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martes, 21 de marzo de 2017

Calafate, tierra de glaciares

La ubicación de esta ciudad austral argentina, entre El Chaltén y Torres Del Paine (en Chile) hace con que sea una parada recomendable en recorridos por la Patagonia.




El Calafate proporciona un respiro para hospedarse, comer bien y pasear. La gran estrella de la región es el Parque Nacional Los Glaciares, que guarda el imponente glaciar Perito Moreno.

Vamos a conocer

Avenida Libertador General San Martín

Importante calle que corta El Calafate, con hoteles, gran parte de los restaurantes y una serie de tiendas de artesanía, souvenirs, vinos, chocolates, dulces y licores producidos en la región.

El Galpón del Glaciar
Esta estancia y hotel ofrece el programa “Día de Campo”, que empieza en un antiguo galpón de 1912 donde se cuenta la historia del lugar. Durante una caminata guiada hasta el Lago Argentino aprendes sobre las actividades rurales típicamente patagónicas y puedes ver a los perros de la raza kelpie cuando pastorean a las ovejas. Para concluir te espera un asado de cordero.


Dirección: Ruta Provincial 1, km 22

Parque Nacional los Glaciares
La parte sur de este hermoso parque helado guarda el glaciar Perito Moreno, con 30 km de largo y 5 m de altura. Desde pasarelas y miradores se pueden observar los bloques de hielo que se desprenden de él y caen al agua. En la parte norte queda el Cerro Fitz Roy, lleno de senderos bien señalizados que llegan a lagunas maravillosas. Contrata excursiones en las agencias de la ciudad.


Dirección: 9405 El Calafate

Estancia Cristina
El acceso a esta antigua hacienda y hotel se hace en barco, que sale del puerto de Punta Bandera. La estructura del lugar es excelente, con restaurante y un pequeño museo, y hay varias opciones de excursiones, como el paseo en vehículos 4x4 entre lagos, glaciares, montañas y la visita al Cañadón de los Fósiles.


Dirección: Base Cristina, acceso desde Punta Bandera

Vamos a comer

Casimiro Biguá
La cadena tiene dos sucursales y una trattoria, pero elije el clásico Casimiro Biguá Parrilla & Asador. Dos corderos en la estaca reciben a los visitantes en la puerta y anuncian las especialidades del menú: empanadas, risotto de cordero, parrilla de cordero, ravioli de cordero. La carta de vinos es una de las más completas de la ciudad – prueba los de la región patagónica.


Dirección: Avenida Libertador General San Martín, 993

La Lechuza Pizzas
Este restaurante simple y acogedor sirve una buena variedad de pizzas, empanadas, pastas y preparaciones de trucha y salmón, la mayoría hecha en el horno de barro.


Dirección: Avenida Libertador General San Martin, 932

La Tablita
Desde 1968 esta parrilla argentina sirve sus enormes porciones de parrillada con bife, chorizo, cordero y pollo, acompañados de ensalada y papas fritas. La decoración es agradable, con lámparas a media luz pendiendo sobre las mesas. Pide un malbec para acompañar la comida.


Dirección: Coronel Rosales, 28

Vamos a salir

La Toldería
Lo mejor de este restaurante y bar en la avenida principal de El Calafate no es la comida (pizzas, pastas y sándwiches), sino la pista muy concurrida de noche animada por DJs y bandas locales.


Dirección: Avenida Libertador General San Martín, 1.177

Vamos a comprar

El Mercado Artesanal
En un pequeño pasillo hay hileras de cabañas de madera con productos de la región, como ponchos hechos de lana de oveja, cuadritos étnicos, alfombras, esculturas de madera, dulces y licores.


Dirección: Avenida del Libertador General San Martín, 1.208

Laguna Negra
Auto-proclamada como la fábrica de chocolates más austral del mundo, vende en su tienda en la avenida principal chocolates sueltos, alfajores, patés, dulces, mermeladas y cervezas artesanales. En las mesas se sirven tortas, café y chocolate caliente.


