.

Mostrando las entradas con la etiqueta Recomenciones. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Recomenciones. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de diciembre de 2017

Diez regalos que todo viajero quisiera recibir

Estas son algunas ideas para sorprender con un buen obsequio, cuando el destinatario va de viaje.

Regalos para viajeros

Viajar, para muchos, no es solo el momento del año en que llegan las benditas vacaciones, sino un verdadero estilo de vida en el cual todo gira alrededor de los futuros destinos por conocer.

Si bien existen varios tipos de viajeros, la gran mayoría comparten algo en especial: suelen ser personas menos materialistas que la mayoría, ya que su pasión por descubrir otras latitudes los obliga a tener un equipaje ligero para poder moverse de un lado a otro.
De ahí que hacer un buen regalo de Navidad para un viajero empedernido resulte más complejo de lo normal, ya que este debe tener cualidades como ser útil, fácil de transportar y del gusto de la persona.

Si no quiere andar comprando obsequios a última hora, le damos diez sugerencias que le pueden servir.
1. Maleta o morral
Quienes viajan constantemente suelen decir que su casa es su equipaje. De ahí que regalar un bolso, maleta o morral siempre será un buen gesto. Si opta por este último o por un bolso de mano, debe saber que no todos son iguales y que, además del diseño, se diferencian por su capacidad para almacenar cosas, las más comunes son de 10, 20 y 35 litros.
2. Guía de viaje
Es cierto que hoy existe internet y que en esta red se puede encontrar toda la información necesaria para organizar un viaje. No obstante, una buena guía, como Lonely Planet o Condé Nast Traveller, es un regalo más que deseado por quienes gustan de descubrir otras fronteras.
3. Cámara fotográfica
Sin lugar a duda, los teléfonos inteligentes ofrecen hoy una amplia gama de funciones, entras las que, obviamente, destaca su posibilidad de tomar fotos. Pero a los viajeros les gusta conseguir las mejores postales. Por ello, una buena cámara fotográfica resulta ser el regalo ideal.
4. Buen calzado
Si hay algo que agradecen los viajeros empedernidos es tener un buen par de zapatos o zapatillas para recorrer kilómetros y kilómetros de distancia. Contar con un calzado adecuado resulta fundamental para evitar heridas que, en muchas ocasiones, pueden limitar el desplazamiento y generar más de un inconveniente. Tenga en consideración que en la actualidad hay distintos tipos de calzado, dependiendo de la actividad que se desee realizar.
5. Diarios de viaje
Es común en los viajeros querer documentar las experiencias y lugares que visitan. Gracias a los avances tecnológicos, hay distintas plataformas para hacer este relato, y, aunque no lo crea, aún hay quienes gustan de tomar un lápiz para escribir sus aventuras. Nada mejor que hacerlo en un diario diseñado especialmente para ello y que incluye, entre otras cosas, mapas, citas y hasta referencias histórica de los sitios por visitar. Por lo demás, no todos los destinos tienen al alcance de la mano un tomacorriente o internet.
6. Lectura
Los viajes son el momento ideal para disfrutar de uno o más libros. A algunos les gusta la tradición y no cambian por nada el texto de papel, que muchas veces termina siendo intercambiado o regalado durante el recorrido por motivos de espacio y transporte. No obstante, hay otros que, por comodidad o capacidad, prefieren los ‘e books’ o Kindle, que pueden almacenar decenas de publicaciones, transformándose en la mejor compañía para quienes recorren otras latitudes.
7. Localizador GPS de objetos
Normalmente, cuando se viaja hay portadocumentos, mochilas o valijas que guardan papeles o dinero, los cuales son pieza clave para concretar la aventura, y no hay nada peor que extraviarlos. De ahí que un simple localizador GPS de objetos resulta ser una buena alternativa para no perder de vista estos elementos, especialmente cuando el turista viaja solo o suele ser despistado. En el mercado hay de varios tipos, alcance, características y precios.
8. Mapas ‘indestructibles’
Por razones obvias, los mapas suelen ser grandes y plegables, para facilitar su uso y transporte. No obstante, habitualmente suelen romperse con el diario trajín por estar mal plegados o simplemente por exponerlos a elementos como la lluvia. Este problema quedó en el pasado, ya que hace unos años el diseñador italiano Emanuele Pizzolorusso creó el ‘mapa arrugable’, que ofrece toda la información de un mapa convencional pero está hecho con un material que “se porta bien cuando lo tratan mal”.
9. Cortaviento
Esta es quizá una de las prendas de vestir que nunca deben faltar en la mochila de un viajero. Su poco peso y mínimo espacio de almacenaje, sumados a su extraordinaria capacidad para proteger a la persona de las inclemencias del clima, hacen de esta chaqueta un artículo insustituible en el momento de viajar, incluso a zonas como el Caribe.
10. Bolsa lavadora
Este artículo no es nuevo, pero vale la pena incluirlo en esta lista, ya que normalmente al viajero le agrada andar ligero de equipaje, y para eso su ‘clóset’ se reduce al máximo. De ahí que esta bolsa sea el regalo ideal para que el turista siempre ande presentable y no gaste dinero en las tradicionales lavanderías. Su uso es muy sencillo, y no necesita de electricidad o baterías para funcionar, solo se requiere de agua, jabón para ropa y seguir sus simples instrucciones para tener un buen resultado.
El TIempo
Síguenos en Twitter, Instagram y Facebook

