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miércoles, 8 de junio de 2016

Curazao y su magia de colores

No se pierda este paraíso de playas, naturaleza y paisajes sorprendentes con planes para todos.


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Al llegar a Curazao surge la sensación de estar en el paraíso. Todo se ve perfecto: el mar Caribe plácido e infinito, con sus aguas cálidas color turquesa; las playas impecables, de arena blanca y suave, y una arquitectura que fascina: casonas pintadas de colores que evocan su herencia francesa. Y hoteles y resorts de primer nivel siempre dispuestos a complacer los caprichos de sus huéspedes.

Curazao tiene varias de las mejores palyas del Caribe. La isla ofrece planes para todos los gustos. Foto: Filiberto Pinzón Acosta

La mayoría de visitantes que llega a este paraíso caribeño lo hace por sus playas de arena blanca, largas, amplias y solitarias, ideales para disfrutar del sol y del mar.

Curazao cuenta con cerca de cuarenta playas y todas se caracterizan por su belleza. Las aguas cálidas son tan cristalinas que permiten ver cómo los peces de colores se mueven entre las piernas y los pies. Las más visitadas son Boca Santa Cruz, Caracasbaai, Jan Thiel, Jeremi, Kokomo y la isla de Klein. Curazao es reconocida por ser un destino ideal para la práctica de actividades acuáticas como el buceo y el esnórquel gracias a sus tranquilas aguas y a los arrecifes que revelan formaciones de coral de todas las figuras y colores posibles; esponjas, peces tropicales y un universo infinito de vida marina repleto de tortugas, rayas y langostas.

El 'jetlev' es una práctica que les permite a los turistas volar sobre el mar. Foto: Filiberto Pinzón Acosta

La gastronomía es otro atractivo. Incluye variedad de pescados como el pargo y el pez león, que se acompañan con salsas de frutas, fritos o guisados. Otra de las comidas típicas es la sopa de yambo, que está hecha de ocra, un fruto tropical.

La fiesta es otra de las atracciones de la isla. Hay una amplia variedad de restaurantes y bares que permiten disfrutar de una grandiosa comida y unos buenos tragos, dentro de los cuales se destaca el famoso Blue Curazao, el licor emblemático.

Quienes viajen en familia, con niños, no se deben perder el Acuario de Curazao y disfrutar de los espectáculos con delfines y lobos marinos. Toda la riqueza marina de Curazao se puede apreciar en este lugar. Y quienes quieran pueden vivir la experiencia de nadar con delfines.

El acuario de Curazao es un plan para disfrutar en familia. Foto: Filiberto Pinzón Acosta

Otra divertida opción es la granja de avestruces, donde se puede aprender sobre los simpáticos animales. Los más arriesgados tienen la opción de montarse sobre una de estas aves gigantes y dar una vuelta.

Una pintoresca historia

Curazao llama la atención con sus casonas de estilo holandés pintadas de colores pastel. Los tonos rosados, verdes y amarillos contrastan con el mar cristalino color turquesa que las rodea.


Pero este espectáculo de diversidad cromática no siempre fue así. Según relatan los historiadores ante los turistas, los colores que sobresalen hoy en la isla son el resultado de los dolores de cabeza del gobernador Albert Kikkert, a quien su médico le recomendó pintar las casas de colores suaves; se cuenta que el blanco intenso que las distinguía en esas épocas le estaba causando jaquecas. Tiempo después se descubrió que el doctor era dueño de una fábrica de pintura.

Cultura e historia

Los amantes de la historia deben visitar el museo de los esclavos Kura Hulanda, un lugar que habla sobre la cultura africana y que cuenta cómo la isla fue punto clave en la comercialización de esclavos.

Foto: Filiberto Pinzón Acosta

En este museo se pueden ver figuras elaboradas por los pueblos africanos, su vestimenta, peinados y tradiciones; también se les rinde homenaje a los líderes que se destacaron por la lucha contra la esclavitud y el racismo. Es un lugar donde se puede abrazar el pasado y entender la historia de Curazao.

Vale la pena visitar Curaloe, una plantación de aloe vera donde exhiben productos elaborados con esta planta. Visitar la fábrica de licor (Chobolobo) es otra experiencia que no puede dejar de vivir. Allí elaboran y venden el licor típico de la isla (el Blue Curazao). La bebida también se puede disfrutar en sabores como café, coco, chocolate y naranja.

Un plan sencillo y reconfortante es pasear por el centro de la isla, en donde se encuentra el puente Emma, una de las postales más famosas de esta antilla holandesa. En sus alrededores se pueden comprar ropa y suvenires y disfrutar de buenos restaurantes, bares y cafés.

La Granja de Avestruces es otro de los planes para disfrutar en familia. Foto: Filiberto Pinzón Acosta

Por último, no se pierda la visita a las Cuevas Hato, que tienen una extensión de 4.900 metros cuadrados. En estas cavernas se pueden apreciar increíbles formaciones en piedra caliza, piscinas naturales y cascadas.

Vale destacar la sofisticada y variada oferta hotelera de la isla. La mayoría de hoteles tiene acceso a playas y ofrece actividades de recreación y descanso para sus visitantes.

Curazao, como ya se ha visto, tiene de todo y para todos. Si aún no ha escogido su próximo destino, piense en Curazao y en su magia de colores.

Si usted va…

El único requisito que deben presentar los turistas colombianos para entrar a la isla es el pasaporte vigente.

Los curazoleños hablan en promedio cuatro idiomas: papiamento (dialecto nativo), holandés, inglés y español.


Los tipos de moneda utilizados en la isla son florines y los dólares estadounidenses.

Las playas de Curazao se conocen por su arena blanca, amplias y solitarias, ideales para disfrutar del sol y del mar.  Foto: Filiberto Pinzón Acosta

Escrito por Natalia Sarmiento / El Tiempo

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