Dirección: Avenida del Libertador General San Martín, 1.250

El Espectador


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martes, 7 de marzo de 2017

Argentina, más allá de Buenos Aires

Lejos de Buenos Aires y del tradicional Bariloche, esta nación, sorprende con increíbles paisajes montañosos, salares y maravillosas muestras de la cultura andina.



Rodeada de montañas con espesos bosques y profundos lagos de origen glaciar, la provincia de Neuquén, al norte de la Patagonia argentina, ofrece unas vacaciones al natural. En invierno el paisaje se viste de blanco, convirtiéndose en un extraordinario escenario para divertirse esquiando. Y en verano, los árboles florecen y la cálida temperatura invita a disfrutar del kitesurf, la pesca, el rafting, el canopy y el senderismo.

Recorrer la plaza San Martín y dejarse seducir por sus calles, vestidas de estructuras típicas de la arquitectura andina, es uno de los planes recomendados. En la noche, vale la pena recorrer el paseo iluminado de la costanera frente al lago Lácar y aprovechar para degustar en los cafés y restaurantes platos típicos como el conejo cordillerano, la trucha en papillote, la liebre a la cacerola y la cumbre de frutos rojos con helado, entre otros.


Villa La Angostura es otra parada obligada de este recorrido. Adentrarse por el bosque de arrayanes y admirar la vegetación y la fauna a bordo de un catamarán son dos de las actividades favoritas de quienes escogen estas tierras para refugiarse en la naturaleza.

El norte, refugio de tradiciones

En este corredor ancestral están Catamarca, Jujuy, La Rioja, Salta, Santiago del Estero y Tucumán, provincias que les permiten a los viajeros retroceder en el tiempo.

Tucumán, conocida como el “Jardín de la República” por su riqueza natural, es la puerta de entrada al norte argentino. En Salta, paseos como el Tren a las Nubes brindan la posibilidad de vivir la cultura andina con sus tradiciones, gastronomía y artesanías. Al pasar por el viaducto La Polvorilla, los pasajeros están a más de 4.000 metros de altura.

En Jujuy, la quebrada de Humahuaca, antigua tierra de los indios omaguacas, rodeada por cerros multicolores y empinadas montañas, cautiva a los visitantes, que aprovechan para aventurarse en Salinas Grandes, el tercer salar más grande de Suramérica, con una extensión que supera las 12 mil hectáreas a cielo abierto.

Catamarca y sus cientos de kilómetros de puna está poblada por territorios áridos, nevados, salares, lagunas con flamencos y volcanes extinguidos y yacimientos arqueológicos. En La Rioja, entre cuestas de impresionante altura y variados paisajes, yace el Parque Nacional Talampaya, declarado Patrimonio Universal por la Unesco.


Y si lo que busca es descanso, las termas de río Hondo, en Santiago del Estero, son el oasis perfecto.

El Espectador


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martes, 14 de febrero de 2017

Magia y sabor en el jardín de la Patagonia

La provincia de Neuquén ofrece a sus visitantes ecosistemas glaciares y una gastronomía única.

Estos lagos deben su belleza a los ecosistemas glaciares antárticos.

En un país extenso como Argentina, en una tierra sin límites como la Patagonia, una provincia escasamente habitada está marcada en el mapa para los viajeros que sueñan con visitar el fin del mundo.

Se trata de Neuquén, un destino que combina un interesante paisaje de montañas y ecosistemas glaciares. Una de las prioridades de la Oficina de Turismo de esta región es que los colombianos que visiten Buenos Aires se aventuren mucho más al sur.

Y es que la provincia es privilegiada por su ubicación entre dos cordilleras. A Neuquén la adornan las cordillera del Viento y de los Andes, “a orillas de los lagos y ríos, sobre las raíces milenarias del árbol del pehuén”, informa Neuquén Tur, la empresa de promoción turística de Neuquén.

