Guía para disfrutar de este paraíso, uno de los lugares más sorprendentes del planeta.
¿Se imagina 12.000 kilómetros cuadrados
de un terreno blanco formado por 11 capas de sal y enmarcado en un
intenso cielo azul? Pues existe y es uno de los lugares más
sorprendentes de la Tierra. Se llama salar de Uyuni y está en la región
altiplánica de los Andes, en el suroeste de Bolivia.
También conocido como salar de Tunupa,
es el mayor y más alto desierto de sal del mundo. Además, es dueño de
una de las mayores reservas de litio en el planeta y cuenta con
cantidades importantes de potasio, boro y magnesio. Esta aventura de
tres días comienza desde la ciudad boliviana de Cochabamba, aunque igual
puede empezar en La Paz o Santa Cruz. Los paquetes turísticos ofrecen
transporte, alojamiento, alimentación y excursiones, y los hay para
todos los bolsillos.
En este caso, seleccionamos un plan para
cuatro personas con transporte terrestre entre Cochabamba y Uyuni, vía
Oruro; dos noches de hotel, comidas y el tour al salar. Y el precio fue
de 250 dólares por persona.
Hay dos maneras de llegar a Uyuni: por
tierra o por aire. Los pasajes aéreos desde las principales ciudades de
Bolivia bordean los 400 dólares por persona, cuando se compran
anticipadamente. Por eso, la opción preferida es llegar en carro o bus
hasta Oruro y de ahí tomar el tren del sur hasta Uyuni (Bolivia no
cuenta con infraestructura terrestre que conecte sus ciudades
principales con esta maravilla natural). Así fue esta aventura hacia el
que es considerado uno de los destinos más interesantes y bellos del
mundo.
Comienza la aventura
A las 7 de la mañana nos recogieron en
el Gran Hotel Cochabamba para llevarnos a la terminal de transporte y
allí tomar el bus hasta Oruro. Nos espera un viaje de cuatro horas y
media. Hacia el mediodía llegamos a la capital del departamento de
Oruro, que está a 3.735 metros sobre el nivel del mar, tiene 260.000
habitantes y es conocida por ser zona minera y por sus coloridos
carnavales.
Una vez en Oruro, la guía asignada nos
llevó a un restaurante llamado Nayjama, con almuerzo a la carta. Muy
recomendado, la especialidad es el cordero.
De allí salimos rumbo a la estación de
trenes, y a las 2:30 p. m. retomamos camino. La experiencia del tren es
infinitamente mejor que la del bus. Hay dos clases: una seleccionada,
con calefacción, asientos amplios y asignados, y otra, que son cabinas
conjuntas. En el tren, además de baños, hay cafetería y todo permanece
limpio.
Como salimos de día, durante el
recorrido pudimos ver el lago Poopo, con un gran número de flamencos.
Desde el tren, el atardecer –con los paisajes de los Andes–, quita el
aliento.
Llegamos a Uyuni casi a las 10 de la
noche. La temperatura: dos grados centígrados. La ciudad tiene 30.000
habitantes y está en el departamento de Potosí, que limita con Chile y
Argentina. Allí, un nuevo guía que nos esperaba nos llevó al Hotel Los
Girasoles.
Un paraíso de sal
Usualmente, los tours al Salar comienzan
a las 10 de la mañana. El guía llegó en una camioneta 4 × 4 para ocho
personas y compartimos el día con otra familia. Los recorridos arrancan
en el cementerio de los trenes, a unos tres kilómetros de Uyuni.
Después nos llevó hasta la población de
Colchani, a 20 kilómetros de Uyuni. Allí tuvimos la oportunidad de ver
el proceso de trasformación casera de la sal y diversidad de artesanías
hechas con este elemento; también sacos, gorros y bufandas de lana.
De ahí emprendimos el viaje al salar. A
la entrada, un policía verifica que un guía experimentado vaya al
volante de la camioneta porque es muy fácil perderse allí. Son 12.000
kilómetros cuadrados de terreno de sal, sin ninguna señalización (no se
le ocurra alquilar un carro y llegar allí por su cuenta, no lo van a
dejar pasar).
Las primeras imágenes son de pequeñas
pirámides de sal, perfectas para pararse o sentarse en ellas y tomar
fotos. Luego, dos de los sitios más conocidos: la momia del Rally Dakar
–expedición de la que es parte Bolivia desde el 2014– y el Hotel de Sal,
que ondea banderas de diversos países.
Este hotel, hecho de bloques de sal y
catalogado como uno de los más extravagantes del mundo, tiene una tienda
de artesanías y una cafetería, donde los guías sirven la comida que han
llevado para sus turistas. Un dato: los baños no están en muy buen
estado.
Salimos de nuevo en el carro a la isla
Incahuasi. Y es que dentro de ese enorme panorama blanco de la sal hay
33 islas, de las cuales solo se pueden conocer diez. La más grande es
Incahuasi, cuyo punto más alto está a 3.822 m s. n. m. La isla está
rodeada de cactus gigantes que pueden medir hasta diez metros de altura.
Tienen más de mil años de antigüedad y crecen un centímetro cada año.
Si tiene buen estado físico, suba al
punto más alto de la isla. La vista es maravillosa. Eso sí, tenga
cuidado de no pincharse con los cactus o tropezarse con las enormes
piedras.
Ideal llegar hasta las pirámides de sal y
contemplar el atardecer, pues los tonos naranjas del cielo contrastan
con la blancura del terreno.
Si le gusta apreciar las estrellas, no
hay un mejor lugar que la oscuridad del salar de Uyuni para hacerlo.
Hable con su guía porque esta opción nos es parte de los paquetes
turísticos. Y si la noche está clara, pacte un precio con él y vuelva al
salar en la noche. No se arrepentirá.
Después de la cena fuimos a descansar al
hotel un rato y de ahí a la estación. Nuestro tren para Oruro salía a
la medianoche. Llegamos a las 7 de la mañana y de ahí tomamos un carro
privado que en cuatro horas nos dejó en Cochabamba hacia el mediodía de
nuestro tercer día de viaje. ¡Mucho cansancio, pero una inmejorable
experiencia de vida!
Si usted va
Planes. Se pueden
comprar en las agencias de turismo de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba.
Pregunte por la posibilidad de un carro privado para llegar y salir de
Oruro. La diferencia en dinero no es mucha, pero sí en comodidad..
Clima. En el sur del continente, la época de frío va de abril a noviembre y la de calor y lluvias, de diciembre a marzo. Si va en época de frío, lleve ropa térmica.
El Tiempo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario