Selva, playas, desiertos, una de las mejores gastronomías, personas cálidas, buena infraestructura vial y hotelera: Perú le abre sus puertas al mundo para ofrecer lo mejor que tiene: experiencias.
“Hay que replantear el concepto de riqueza. No es un tema monetario, ni material. La tendencia está alineada con las experiencias, y todo Perú es experiencia, cada lugar enriquece. Es uno de esos países a los que vas y no vuelves siendo el mismo”, asegura el peruano Luis Álvarez, especialista de mercadeo de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo (PromPerú).
Los visitantes no sólo pueden disfrutar de impresionantes vistas de una de las siete maravillas del mundo en Machu Picchu. El país vecino ofrece una amplia gama de momentos enriquecedores para cada uno de los visitantes; hay riqueza de oportunidades, conexiones y cultura. Riqueza auténtica.
Según Luis Álvarez, son muchas las razones por las cuales los turistas colombianos son un importante mercado para Perú. La conectividad,representada en los más de 80 vuelos directos que conectan a los dos países; la cercanía y tener el mismo horario e idioma, permiten que los colombianos tengan excusa para viajar de manera fácil y práctica a Perú. “Somos dos países que nos queremos, nos parecemos en muchas cosas, pero también somos complementarios. Hay un vínculo emocional que nos une”, añade Álvarez.
De acuerdo con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo de Perú, durante el último trimestre del 2017, el mercado colombiano creció 4 %. Se espera que los 189.754 colombianos que visitaron sus tierras en 2017 sean superados por los más de 255.000 que esperan recibir en 2018.
Según un estudio realizado por PromPerú, el principal motivo para visitar el país es conocer Machu Picchu. Sin embargo, desde cada extremo del país hay múltiples posibilidades para todos los gustos y cientos de posibilidades. Álvarez y todos quienes alguna vez visitamos el país vecino podemos asegurarlo. Estas son sólo algunas de las opciones no convencionales.
Ica, en el sur
Descripción:
Se esconde el sol entre la suave arena del desierto de Ica. / Catalina Castaño Carmona
Dunas y un inmenso desierto trazado de enigmáticas figuras, como laslíneas de Nazca, y transformado en campos fértiles por culturas del pasado.
Tierra de valles, sol, playas y reservas naturales pobladas de una generosa variedad de especies de flora y fauna. Pueblos de misterio, hogar del pisco, del buen vino, de la música afroperuana y de un oasis en el desierto, con imponentes dunas a donde llega el más puro aroma del mar.
El departamento de Ica, famoso por sus bodegas vitivinícolas, donde se fabrican los mejores vinos y piscos del Perú, tiene cinco provincias: Chincha, Pisco, Ica, Palpa y Nazca, cada una con características únicas y especiales que cautivan a viajeros de todo tipo.
Si el imponente paisaje, las visitas a los viñedos y la exquisita gastronomía aún no lo conquistan, puede probar hacer sandboard por las dunas del desierto de Ica, respirar la brisa del mar que llega hasta el desierto de Paracas, donde, dependiendo de su presupuesto, puede ser protagonista de un romántico pícnic de lujo bajo las estrellas.
Habitadas por pingüinos, lobos marinos y pelícanos, las islas Ballestas de Paracas muestran un espectacular panorama y escenario natural de la vida marina en el Pacífico, otra alternativa de este departamento.
Además, no hay que olvidar las enigmáticas líneas y geoglifos de Nazca y Palpa. Ica es un paraíso para parejas, viajeros solitarios, familias o negocios.
Kuélap, en el norte
Descripción:
Kuelap, el Machu Picchu del norte de Perú. Imponente y cultural. / Mincetur Perú
La belleza y diversidad de Perú también está presente en la ciudad de Chachapoyas y sus alrededores, donde se guardan enormes e increíbles experiencias.
Allí se encuentra la fortaleza de Kuélap, conocida como la milenaria Ciudad de las Nubes, así como la catarata del Gocta, una de las más altas de Suramérica, entre muchos otros vestigios arqueológicos y naturales que aún mantienen un encanto casi intacto y sorprenden al mundo.
Kuélap fue construido por la cultura chachapoyas entre los años 500 y 1450 d.C., en la cima de una montaña y rodeado por murallas de 20 metros de altura. El lugar está dividido en Pueblo Bajo, en el que se encuentran construcciones de casas circulares, y pueblo alto, donde está la plataforma ceremonial de El Castillo y el Torreón Norte. Riquezas arqueológicas en medio de majestuosos paisajes que se mezclan con los picos de los Andes y la selva amazónica.
En este lugar, el año pasado se inauguró el primer teleférico de Perú. Una opción rápida, segura y a bajo costo para los visitantes de la fortaleza que alberga 505 viviendas.
El Espectador
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