jueves, 26 de octubre de 2017

Descubra los mejores destinos para huir del turismo masivo

Ciudades como Venecia están atestadas de turismo, pero hay opciones similares o, incluso, mejores.

Colmar, Francia


Entre enero y agosto se registraron 369 millones de viajes internacionales, o sea 1,6 millones de viajes al día. Los turistas acumulan sellos en sus pasaportes como nunca antes, y los destinos más populares no dan abasto. De hecho, cada vez les resulta más difícil gestionar el volumen de gente. 

Pensemos en Venecia. La ciudad italiana se debate entre mareas cada vez más altas de agua, cruceros y visitantes que llegan en busca de una suerte de ‘parque de atracciones romántico’.
Ámsterdam, Barcelona y Dubrovnik también están sufriendo los embates de este fenómeno y han empezado a implementar medidas para controlar el turismo, que tiene en jaque la estabilidad de los lugareños. 

“En muchos casos, la congestión turística está ligada a la descontrolada llegada de cruceros a las ciudades”, dice Melissa Biggs Bradley, fundadora del club de viajes Indagare. “Tal es el caso de Dubrovnik, donde los cruceros –que suelen arribar al puerto con más de 3.000 personas– han modificado por completo el paisaje y la experiencia turística en la ciudad, cuyos principales atractivos pasan desapercibidos ante la abrumadora presencia de los buques”, agrega. 

Pero hay otros problemas relacionados con la mala gestión de los patrimonios de la humanidad. “Angkor Wat, uno de los templos hinduistas más grandes y mejor conservados de Camboya, se convirtió en el lugar más visitado del sureste asiático tras la gran apertura del mercado turístico para la clase media china”, explica ella. 

Los pobladores de Angkor temen que el intenso tráfico peatonal ocasione el hundimiento del monumento y han propuesto soluciones, que incluyen un sistema de permisos turísticos. 

De todos modos, no hay nada que detenga a los verdaderos trotamundos, y por eso Bradley les sugiere visitar los destinos más populares por fuera de temporada, ir a contracorriente y arriesgarse a visitar Europa en invierno, o analizar los itinerarios de los cruceros para evitar ciudades atestadas. 