Un recorrido por esta locación del sur americano no puede estar completo sin una visita a la ciudad de San Martín, cuya arquitectura se ha desarrollado en un estilo muy propio de este rincón de los Andes. Otro imperdible es el lago Lácar, ideal para caminar, descansar y tomar fotografías de antología.

Los paseos en bicicleta, las cabalgatas, el rafting, la pesca deportiva, el canopy y los deportes náuticos son ingredientes que componen el plato fuerte del turismo en San Martín.

Juegos náuticos y sabor

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Otro recomendado es la reserva Bosque de Arrayanes, en Villa La Angostura. Pregunte aquí por las excursiones en catamarán, una opción de lujo para recorrer esta región de extensos cuerpos de agua.

Y para los paladares aventureros, platos como el conejo cordillerano, la trucha en papillote, la liebre a la cacerola y la cumbre de frutos rojos pondrán lo mejor del sabor austral en su mesa.

Tenga en cuenta que esta es una región privilegiada para esquiar. Primeros Pinos, Batea Mahuida, Chapelco, Bayo y Caviahue son algunos de los centros que han logrado posicionarse en la exigente escena internacional de los deportes de nieve.

En una tierra sin fin, en esa Patagonia inconmensurable y salvaje, los destinos abundan. Por eso, los visitantes pueden acceder fácilmente desde Neuquén a otros baluartes turísticos, como Bariloche y el paso internacional Cardenal Samoré, que une a Argentina con Chile.

Un plan usual para turistas de todo el mundo es cruzar la cordillera de los Andes, adentrarse hacia el occidente chileno y enrutarse hacia Tierra del Fuego.

El campamento base para esta ruta es La Angostura. “Diferentes actividades recreativas, deportes y lo mejor de la comida patagónica se pueden disfrutar en esta pequeña aldea de montaña –informa Neuquén Tur–, considerada el jardín de la Patagonia por su belleza”.


El Tiempo


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martes, 31 de enero de 2017

Patagonia: la aventura de explorar el fin del mundo

Al fondo las Torres y los Cuernos del Paine sobre el lago Grey, ubicado a dos horas de Puerto Natales
 Al fondo las Torres y los Cuernos del Paine sobre el lago Grey, ubicado a dos horas de Puerto Natales        

En el fin del mundo hay cóndores que se levantan majestuosos en los picos blancos de las montañas. Allá abajo, muy al sur, donde el frío de invierno golpea los huesos y el calor del verano tibia los corazones, también se ven pumas que presurosos persiguen a los guanacos para saciar el hambre.

Es la Patagonia, la chilena, en la que se levantan los cuernos del Paine, en el parque nacional Torres del Paine que fue creado en 1959 y declarado reserva de la biósfera por la Unesco en 1978.

En las 242.242 hectáreas, es fácil asombrarse con los paisajes. En Puerto Natales, una de las ciudades más al sur de Chile, basta con caminar unas cuadras hasta el muelle, para maravillarse con las imponentes montañas nevadas y los lagos verde azules.

La cueva del Milodón es otro de los parajes que se puede visitar.
 La cueva del Milodón es otro de los parajes que se puede visitar.        

¿Qué tiene de atractivo perderse por un lugar apartado del resto del mundo? Ese es justamente el encanto que tiene la Patagonia, que está alejada de todo y que pese a la incidencia del cambio climático, todavía conserva buena parte de su riqueza natural.

Juan Erices Aguilera, un joven que hace cinco años decidió dejar el bullicio y la vida agitada de Santiago para irse a vivir a Puerto Natales, dice que desde el primer día que llegó a la Patagonia se enamoró de su gente, de la tranquilidad, de los pumas que vio en su primera aventura por las Torres del Paine, de los cóndores que se animó a contar en un programa de conservación que tienen las autoridades chilenas, de los ñandúes que picotean por las planicies y de los guanacos que corren con sus crías y que le dan virtuosidad a las laderas, esto sin contar las docenas de zorros que pasan raudos por las vías, o los huemules, otra especie en riesgo de extinción que también habita este territorio.

