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martes, 1 de noviembre de 2016

El crucero de Disney, un barco cargado de sueños

'Shows' estilo Broadway y un tobogán de emociones a bordo de Disney Dream.



Una montaña rusa acuática, princesas y hadas que evocan cuentos, tortugas marinas que hablan con los viajeros a través de pantallas interactivas, piscinas llenas de acción, shows que descrestan con trucos tecnológicos, personajes mágicos que aparecen en cualquier pasillo y menús para amantes de la buena mesa hacen parte del ingenio y la creatividad que navegan a bordo de los cuatro barcos de la naviera de Disney Cruise Line.

Contrario lo que muchos pensarían, viajar en estas naves es un plan que no tiene edad. Los creativos de este enorme conglomerado del entretenimiento y la diversión tienen claro que en sus barcos van los sueños infantiles de la mano de padres y abuelos. Por eso se dan a la tarea de crear espacios para todos.

Donde quiera que atraquen estos barcos, que recorren el Caribe y los mares de Europa y Norteamérica, a leguas se caracterizan por su diseño estilo art déco, que recuerda los grandes transatlánticos de principios del siglo XX. Pero dentro son todo un derroche con lo último en tecnología e innovación naviera. Los cruceros Fantasy y Dream tienen capacidad para 4.000 pasajeros, y el Magic y el Wonder para 2.700.

Diariamente los viajeros cuentan con una agenda de actividades, espectáculos y eventos que podrían mantener a cualquiera ocupado las 24 horas. El consejo es identificar solo las tres o cuatro actividades que más le atraen para que pueda dedicar tiempo a disfrutar de la buena mesa, relajarse en las cubiertas soleadas, dejarse consentir en el placentero spa, en la piscina y en los jacuzzis… O sencillamente contemplar por unos minutos el mar o el paisaje de los puertos.

Este año, esta naviera recibió 11 premios (como mejor crucero, mejores comidas y mejores camarotes) de Choice Awards de Cruise Critic Cruisers 2016 (que se otorgan con base en reseñas de consumidores y clasificaciones de los miembros de la asociación).


¡Emociones y placer!
Esto fue lo que encontramos en la visita al Disney Dream: niños y adolescentes pueden asistir a clubes que ofrecen actividades recreativas, digitales y deportivas, bajo la supervisión de personas entrenadas y con amplios horarios para que los adultos se despreocupen por unos instantes de sus pequeños y puedan disfrutar de las propuestas que hay para ellos.

En estos espacios, los menores pueden pilotar una nave espacial a través del hiperespacio en Star Wars: Millennium Falcon, traer personajes a la vida a través de experiencias virtuales en Disney Infinity, experimentar con animación, convertirse en estrellas pop o navegar sus propios buques en océanos digitales.

Cualquiera sea la edad del viajero, es inevitable no sentir ganas de encontrarse con uno de los icónicos personajes de Disney que están dispuestos a dar abrazos, autógrafos y a posar para la foto inolvidable. También hay muchas oportunidades para compartir, desayunar o ir de fiesta con Mickey y sus amigos.

¿Y qué tal jugar a los detectives todo el tiempo? El plan es ir buscando por el barco pistas e historias para resolver un misterio, mientras se conoce cada una de las cubiertas y los lugares más divertidos.

Como la idea es compartir en familia, los planes no faltan: juegos, noches de talento, piscinas, parques acuáticos y cubiertas polideportivas están en la agenda del día. Y el más pedido de todos es el AquaDuck, un tobogán transparente que permite ver el mar y el paisaje mientras uno se desliza entre curvas, subidas y bajadas impulsado por la corriente de agua a lo largo de la cubierta alta del barco.



Y cuando el sol se oculta
Las noches comienzan con una deliciosa cena en uno de los clásicos restaurantes como Palacio Real, Jardín Encantado o El Paladar del Animador, o en los más especializados como Remy y Palo, o en los bufés que siempre tienen algo para sorprender a los comensales.

Luego, la invitación es a asistir a los animados musicales tipo Broadway, a las fiestas en cubierta o a los teatros para ver películas de estreno –incluyendo algunas en 3D–.

El spa merece una visita muy especial y largo tiempo. De manos de expertos ofrecen tratamientos y terapias en 17 salas y balcones privados con vista al mar. Para no perderse, el Rainforest, una sección especial que ofrece tratamientos de vapor, calor e hidroterapia para relajar la mente y el cuerpo.

Los adultos siempre contarán con zonas exclusivas para ellos como piscinas, cafés, gimnasios, clubes nocturnos, bares, demostraciones culinarias y tours tras bambalinas diseñados especialmente.



A la hora de dormir

Los camarotes son amplios, cuentan con buenos espacios de almacenaje y detalles que invitan a relajarse y descansar. Los interiores tienen ventanas virtuales que muestran imágenes del océano en tiempo real. Y cuando hace sol, proyecta paisajes de alguna de las ciudades más famosas del mundo.