Sin embargo, en su opinión, la mejor opción es buscar destinos alternativos, igual de atractivos y sorprendentes, pero menos masificados. Estas son opciones.
En lugar de Ámsterdam... pruebe Hamburgo
Durante años, los habitantes de Ámsterdam se han sentido orgullosos de ser ‘la Venecia del Norte’. Ahora ven ese rótulo como una advertencia. La ciudad, de 850.000 habitantes, recibió 17 millones de visitantes el año pasado, por lo que los políticos implementaron diferentes medidas para frenar el desarrollo hotelero, fijar reglas severas para Airbnb, castigar a los ruidosos turistas bebedores de cerveza y mantener la calidad de vida de los habitantes. 

La ciudad portuaria de Hamburgo, por el contrario, apenas comienza a mostrarse a los viajeros. Al Igual que Ámsterdam, la ciudad vieja de Hamburgo bordea una serie de canales espejados; sus edificios tienen fachadas de ladrillo y techos cobrizos patinados, y tanto coches como bicicletas atraviesan sus estrechos puentes. Otra opción es Estocolmo, por sus edificios costeros barrocos dispuestos sobre una cadena de islas.
Estas son las 10 ciudades menos estresantes del mundo
En lugar de Machu Picchu... viaje a la Isla de Pascua
En julio entraron en vigor las restricciones a los ingresos a Machu Picchu: se limitaron los horarios y las fechas de entrada, y se establecieron estrictas normas para los visitantes, quienes deben contar con la compañía de un guía turístico certificado y seguir un reglamento para tomar fotos. Pero hay otros destinos igual de mágicos y a los que acceder es mucho más fácil. Puede dirigirse al oeste –muy al oeste– hasta la isla polinesia de Maoais (mejor conocida como Isla de Pascua), en la costa de Chile. Otra opción es Antigua (Guatemala), que como Cuzco (Perú) desborda un aire colonial.
Las mejores playas
En lugar de Venecia… pruebe con ColmarColmar, Francia
Si lo que quiere es dar un paseo en góndola por canales pintorescos y disfrutar de una cocina increíble, cambie Venecia por Colmar, una ciudad francesa ubicada en la ruta del vino de Alsacia. Otra opción es Annecy, una lacustre localidad alpina en el sureste de Francia donde podrá navegar en lanchas rápidas y comer ‘croissants’ en los jardines europeos ribereños.
En lugar de Ibiza... vaya a Hvar
Tanto Mallorca como Ibiza han establecido restricciones al turismo (fijaron un número máximo de camas en los hoteles y decidieron multar a quienes alquilen sus viviendas en la plataforma Airbnb). Por eso, si lo que busca es dormir en la playa e ir de fiesta todas las noches, diríjase a Hvar, una isla en el mar Adriático, frente a la costa de Croacia, en la región de Dalmacia central. Hvar comparte con Ibiza el glamur de los yates y la fama de los clubes de playa, que han venido ganando impulso en el último decenio. Pero ojo: el alcalde, Riki Novak, ha impuesto una serie de multas a los desenfrenos, pues no quiere mochileros sin camisa y alcoholizados.
El Tiempo
Síguenos en Twitter, Instagram y Facebook

miércoles, 25 de octubre de 2017

Las experiencias viajeras que hay que vivir antes de los 35

La revista ‘Condé Nast Traveler’ publicó una lista con las mejores actividades para realizar.