 A disfrutar

El macizo Paine, en el extremo del continente americano, que en tehuelche significa azul, es un pequeño pero sobresaliente grupo de formaciones montañosas ubicado 150 kilómetros al norte de Puerto Natales, a 400 kilómetros de Punta Arenas, y a más de 2.500 kilómetros al sur de la capital chilena, Santiago.

Los pumas es una de las especies protegidas en la Patagonia.
 Los pumas es una de las especies protegidas en la Patagonia.        

Hoy Juan es guía turístico de la agencia Patagonia Planet y explica orgulloso que cuidando el medio ambiente y formando sobre el impacto del cambio climático en este lugar del mundo, los turistas pueden tener una gran aventura.

Trekking o caminatas por escenarios naturales, observación de fauna, camping, ciclismo de ruta o de montaña, cabalgatas, escalada, pesca y claro, recorrido por los glaciares Grey, Serrano y Balmaceda, la cueva del Milodón, los lagos Toro, Sarmiento, Porteño y los fiordos, son algunas de las muchas aventuras que se pueden hacer y disfrutar.

“En la Patagonia todo puede pasar y, en un mismo día, es posible que tengamos las cuatro estaciones”, advierte Juan mientras señala a un guanaco, especie similar a la llama peruana pero con menos pelaje.
Tres lugares
Aunque son muchos los sitios por visitar en la Patagonia, hay tres sitios que vale la pena recorrer. El primero es la Cueva del Milodón, un complejo compuesto por tres cuevas, a 24 kilómetros de Puerto Natales, donde en 1895 fueron hallados restos de milodones, unos mamíferos de grandes dimensiones que se extinguieron hace miles de años.
A partir de este hallazgo se convirtió en un sitio de estudio y en una fuente de evidencias científicas de los primeros habitantes de la Patagonia. Adentro, en la cueva más grande, que mide 30 metros de alto y 200 de profundidad, se siente el frío de la historia y sus paredes transmiten los secretos guardados desde hace varios siglos.

El glaciar Serrano muestra una de las fábricas de agua más grandes del mundo que está amenazada. FOTOS Gustavo Gallo y Juan erices
 El glaciar Serrano muestra una de las fábricas de agua más grandes del mundo que está amenazada. FOTOS Gustavo Gallo y Juan erices        

Otro lugar que vale la pena conocer son las torres y los cuernos del Paine, cuyas formaciones de granito se tiñen en tonalidades que los rayos del sol cambian: van desde los rojizos hasta los intensos violetas. Un espectáculo único que habla de la diversidad natural que hay allí.

Y finalmente están los glaciares Balmaceda y Serrano, dos formaciones de nieve y hielo con cientos de años que poco a poco han reducido su tamaño por culpa del cambio climático y que están amenazados por culpa del hombre. Pese a ello todavía se conservan para asombrar a las cientos de personas que los visitan cada año, especialmente en la primavera y el verano.

 Y su comida...


Sería injusto no hablar de la gastronomía patagónica. En Torres del Paine se come y se bebe muy bien. Prueba de ello son las propuestas gourmet elaboradas en las posadas, hoteles y refugios que hay a lo largo del parque. Los platos van desde exquisitas cazuelas de centolla, asados de cordero, ostiones hasta merluzas australes y congrios, pato o carne de guanaco.

Pero si usted quiere ir a un lugar autóctono, donde se rescatan las raíces de los primeros habitantes de La Patagonia, el pueblo selk’nam, una buena opción es el restaurante Ancestros Patagonia, donde jóvenes artistas recrean a sus antepasados ya extintos.

Sin duda visitar la Patagonia es descubrir que en el fin del mundo están las mejores postales de la zona que es considerada “Octava maravilla del mundo”.

El Colombiano

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lunes, 14 de marzo de 2016

Un viaje a las fascinantes cuevas azules del fin del mundo

Vetas gigantes de mármol esculpidas en la Patagonia chilena. Un destino rodeado de lagos y volcanes.


