada camiseta, pantalón o vestido que luciremos en las fotografías, pensando ya en dar un poquito de envidia a los familiares. Así, muchos llegan a olvidar que lo importante está en el interior, y al llegar a su destino se encuentran que no tienen ropa interior.

Otro objeto que se deja con frecuencia en casa son las gafas o unos lentes de repuesto, un olvido que puede convertir la Torre Eiffel en un gran amasijo de hierros sin nitidez ninguna. Casi siempre, la solución consiste en llevar las gafas de sol graduadas día y noche, tanto en el exterior como en un restaurante. Si los famosos lo hacen, ¿por qué no tú?

En el caso de las mujeres, abrir la maleta y no encontrar el neceser del maquillaje puede significar una pequeña crisis, ya que a nadie le gusta salir a cenar sin verse bien guapa en el espejo y esconder esas pequeñas imperfecciones.

2 Los que desesperan

Pero si algo se nos olvida en casa, se pierde, se olvida dónde se guardó o se esconde entre otras tantas iguales... son las llaves. Esas llaves que abren maletas y porta-equipajes, las llaves de los apartamentos alquilados o, incluso, las llaves del coche que no aparecen cuando se necesitan porque, en ocasiones, nuestro celo por no perderlas nos ha llevado a meterlas dentro de la propia maleta. Por ello, hay viajeros más previsores que prefieren evitar las llaves y utilizar claves para asegurar el contenido de sus maletas. Claves que, al llegar al destino, ya se han borrado de nuestra cabeza, reproduciendo en ocasiones la antigua y llegando a perder la paciencia.

Otro objeto cada vez más preciado y mejor guardado a la hora de hacer el equipaje son los cargadores de ordenadores, tablets y teléfonos; ya que durante las vacaciones hay que desconectar del trabajo, pero no de los amigos. Llegar a una playa idílica, sacar el teléfono para hacerse una foto y que tener un 2% de batería lo impida puede acabar convirtiendo las vacaciones en una búsqueda desenfrenada de un cargador que sirva para nuestro teléfono móvil.

3 De trabajo: el balón o la flauta

Competiciones deportivas o exámenes académicos en el extranjero suelen ser oportunidades únicas que llenan de nervios al viajero. Por ejemplo, una de las personas que respondió a la encuesta participaba en un torneo de fútbol en Alemania cuando, ya concentrado con sus compañeros, se dio cuenta de que sus botas se habían quedado en España. ¿La solución? Utilizar las de un compañero de banquillo, que gastaba un par de números más. Sin duda, un problema de cálculo a la hora de chutar a portería.

También se debió llevar un buen disgusto una joven música que viajó hasta Gotemburgo, en Suecia, para participar en las pruebas de la orquesta filarmónica, tras un duro proceso de selección. Ya en territorio sueco, descubrió que su flauta travesera había decidido no unirse al viaje.

4 Los documentos imprescindibles

Hay objetos sin los cuales es imposible confirmar una reserva de hotel o salir al extranjero. Hablamos, claro está, de documentos como el DNI, el pasaporte o los billetes; olvidos que tiran por tierra cualquier viaje, por muy bien planeado que esté.

Un caso muy curioso es el que dejó a una joven al borde de un ataque de nervios y casi a las puertas de su doctorado, ya que al viajar a Múnich para presentar el trabajo de fin de carrera, el USB que contenía todo el trabajo de un año se quedó en su ciudad de origen. Al menos, la joven supo salir del paso defendiendo su tesis ante un tribunal alemán sin ningún guión de apoyo.

5 Y la familia...

Y es que al final casi todo tiene solución, salvo que tu olvido no sea un objeto, sino una persona. Dejar de recoger a la abuela, olvidarte de tu novia, emprender el viaje sin la suegra o dejar atrás a tu hijo durante un descanso en una gasolinera son algunos de los olvidos que más problemas acarrearán en el futuro, a pesar de lo cómica que pueda parecer la situación.

Sin duda, los nervios previos a cualquier viaje nos llevan a cometer muchos olvidos al realizar el equipaje. Y eso que, como dice la sabiduría popular, las maletas se llenan de «por si acasos».

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