Experiencias viajeras antes de los 35


Los expertos de la revista ‘Condé Nast Traveler’ publicaron una lista con las experiencias viajeras que no puedes dejar pasar antes de los 35 años. Algunas sugerencias:
Viajar solo
No todos se atreven a viajar completamente solos, pero hacerlo es una experiencia única que te ayudará a conocerte mejor, a crecer como persona y a fortalecer el sentido de independencia.
Estudiar en el exterior
Trabajar o estudiar en el exterior es ideal para los jóvenes que apenas salen de la universidad y están en el mejor momento para seguir creciendo profesionalmente. Una excelente manera de abrir la mente a nuevas culturas y formas de vida y de sumar experiencias y relaciones para futuros trabajos.
Perderse en un paraíso
Buscar un lugar alejado del ruido de la ciudad, preferiblemente ubicado en la Costa, te permitirá aprender a valorar el silencio, la serenidad y la vegetación. En ‘Condé Nast Traveler’ recomiendan lugares como la isla Koh Yao Yai (Tailandia), destino ideal para cumplir este objetivo. “La naturaleza virgen, salvaje y plena de un mar cristalino puede reconciliarte con el mundo y poner tus sentidos a trabajar más que cualquier metrópoli”, aseguran los expertos de la revista.
Irse con poco presupuesto
Hay que aprovechar la energía de la juventud. Los hoteles 5 estrellas se pueden reemplazar por hostales y los trayectos se pueden hacer en medios de transporte populares, lo que te permitirá acercarte más a los pueblos que visites. También existe la posibilidad de hacer ‘road trip’, es decir, lanzarse a la carretera en busca del destino soñado. Viaja sin tiquete de vuelta y sin itinerario previsto. Experimenta con la improvisación –que es la única aventura posible en los tiempos que corren–. Y recuerda: el viaje es más importante que el destino.
Viajes espontáneos
A medida que pasan los años, las responsabilidades se incrementan. De ahí que resulte conveniente embarcarse en un viaje espontáneo antes de los 35 años. “¡Vámonos este fin de semana a tal lugar!”, suele ser el reto que muchos aplauden, pero que pocos se animan a enfrentar. Mientras más joven se es, más sencillo resulta vivir estas experiencias dado que las responsabilidades son menores, las energías sobran y el deseo de aventura es más latente.
El Tiempo
Síguenos en Twitter, Instagram y Facebook

lunes, 18 de septiembre de 2017

Guía para viajar a Guatemala, el corazón del mundo maya

Naturaleza virgen, pirámides milenarias y arquitectura en un destino fascinante.




Antigua es una ciudad llena de obispos y santos mutilados. Semuc Champey es un río que corre cristalino, verde y poderoso sobre otro río. Literalmente: un río encima de otro río. Tikal es un santuario maya que brota de la selva, con pirámides y templos forrados por la manigua. En San Cristóbal El Bajo, las mujeres lavan la ropa en la plaza central del pueblo.
Estampas así y muchas más se pueden ver y vivir en Guatemala, país centroamericano recomendado por las más importantes guías y publicaciones de viajes del mundo como uno de los destinos del momento.

¿Por qué? Porque guarda joyas naturales vírgenes y de paisajes espectaculares y únicos, y por su cultura y patrimonio ancestral, principalmente maya o de origen maya. Un dato: la población indígena se estima en más de 6 millones, que equivalen al 60 por ciento de la población total del país.

También por sus tradiciones milenarias y su cultura, por su cocina exquisita y por su gente amable, generosa y servicial. Y porque es un destino emergente, por lo tanto no está lleno de turistas, así que los lugares se dejan disfrutar a sus anchas, sin multitudes que se atraviesen en las fotos. Y por un clima fresco que permite disfrutar el país durante cualquier época del año.

Guatemala

Las artesanas ofrecen sus creaciones en las calles de Antigua.
Foto: 
Andrea Moreno
No en vano, Guatemala es conocido también como ‘el país de la eterna primavera’. Un título merecido no solo por las condiciones geográficas y climáticas, sino porque obedece a la traducción de la palabra Quauhtlemallan, que significa ‘lugar de muchos árboles’ en el idioma náhualth, de origen azteca y extendido en toda Centroamérica.

Entre tanto encanto, los hoteles de lujo –bien sea un convento restaurado o cabañas en medio de la selva– no se pueden quedar por fuera. Son cerca de dos millones de visitantes internacionales los que recibe cada año el país, según el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), una cifra mínima comparada con su vecino México, a donde llegan 30 millones.