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                                     Las cuevas de mármol están ubicadas en la región de Aysén.                                

Las aguas dulces del lago General Carrera, en la Patagonia chilena, son atravesadas por un cinturón de mármol que poco a poco ha sido esculpido por el suave oleaje. Este arduo trabajo de la naturaleza ha dado como resultado las llamadas Cuevas de Mármol.

Llegar a ellas significa serpentear por la Carretera Austral, tapizada con paisajes cambiantes que van de los bosques a los ríos, de las cascadas a los lagos, de los fiordos a las montañas, hasta llegar a los gigantes de hielo: los glaciares. Pero la travesía debe detenerse en la localidad de Puerto Río Tranquilo, un pueblo en la región de Aysén.


Las vetas del mineral están protegidas por una capa de piedra caliza de casi ocho metros de alto. Pero los distintos tonos del mármol (azul, blanco, gris y rosa) quedan al descubierto cuando la embarcación se acerca a una de sus tantas formaciones.

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Rumbo a las cuevas de mármol, en la carretera Austral, se aprecian los lagos y volcanes de la Patagonia chilena.

Llegar al interior es adentrarse en los diferentes túneles y hasta donde lo permita la cavidad. La textura ondulada se debe a cada una de las vetas de mármol y conforme avanza la luz del día, la coloración cambia. A mediodía todo es un reflejo de azul turquesa, disponible sólo para la contemplación. Tocar dicho prodigio está estrictamente prohibido.

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A 45 kilómetros río adentro se encuentra otro conjunto de cuevas con alturas de hasta cuatro metros. En la ribera hay kayacs disponibles para hacer más intensa la aventura.

El acceso a las cuevas sólo está disponible durante la primavera sudamericana (de septiembre a diciembre), cuando el suelo cavernoso queda sumergido bajo las aguas del lago, nutridas por el deshielo de los glaciares que lo han surtido.

¿Cómo llegar?

Desde Santiago de Chile toma un vuelo rumbo a Balmaceda, el aeropuerto más cercano a Coyhaique, ciudad a una hora de distancia de Puerto Río Tranquilo.

Del aeropuerto puedes tomar un autobús a Coyhaique, el viaje dura 45 minutos.

Dónde dormir Salmo Patagonia Lodge, en Coyhaique. Ofrece cabañas rústicas para dos personas con desayuno incluido.

Otros planes. En la región de Aysén, los viajeros pueden conocer glaciares y hacer excursiones y caminatas.

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Las vetas del mineral están protegidas por una capa de piedra caliza de casi ocho metros de alto.

Si usted va...
La aerolínea LAN, del grupo LATAM, ofrece vuelos directos entre Bogotá y Santiago de Chile. Y desde la capital chilena se debe tomar otro vuelo hacia Balmaceda. Allí comienza la aventura.

El Universal

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lunes, 25 de enero de 2016

Este crucero no tiene nada que ver con 'Vacaciones en el mar'

El 29 de enero de 1916, una expedición holandesa que recorría en los mares australes buscando una ruta comercial hacia Asia que pudiera suponer una alternativa al Estrecho de Magallanes, descubrió el Cabo de Hornos. Punto de unión entre los océanos Atlántico y Pacífico, es un enclave estratégico y un destino único.

Aprovechando los 400 años del descubrimiento, la compañía de cruceros Australis ha presentado en Fitur sus itinerarios por los canales del Estrecho de Magallanes hasta el Cabo de Hornos. Hasta abril de este año ofrece distintas expediciones para recorrer los rincones más desconocidos del extremo sur de Chile y Argentina.

Quizá no sea el crucero más adecuado para quienes quieran pasarse la travesía en la piscina y visitar una ciudad cada día, pero sí tiene muchas papeletas para enamorar a aquellos viajeros deseosos de aventura y naturaleza. Descubre más sobre sobre él en las siguientes fotografías:


El recorrido

La ruta de estos cruceros cubre la Tierra del Fuego, el estrecho de Magallanes, el canal del Beagle, los glaciares Pía y Águila, el Parque Nacional Alberto Agostini, el Parque Karukinka y el Cabo de Hornos. 