La isla prometida
En los itinerarios que van por el mar Caribe, nunca falta una parada en la isla privada de Disney Cruise Line. Castaway Cay es un pequeño paraíso de actividades náuticas y deportivas, playas blancas, mar azul y áreas de descanso y confort. Allí está Serenity Bay, una playa exclusiva para los grandes con hamacas y cabañas privadas para tratamientos de spa.

El día allí comienza con una carrera de 5 kilómetros con los primeros pasajeros que bajan del barco y se adentran en la isla.

Luego, el plan ideal es practicar snorkel para encontrar divertidos escenarios como submarinos hundidos, barcos con tesoros, Mickey y Minie y otros personajes que invitan a sumergirse en las cálidas aguas del Caribe.

Si se quiere relajar, encontrará donas gigantes y colchonetas flotantes o asoleadoras que invitan al descanso. El mediodía es el momento perfecto para disfrutar de una deliciosa parrillada con bebidas, helados y postres, a pedir de boca.

El día termina a bordo del barco con un gran espectáculo de piratas. Vale la pena ir preparado con el atuendo apropiado o por lo menos con algunos toques para ponerse a tono con el show de Garfio y su elenco, y con esta fiesta que finaliza con fuegos artificiales sobre el mar.



Si usted va
Disney Dream alterna cruceros de tres y cinco noches a las Bahamas y a la isla privada Castaway Cay. Parte desde Puerto Cañaveral (Florida).

La tarifa para el crucero de tres noches va desde 1.300 dólares y el de cinco noches, desde US$ 3.650 por persona.

Incluye alojamiento, alimentación y bebidas no alcohólicas, todos los espectáculos y las actividades dentro del barco.

Debe pagar adicional las bebidas alcohólicas, servicios especiales, y restaurantes de lujo.


El Tiempo


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lunes, 25 de enero de 2016

Disney en Altamar

Con 12 pisos y capacidad para 4.000 personas, el Disney Dream promete un fin de semana de película, con juegos pirotécnicos, musicales tipo Broadway, restaurantes animados y la nave de “Star Wars”.     

Disney en Altamar

La magia de Disney no sólo ha sobrevivido al paso del tiempo, a la evolución del cine y a la muerte de su creador. Ha trascendido fronteras y puesto a soñar a niños y adultos por igual. El sorpresivo éxito de Blanca Nieves y los siete enanitos en 1937, cuando recaudó en taquilla US$8 millones, sólo fue el comienzo de una compañía multimillonaria, hoy considerada la segunda de medios de comunicación y entretenimiento más grande del mundo.

Luego vendrían los extraordinarios parques de la Florida, hoteles temáticos, nuevas películas, princesas, héroes, villanos, musicales, más películas y enormes barcos para hacer realidad los sueños. Ese ambiente de fantasía se vuelve palpable desde las filas para tomar el Disney Exprés en el aeropuerto de Orlando. Niñas disfrazadas de princesas, adolescentes con las orejas de Mickey, mamás vistiendo tutús rojos de pecas negras en homenaje a Minie.

Y una vez a bordo del bus, varios televisores recuerdan los primeros episodios de los inolvidables dibujos de Walt Disney, quien murió de cáncer de pulmón antes de ver concluida su obra maestra: Walt Disney World. Este viaje, sin embargo, no será en tierra firme sino en alta mar. Zarpando de Puerto Cañaveral a bordo del Disney Dream, un impresionante crucero de 12 pisos, con capacidad para cuatro mil personas y 1.500 tripulantes, que recorre un pedacito del Caribe para detenerse en la pintoresca Nassau, capital de las Bahamas, y en Castway Cay, una pequeña isla privada que además de descanso ofrece horas de diversión.


Justamente, divertirse es lo que buscan quienes emprenden esta travesía —en su mayoría mexicanos, colombianos, brasileños— y las expectativas son enormes. Una lluvia de aplausos es el comienzo de un fin de semana inolvidable. Con este gesto, a cargo de unos diez miembros de la tripulación que forman una calle de honor por la que pasa cada uno de los pasajeros, se da la bienvenida.   

Todos a bordo

Durante los siguientes tres días será imposible aburrirse. Además del cronograma de actividades para niños y jóvenes, que incluye sesiones de fotos y autógrafos con Cenicienta, Blanca Nieves, Rapunzel y Bella, como es tradición en la noche de Halloween —una fecha en la que al igual que Navidad, Fin de Año y la mayor parte del verano el barco está totalmente lleno—, un espectáculo de juegos pirotécnicos y una puesta en escena de Piratas del Caribe sacan sonrisas y lágrimas de emoción.