Guatemala

Las piscinas naturales de Semuc Champey, el 'río que se esconde bajo las rocas'.
Foto: 
Andrea Moreno
Pero a Guatemala, más que la cantidad, le interesa la calidad: que sean viajeros respetuosos de los ecosistemas, que logren conectarse con la naturaleza y con las tradiciones, y que entiendan que como destino emergente todavía tiene mucho por mejorar. La infraestructura vial y la conectividad, por ejemplo. Esta será una ruta larga y de destinos distantes el uno del otro, y por tierra. Habrá que llenarse de paciencia, pero la recompensa sabrá ser generosa. 

La gente del Inguat quiso mostrarnos a esa Guatemala menos explorada y más salvaje, más allá del circuito turístico convencional: Antigua, Lago Atitlán y Chichicastenango, a donde no iremos en esta ocasión. Nos despedimos amando a Guatemala, con la promesa –y la certeza– que volveremos.
Antigua y la nostalgia de sus ruinas
Ubicada a 45 kilómetros al oeste de Ciudad de Guatemala, la capital del país (menos de una hora de recorrido), Antigua brota gloriosa entre volcanes y montañas. Realmente se llama Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala. Pero ante semejante nombre tan largo decidieron llamarla así: Antigua. Fue la capital del país en la época de la Capitanía General de Guatemala (entre 1541 y 1776) y hoy es uno de los destinos más bellos y visitados.

Sus calles de piedra invitan a caminar sin rumbo fijo y a disfrutar su conservada arquitectura colonial, sus casonas añejas pintadas de amarillo, rojo, azul y verde; sus galerías de arte y cafés al estilo vintage y los mercados donde venden las artesanías locales –principalmente máscaras de madera con figuras de animales y alegorías mayas y joyas en jade– a muy buenos precios.

Guatemala

Arco de Santa Catalina es uno de los lugares turísticos más visitado de la Antigua.
Foto: 
Andrea Moreno
La postal más famosa de Antigua es la del Arco de Santa Catalina –amarillo con bordes blancos, con un reloj francés en la torre que marca la hora en números romanos a ambos lados de la calle–, que sobrevivió al terremoto de 1773. Es vestigio del convento de Santa Catalina Virgen y Mártir, y enmarca perfecta y bellamente al volcán de Agua, que se dibuja al fondo entre la bruma.

Una cuadra adelante queda la Plaza de Armas, que llama la atención por una fuente de piedra con la figura de una sirena de facciones mayas, con los pechos desnudos, de los que brotan chorros de agua.

El terremoto del 29 de julio de 1773 fue tan demoledor que dejó en ruinas casi toda la ciudad. Resistieron algunas fachadas de templos, conventos, monasterios y ermitas, que decidieron conservar para la posteridad y que hoy forman parte de todos esos encantos que hicieron que la Unesco proclamara a Antigua como Patrimonio de la Humanidad en 1979. 

Con sus columnas robustas y esculpidas en piedra –tostadas por el sol, curtidas por el paso del tiempo y del viento–, estos monumentos en escombros parecen vestigios griegos o romanos. Y en ellos, entre sus resquicios, se conservan imágenes mutiladas de santos, obispos, vírgenes y cristos. Sin cabeza, sin manos, una sola pierna. Entre la colección de ruinas para contemplar se destacan las de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, las de la Catedral, y de los conventos de la Compañía de Jesús, San Francisco y La Merced.
Aves y recorrido en bici
A las 5 de la mañana salimos de Antigua rumbo a la Finca El Pilar, ubicada a diez minutos del casco histórico. Queda en la población de San Cristóbal El Bajo. Un paraíso natural de 500 hectáreas entre bosques de niebla ideales para el senderismo, el ciclomontañismo y el avistamiento de aves.

