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jueves, 24 de abril de 2014

Si viaja, cuide la lengua para que no ofenda ni confunda

Más vale la prevención y preguntar que los problemas por el uso de las palabras.

Los diferentes significados de las palabras del español, en muchos casos, y más para los viajeros, pueden llevar a confusiones e insultos, entre otras incomodidades.

Por ejemplo: ¿Quién quiere cuca?
La frase, dicha por un guía a su grupo de turistas, hizo que muchos sintieran eso que en Colombia se llama pena ajena.

¿La razón? La palabra de marras es una vulgaridad en muchos países latinoamericanos. Los chilenos pensaban que les ofrecían una patrulla de policía y algunas venidas del sur, de nombre María Fernanda, pensaron que las estaban ofertando.

En fin. Como estaban en Colombia, se refería solo al ofrecimiento de una deliciosa galleta; aunque cuca también significa (en colombiano) algo de buen gusto o bonito.

La vulgaridad, también.

Otro de los casos más ‘sonados’ en Latinoamérica se refiere al bolero, esa melodía de serenatas que se originó en la isla de Cuba.

Los mexicanos no recomiendan dar una serenata con boleros, porque el bolero, allí, en la patria del padre Hidalgo, es un lustrador de zapatos, mientras que en Guatemala y Honduras es un sombrero de copa.

Si hay alguna palabra que tenga variados significados, particulares, por cierto en Latinoamérica, es piña, para muchos la fruta originaria del centro de Brasil.

No recomiendan pedir piña en Canarias, Argentina, Bolivia, Cuba, Honduras, Paraguay y Uruguay, porque podrá llevarse varios puñetazos; mejor pida anana.

Si la pide en Cuba, le entregarán un tomacorriente para conectar tres electrodomésticos; en El Salvador podría meterse en problemas, pues allí se le llama así a un homosexual.

En muchos sitios, a las camisetas de manga corta y cuello deportivo les dicen ‘polos’, pero en Argentina pida una remera, pero si cambia la primera bocal por una a, terminará metido en problemas. En Chile, una polera, y en Venezuela, una franela.

Si hay algo curioso para los colombianos es que en muchos lugares de Venezuela venda un ‘flux’ (palabra de origen francés), refiriéndose a un traje con chaleco, chaqueta y pantalón.

En Ecuador, una polla son los pequeños papeles para hacer trampa en los exámenes, algo que los españoles llaman chuletas, mientras que en Colombia se hace ‘copialina’; además, aquí, una polla es una apuesta colectiva, por ejemplo, para tratar de acertar el resultado de un partido de fútbol. En España, una polla es otra cosa.

Por último, si de cachar se trata, debe tener mucho cuidado: en la generalidad de los casos se refiere al juego del béisbol o agarrar un objeto que alguien ha tirado por los aires.



En Cuba, El Salvador, Honduras y México, sorprender a alguien, mientras que en el sur (Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay) es burlarse de alguien; no tan al sur, en Perú, es sostener relaciones sexuales, lo mismo que ‘coger’ en Venezuela o follar en España.

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