Las mañanas y tardes transcurren entre la piscina, una divertida zona de chorros de agua para los más pequeños, la nueva tienda de dulces y helados inspirada en Vanellope, el teatro con sus maravillosos musicales que nada tienen que envidiarle a Broadway y que se presentan en dos funciones para que ninguno tenga excusa de perdérselos; el cine y el Disney's Oceaneer Club.

Este es un escenario diseñado especialmente para niños y jóvenes, dividido en tres grandes áreas: el cuarto de Andy, con las paredes azules y nubes blancas como si fuera un cielo, en donde están en tamaño real algunos de los juguetes más queridos de Toy Story: el señor cara de papa, el dinosaurio y el perro resorte. Justo enfrente queda la Infinity Room, con una gigantesca pantalla para jugar sin controles, y en el medio, la recién inaugurada atracción de Star Wars.

Un espacio pensado tanto en los fanáticos como en quienes no conocen la historia, con la posibilidad de comandar la nave y aventurarse por diferentes galaxias, recibir la inesperada visita de Darth Vader y algunos de los soldados del ejército imperial y tener un encuentro con el amigable R2-D2.

La hora de la comida también es toda una experiencia. Además del enorme restaurante tipo bufé del piso 11, están el Royal Palace, que hace sentir a sus comensales como si fueran parte de la realeza, y el Animator’s Plate, en el que Crush, la graciosa tortuga de Buscando a Nemo, anima la velada.

Aunque este es un crucero familiar, sabiamente sus creadores adecuaron zonas exclusivas para adultos, en donde padres y parejas sin niños pueden gozar de unas horas lejos del bullicio y las aglomeraciones. Para consentirse están el spa con sus ventanales que miran al mar y el restaurante Palo con una exquisita carta italiana. Quienes quieran tomarse unos tragos pueden ir a Pink, un bar de vinos y champaña inspirado en los elefantes que ve Dumbo cuando cae en un balde de cerveza, con botellas de hasta US$500, o al Skyline Lounge para tomar martinis y un pub irlandés que permanece abierto hasta las 2:00 de la mañana.

Fuera del barco, el mar Caribe, aunque un poco frío por esta época del año, encanta con su azul turquesa. En Nassau, más que pasear por las tiendas libres de impuestos y ceder a uno que otro antojo vale la pena conocer el Hotel Atlantis, escenario de algunas de las películas de James Bond, y su deslumbrante acuario, o bañarse en la playa de los marranos nadadores, en Exuma. Y en Castway Cay, la isla privada de Disney, el plan imperdible es hacer esnórquel por entre tesoros hundidos y estatuas de Mickey custodiadas por pescados de colores; pasear en bicicleta y relajarse con un concierto de baladas americanas.

Regresar a la realidad cuesta. Camino al aeropuerto, las pantallas del Disney Exprés ya no muestran episodios protagonizados por Pluto o el Pato Donald, sino cortos de los hoteles y cruceros Disney para que los cansados viajeros comiencen a soñar con sus próximas vacaciones.

El Espectador


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viernes, 17 de abril de 2015

Disney Dream: una fantasía en altamar

En este buque gigante el descanso y la diversión están garantizados para toda la familia.

El Disney Dream empezó a surcar los mares en el año 2011.

El imponente barco del crucero Disney Dream sobresale como el edificio más alto del puerto Cañaveral, ubicado a 50 minutos de Orlando (Florida). Como por arte de magia, desaparece durante cuatro días, al cabo de los cuales regresa con el sueño cumplido para 4.000 personas, entre niños y adultos, distribuidos en 1.250 habitaciones.

Meciéndose, y como si se lo tragara el mar, se aleja lentamente del puerto con la misión de hacer realidad la fantasía del mundo Disney: el espectáculo masivo más importante del planeta, en medio del océano.


En compañía de Mickey Mouse, Minnie y otros personajes, los viajeros emprenden una divertida aventura que incluye una agenda de cinco días y cuatro noches repleta de actividades para niños, adolescentes y adultos, que no deja espacio para el aburrimiento. Este objetivo se cumple gracias a las 1.500 personas que hacen parte del plantel de servicio.

Aunque la oferta de entretenimiento a bordo es imparable, la diversión también está afuera. El recorrido incluye dos paradas, y la primera es en Nassau, la capital de Bahamas.
Es una ciudad de 250.000 habitantes, colorida y con una mezcla de arquitectura europea, colonial y moderna, los viajeros tienen a disposición una amplia gama de tiendas de artesanías, suvenires y artículos típicos de la isla de Nueva Providencia. En sus calles se siente el ambiente Caribe, reflejado en la música y en la calidez de la gente.