Guatemala

Un recorrido de más de 500 hectáreas donde se pueden ver más de 225 de diferentes aves.
Foto: 
Andrea Moreno
Fernando Aldana, biólogo y ornitólogo, guía el recorrido y cuenta que aquí –y en toda la región del Valle del Panchoy– se ven 225 de las 745 especies de aves que hay en Guatemala. Fernando enseña a ajustar los binoculares y explica que es necesario guardar silencio y aguzar los sentidos. Y empieza a silbar, a emitir sonidos similares al canto de los pájaros, y ellos poco a poco empiezan a acercarse: unos colibríes de plumajes dorados; los chipes –pequeños, de plumas amarillas, naranjas y grises– que llegan a estos bosques frondosos huyendo del frío de Norteamérica y cuyo canto suena así: chip-chip. Les dicen chipes, pero su nombre científico es parúlidos. Vemos también azulejos y gavilanes de collar rojo.

El quetzal, ave nacional y símbolo patrio –con su plumaje fantástico y multicolor, con su cola larguísima– no se ve en estas tierras. No es su ecosistema. Se puede ver en la provincia de las Verapaces, a donde iremos más adelante.

Guatemala

El quetzal es el ave nacional.
Foto: 
Ricky Lopez Bruni
Desde la punta más alta de El Pilar, a 2.050 m.s.n.m., se contempla todo el Valle de Panchoy y se divisan, a la derecha, los volcanes Gemelos: Acatenango y Fuego, en actividad permanente, y a la izquierda el volcán de Agua, este sí, dormido. De hecho, visitar volcanes hace parte de la oferta turística de Guatemala: hay 37, de los cuales cuatro siguen siendo activos y de tanto en tanto rugen o hacen erupciones, pero sin producir mayores efectos ni daños a residentes y visitantes. En El Pilar, además, nace el agua que abastece a Antigua y a las poblaciones vecinas.

Desde allí, el descenso es en bici, por entre el bosque. Llegamos a un mirador donde revolotean cientos de colibríes entre orquídeas y matas de enredadera; descansamos contemplando esta escena de cuento de hadas y retomamos el camino. Salimos a la carretera principal y tras media hora de recorrido arribamos al centro de San Cristóbal El Bajo. Allí, en la plaza principal, no hay fuentes sino albercas donde las mujeres se reúnen a diario a lavar la ropa y a conversar entre amigas.
Semuc Champey y el río sobre el río
Bien se dice que los mejores lugares se hacen merecer. No quedan a la vuelta de la esquina. Este es el caso de Semuc Champey, declarado Monumento Natural por el gobierno guatemalteco en 1999 y uno de los lugares más bellos e inhóspitos del país. El nombre significa –en su traducción de la lengua nativa Q’eqchi al español–: ‘Donde el río se esconde bajo la tierra’.

Guatemala

Este paraíso fue declarado Monumento Natural por el gobierno en 1999.
Foto: 
Andrea Moreno
Queda en el municipio de Lanquín, en el departamento de Alta Verapaz. En nuestro caso, tuvimos que atravesar más de 300 kilómetros saliendo desde Antigua, pasando por la capital, y tomando la carretera que conduce hacia el Atlántico. Fueron más de siete horas, aunque divididas en dos jornadas, porque pasamos la noche en el camino. No hay un aeropuerto cercano, aunque sí hay sobrevuelos turísticos –muy costosos– en helicóptero.

Al llegar a Lanquín es necesario dejar la camioneta en una aldea conocida como El Pajal. Hay que llevar botas de trekking o tenis con buen agarre y ropa fresca. Allí abordamos un vehículo de doble tracción, similar a un camión pero descubierto, necesario para la trocha que es el camino que conduce a Semuc Champey. Tras una hora de recorrido, llegamos, por fin. Cansados y ansiosos. Pero no hemos llegado realmente. ¿Qué nos espera?

Una caminata de cuarenta minutos más –de exigencia alta, valga decirlo– por entre la selva, hasta llegar a un mirador de madera donde este paraíso natural se revela en todo su esplendor. El paisaje es así: allá abajo, donde nace el monte, a 700 metros de distancia, se derrama una serie de terrazas que forman piscinas naturales con cascadas, saltos y chorros la una sobre la otra. Las terrazas parecen dibujar las arandelas de un fino vestido de seda. El agua se ve así: cristalina, del color de las esmeraldas.

