No se pierda este paraíso de playas, naturaleza y paisajes sorprendentes con planes para todos.
Al llegar a Curazao surge la sensación de estar en el paraíso. Todo
se ve perfecto: el mar Caribe plácido e infinito, con sus aguas cálidas
color turquesa; las playas impecables, de arena blanca y suave, y una
arquitectura que fascina: casonas pintadas de colores que evocan su
herencia francesa. Y hoteles y resorts de primer nivel siempre
dispuestos a complacer los caprichos de sus huéspedes.
La mayoría de visitantes que llega a este paraíso caribeño lo hace por sus playas de arena blanca, largas, amplias y solitarias, ideales para disfrutar del sol y del mar.
Curazao cuenta con cerca de cuarenta playas y todas se caracterizan
por su belleza. Las aguas cálidas son tan cristalinas que permiten ver
cómo los peces de colores se mueven entre las piernas y los pies. Las
más visitadas son Boca Santa Cruz, Caracasbaai, Jan Thiel, Jeremi,
Kokomo y la isla de Klein. Curazao es reconocida por ser un destino
ideal para la práctica de actividades acuáticas como el buceo y el
esnórquel gracias a sus tranquilas aguas y a los arrecifes que revelan
formaciones de coral de todas las figuras y colores posibles; esponjas,
peces tropicales y un universo infinito de vida marina repleto de
tortugas, rayas y langostas.
Curazao tiene varias de las mejores palyas del Caribe. La isla ofrece planes para todos los gustos. Foto: Filiberto Pinzón Acosta |
La mayoría de visitantes que llega a este paraíso caribeño lo hace por sus playas de arena blanca, largas, amplias y solitarias, ideales para disfrutar del sol y del mar.
El 'jetlev' es una práctica que les permite a los turistas volar sobre el mar. Foto: Filiberto Pinzón Acosta |
La gastronomía es otro atractivo. Incluye variedad de pescados como el pargo y el pez león, que se acompañan con salsas de frutas, fritos o guisados. Otra de las comidas típicas es la sopa de yambo, que está hecha de ocra, un fruto tropical.
La fiesta es otra de las atracciones de la isla. Hay una amplia variedad de restaurantes y bares que permiten disfrutar de una grandiosa comida y unos buenos tragos, dentro de los cuales se destaca el famoso Blue Curazao, el licor emblemático.
Quienes viajen en familia, con niños, no se deben perder el Acuario de Curazao y disfrutar de los espectáculos con delfines y lobos marinos. Toda la riqueza marina de Curazao se puede apreciar en este lugar. Y quienes quieran pueden vivir la experiencia de nadar con delfines.
El acuario de Curazao es un plan para disfrutar en familia. Foto: Filiberto Pinzón Acosta |
Otra divertida opción es la granja de avestruces, donde se puede aprender sobre los simpáticos animales. Los más arriesgados tienen la opción de montarse sobre una de estas aves gigantes y dar una vuelta.
Una pintoresca historia
Pero este espectáculo de diversidad cromática no siempre fue así. Según relatan los historiadores ante los turistas, los colores que sobresalen hoy en la isla son el resultado de los dolores de cabeza del gobernador Albert Kikkert, a quien su médico le recomendó pintar las casas de colores suaves; se cuenta que el blanco intenso que las distinguía en esas épocas le estaba causando jaquecas. Tiempo después se descubrió que el doctor era dueño de una fábrica de pintura.
Cultura e historia
Foto: Filiberto Pinzón Acosta |
En este museo se pueden ver figuras elaboradas por los pueblos africanos, su vestimenta, peinados y tradiciones; también se les rinde homenaje a los líderes que se destacaron por la lucha contra la esclavitud y el racismo. Es un lugar donde se puede abrazar el pasado y entender la historia de Curazao.
Vale la pena visitar Curaloe, una plantación de aloe vera donde exhiben productos elaborados con esta planta. Visitar la fábrica de licor (Chobolobo) es otra experiencia que no puede dejar de vivir. Allí elaboran y venden el licor típico de la isla (el Blue Curazao). La bebida también se puede disfrutar en sabores como café, coco, chocolate y naranja.
Un plan sencillo y reconfortante es pasear por el centro de la isla, en donde se encuentra el puente Emma, una de las postales más famosas de esta antilla holandesa. En sus alrededores se pueden comprar ropa y suvenires y disfrutar de buenos restaurantes, bares y cafés.
La Granja de Avestruces es otro de los planes para disfrutar en familia. Foto: Filiberto Pinzón Acosta |
Por último, no se pierda la visita a las Cuevas Hato, que tienen una extensión de 4.900 metros cuadrados. En estas cavernas se pueden apreciar increíbles formaciones en piedra caliza, piscinas naturales y cascadas.
Vale destacar la sofisticada y variada oferta hotelera de la isla. La mayoría de hoteles tiene acceso a playas y ofrece actividades de recreación y descanso para sus visitantes.
Curazao, como ya se ha visto, tiene de todo y para todos. Si aún no ha escogido su próximo destino, piense en Curazao y en su magia de colores.
Si usted va…
Los curazoleños hablan en promedio cuatro idiomas: papiamento (dialecto nativo), holandés, inglés y español.
Los tipos de moneda utilizados en la isla son florines y los dólares estadounidenses.
Las playas de Curazao se conocen por su arena blanca, amplias y solitarias, ideales para disfrutar del sol y del mar. Foto: Filiberto Pinzón Acosta |
Escrito por Natalia Sarmiento / El Tiempo
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