Varios sitios pueden visitarse durante la estadía de ocho horas en las Bahamas: el puerto de cruceros más importante del Caribe centroamericano, el Museo de los Piratas, Playa Paraíso, la zona de Blue Lagoon Island (una serie de islas comunicadas por lujosos senderos de madera); el Rawson Square, en la plaza principal de la ciudad, y el edificio del parlamento. La segunda parada es en Castaway Cay, la isla de la fantasía –una isla propia–, a donde solamente llegan quienes viajan con la organización Disney Cruise Line. La sola panorámica que se divisa desde la embarcación paga el viaje.

Tras el desembarco, los visitantes pueden realizar diversas actividades, desde caretear o bucear para contemplar todo un universo de especies marinas hasta disfrutar de playas blancas o caminar por largos senderos rodeados de vegetación.

Además de divertirse en el mar, los niños juegan en un sitio conocido como Los Chorros, donde hasta hacen carreras de cangrejos, obviamente, sin causarles daño. Aunque se trata de una estadía de pleno contacto con la naturaleza, Disney dispone de las comodidades para los viajeros: baños, duchas, una tienda para comprar comida y un variado bufé.

Un gigante para todos

Tamaño familiar y apto para todas las edades. Esa es la especificación más importante que recibieron los fabricantes del barco Disney Dream cuando la organización Disney Cruise Line dio la orden de fabricación de un barco crucero en el que cupieran el mundo Disney y toda la familia. Con bandera de Bahamas, esta mole de 130.000 toneladas de peso y 340 metros de largo se mueve como pez en el agua.

Aunque los niños son amos y señores, con un inventario interminable de atracciones para ellos, todo gira en torno a la integración familiar.


A bordo, los viajeros disponen de seis restaurantes de cocina internacional, cinco bares, tres piscinas, jacuzzis, del parque acuático Aqua Duck –es el paraíso de los niños, con juegos y toboganes–; también hay spa y salón de belleza, dos teatros donde presentan espectáculos tipo Broadway, discoteca, internet, biblioteca, tiendas, gimnasio, cancha de baloncesto, simulador de golf, golfito y habitaciones con camarotes y balcón con visa al mar. El crucero está lleno de sorpresas, como fuegos artificiales en medio del océano, un espectáculo que se celebra la última noche del viaje, en el show denominado Pirates in the Caribbean.


El escenario para la despedida es la zona de las piscinas. Como por arte de magia, el espejo de agua es reemplazado por una cubierta de madera y se convierte en una plazoleta con capacidad para miles de personas que se agolpan para presenciar un espectáculo de casi dos horas que combina teatro, música y juegos pirotécnicos, y que termina con una fiesta familiar.

Los cruceristas también gozan con los teatros. Allí disfrutan de presentaciones musicales en vivo con la participación de los personajes del mundo mágico de Disney y sus famosas películas. También con el show Villains Tonight, con los villanos de Disney, que realizan una entretenida comedia. Otro espectáculo que vale la pena es el Disney’s Believe, un tributo a la fe, con el genio de Aladino como protagonista.

Comida y rumba

La comida es uno de los mayores atractivos. En los seis restaurantes hay menús para todos los gustos. Bufé, pedidos a la carta, barras de comidas rápidas y servicio a la habitación hacen parte de la magia gastronómica.

El crucero tiene a disposición de los viajeros adultos dos restaurantes de lujo: Palo y Remy. Se trata de sitios reservados para quienes prefieren lugares exclusivos. Allí, los visitantes disponen de menús de alto nivel. Hay que ir vestidos de etiqueta.

Los adultos también tienen la opción de visitar los bares Pink, Sky Line y 687, ubicados en la zona Evolution. Pink es un sitio dedicado exclusivamente al consumo de vinos de las mejores marcas, mientras que Sky Line es un bar con diseño galáctico, que mezcla el color negro con largas hileras de luces que dan la sensación de encontrarse en el firmamento.

El bar 687 está destinado a la rumba. La jornada empieza con una sesión de karaoke que luego se convierte en fiesta. Por lo general, la pista está repleta de parejas disfrutando de música americana, combinada con ritmos caribeños.

Si está pensando en unas vacaciones en familia, donde todos puedan descansar y divertirse, el Disney Dream es una excelente opción. Un regalo que se merece.


Si usted va...
Visa. Para ingresar a Estados Unidos, desde donde zarpa este crucero, los colombianos deben tener visa estadounidense vigente.

Tarifas. Para viajar en el Dream Disney, en cabinas con vista interior, las tarifas empiezan desde 540 dólares por persona, más impuestos y otros cargos. En la ‘suite’ real empiezan en 2.840 dólares por persona. La propina es de 12 dólares por persona, al día.

Incluye. Alimentación ilimitada, alojamiento, acceso a espectáculos y entretenimiento a bordo. No incluye las excursiones ni consumos fuera del barco, excepto el bufé de la isla Castaway Cay.

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