Guatemala

Las terrazas de Semuc Champey corren encima del Río Cahabón.
Foto: 
Andrea Moreno
Hay que dedicarle un buen tiempo a la contemplación de semejante espectáculo de la naturaleza, pero el camino sigue.

Ahora hay que bajar la montaña –unos 20 minutos más de caminata– hasta llegar, por fin, a ese lugar que viene siendo como un río que corre sobre otro río. Allí, el río Cahabón cae en un sumidero, un hueco miedoso y turbulento –hay que mirarlo con una distante prudencia– y vuelve a aparecer 300 metros abajo. Es al lado del sumidero donde nacen las terrazas, que forman una especie de puente de piedra que se traga al río por un buen rato.

El agua invita a darnos un chapuzón, que se siente refrescante, como un milagro después de semejante travesía. Hay muy pocos turistas: un grupo de estudiantes extranjeros que se abrazan y gritan felices al estar frente a esta maravilla.

Julio Rodríguez, director de la agencia Viaje a Guate –guía, compañero y cómplice de esta visita a Guatemala–, explica que las terrazas están formadas por piedra caliza y que el agua que las arropa baja de la montaña. Más abajo, cuando se terminan y el Cahabón reaparece –sigue Julio– invita a descubrir otros tesoros bañados por sus aguas: las cuevas de Kamba, donde el reto es entrar a la caverna con una vela encendida y procurar que no se apague.

Guatemala

Este destino natural ofrece aguas cristalinas y verdes como la esmeralda.
Foto: 
Andrea Moreno
Muy cerca quedan las grutas de Lanquín, que asemejan paisajes como de otro planeta con estalagmitas y estalactitas esculpidas por el tiempo y el agua, gota a gota, durante miles de años. Pero no pudimos ir. Se nos agotó el tiempo. Eso sí, el viaje está pagado hace rato.
Cuevas colosales
Las cuevas de Candelaria, en el municipio de Chisec, en Alta Verapaz, conforman uno de los sistemas de cavernas y ríos subterráneos más grandes de América Latina. La galería principal tiene una longitud total de 22 kilómetros, de la cual 12.5 kilómetros siguen el paso subterráneo del río Candelario. Tras explorar las cavernas, con sus formaciones milenarias, se hace un recorrido por el río en neumático de carro. El destino es operado por una organización de turismo comunitario.

Guatemala

En el recorrido se encontrarán algunas cuevas con estalagmitas y estalactitas que forman un paisaje como en cuentos de hadas.
Foto: 
Andrea Moreno
Tikal, el imperio maya
Las crestas de las pirámides y templos de Tikal se levantan por encima de ceibas y otros árboles milenarios y gigantescos, de hasta 70 metros de altura. La selva se tragó y escondió a Tikal durante muchísimo tiempo –sus primeras construcciones datan del siglo IV antes de Cristo y el redescubrimiento fue en 1840– después de ser el sitio ceremonial más grande e importante del mundo maya, comprendido por Guatemala, México, Honduras, El Salvador y Belice. Y hoy, en su mayoría, permanece igual: mimetizado entre la selva. Solo el 15 por ciento de Tikal ha sido restaurado para revelar toda su belleza y patrimonio arqueológico. Lo demás permanece forrado por la manigua. Pirámides enteras se ven revestidas de monte.

Esa es la gran diferencia con otros santuarios mayas: que la mano del hombre no ha intervenido del todo. Y otra diferencia –y ventaja– es que aquí no hay hordas de turistas ni de vendedores –como en el mundialmente famoso Chichén Itzá, en el estado mexicano de Yucatán– lo que permite disfrutar semejante maravilla en solemnidad y silencio, en comunión con la naturaleza y, por qué no, con la energía de los ancestros mayas que se percibe en el aire, en cada rincón.

Después de visitar Semuc Champey, en la provincia de las Verapaces, tuvimos que atravesar otros 245 kilómetros antes de llegar a Tikal, con varias paradas. Conocimos las imponentes cuevas de La Candelaria y dormimos en el eco-hotel Las Lagunas –puro lujo verde en medio de la selva–, en la población de Santa Elena, en el departamento de Petén. Una hora más de recorrido y llegamos a Tikal, pero antes visitamos las tiendas de artesanías en las que muestran cómo se producía el chicle, en otras épocas, con el fruto del árbol de chicozapote, conocido también como ‘oro blanco’.

Guatemala

Solo el 15 por ciento de los templos y pirámides de Tikal ha sido restaurado.
Foto: 
Andrea Moreno
Carlos Contreras es guía de Tikal hace más de 20 años y nos acompaña en este recorrido. Conoce las rutas convencionales y otras que solo atesoran expertos como él. Nos lleva por el camino no turístico, por entre el monte, mientras explica por qué Tikal fue uno de los reinos más antiguos y poderosos de la civilización maya. Desde aquí, cuenta, se dominaba el mundo maya en lo político, lo militar y lo económico. 

Se habla de 3.500 a 4.000 estructuras en los 576 kilómetros cuadrados que conforman a Tikal, pero solo 16 kilómetros forman parte de la zona arqueológica que se puede visitar. Así que no hay que ir con afanes. Las primeras que aparecen son las pirámides gemelas, rodeadas de unos simpáticos roedores llamados pizotes (coatíes), parientes de los mapaches. 

El camino nos lleva al Templo IV, conocido también como la Serpiente Bicéfala. Es el más grande del lugar: mide 70 metros de altura. Otra ventaja: se puede subir al Templo IV –y a otros– por escaleras de madera. Desde la cima, la panorámica, de 360 grados, es espectacular: las pirámides asomándose entre la selva infinita. Y es que el patrimonio de Tikal no es solo arqueológico, también es ambiental, pues forma parte de la Biosfera Maya, conformada por más de 21.000 kilómetros de superficie.

Guatemala

70 metros de altura mide el Templo IV, conocido también como la Serpiente Bicéfala. Es el más alto de Tikal.
Foto: 
Andrea Moreno
El camino nos lleva hasta la Gran Plaza, donde está la postal más emblemática: el templo del Gran Jaguar. Cae la tarde y el último rayo del sol dispara sobre su corona. Se escuchan rugidos, como de jaguar. Pero no son jaguares, son los monos aulladores. Todo es solemne y grandioso en Tikal.
Dormir en la selva
El hotel boutique Las Lagunas es una muy buena opción para quienes quieran visitar Tikal (queda a una hora de recorrido). Son solo 16 suites de lujo, en medio de la selva y con vista a la laguna Quexil, recomendadas para los viajeros más exigentes. Desde el hotel se visita la Isla de los Monos.

Guatemala

Los huéspedes del hotel Las Lagunas pueden visitar la Isla de los Monos.
Foto: 
Andrea Moreno
Un hotel en un convento
Un ambiente solemne rodea al hotel Casa Santo Domingo, en Antigua, que funciona en la sede de un convento cuya historia se remonta a 1538. De conservada arquitectura barroca y colonial, funciona también como museo con obras de arte religioso, con piezas de reconocidos artistas guatemaltecos. Este hotel y spa de lujo ofrece 130 habitaciones y queda en el centro de la ciudad.

Guatemala

Un hotel de lujo en un convento en Antigua.
Foto: 
Andrea Moreno
Si usted va…
Los colombianos no necesitan visa para ingresar a Guatemala.
Avianca opera un vuelo directo y diario entre Bogotá y Guatemala. También se puede volar vía Copa, con escala en Panamá. 
La moneda local es el quetzal. Un dólar equivale a 7 quetzales.
El Tiempo
Síguenos en Instagram, Twitter y Facebook