Los recorridos, que permiten disfrutar de una de las zonas más bellas y vírgenes del mundo, se inician en las ciudades de Punta Arenas (Chile) y Usuhuaia —en la foto— (Argentina).

Algunos de los lugares se visitan en zodiac, lo que permite acercarse a los rincones más recónditos.

El glaciar Alley, uno de los muchos que se pueden ver en el recorrido.

El glaciar Pia, enclavado en la cordillera de Darwin.

También se puede visitar el Cabo de Hornos. Se trata del punto más austral del continente. Este año se celebran los 400 años de su descubrimiento. 

Contacto con la naturaleza

El viaje ofrece la posibilidad de ver abundante fauna y flora autóctona. En la imagen, pingüinos de la Isla Magdalena.

También se ofrecen viajes especiales recrear la ruta de Darwin, hacer safaris fotográficos o un recorrido terrestre a través de la Tierra del Fuego que incluye la visita a una colonia de pingüinos rey.

Otra opción es optar por los viajes especiales para observar ballenas.

La flota

Los cruceros pueden ser de 3, 4 y 7 noches. Uno de los barcos que cubren estas rutas es el Via Australis (en la foto), que dispone de 64 cabinas y capacidad para 136 pasajeros. 

También se puede viajar a bordo del Stella Australis (en la foto), que dispone de 100 cabinas —incluidas dos de categoría AA Superior y otras dos AAA Superior— y capacidad para 210 pasajeros.

A bordo también se puede disfrutar de almuerzos buffet temáticos (comida italiana, chilena...) y cenas a la carta, todos ellos bajo la asesoría permanente del chef Emilio Peschiera. Durante la navegación, los pasajeros tienen a su disposición una biblioteca con libros sobre la fauna, la flora y la historia de la zona, juegos de mesa y diversas actividades.

Huffington Post

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lunes, 26 de octubre de 2015

Una aventura congelada en la Patagonia argentina

Campos cubiertos de nieve, historia, aventura, vino y buena gastronomía, en el sur del continente.




En el sur del continente latinoamericano, hace 98 millones de años, merodeaba el dinosaurio más grande del mundo: el Argentinosaurus Huinculensis, que podía llegar a medir 30 metros de largo y pesar hasta 60 toneladas.

Se disputaba estas tierras con el Giganotosaurus carolinii –no menos imponente–, cuyos restos reposan hoy en distintos museos y universidades de la provincia de Neuquén, región de la Patagonia argentina que guarda aún en sus entrañas muchos secretos prehistóricos.


Es un destino que parece el escenario de una película o de un cuento de hadas: montañas cubiertas de nieve, bordeadas por varios de los lagos más hermosos del mundo. Allí, a ocho horas de Bogotá en avión, está lo que para muchos (sobre todo para quienes provienen del trópico) es un paraíso.

Esta aventura se inicia en la ciudad de Neuquén. Es uno de los más importantes centros urbanos de la Patagonia argentina, con 619.000 habitantes, y por su ubicación estratégica en el circuito productivo y turístico de la zona cuenta con una variada oferta gastronómica y de actividades culturales, de naturaleza y aventura.

A las afueras de la ciudad se pueden observar mesetas imponentes adornadas con viñedos que le dan la bienvenida a la denominada ruta del vino; son 16 bodegas, de las que solo seis están abiertas al público. Una de estas es la Bodega Familia Schroeder, que no solo produce uno de los mejores espumosos de la región sino que cuenta con una infraestructura llena de historias fascinantes. 

Mientras construían la bodega hallaron restos de un dinosaurio, cuyos fósiles permanecen exhibidos en una de las salas, custodiados por un grueso vidrio. De ahí nació el nombre de una de las líneas de vino más famosas de la viña: Saurus, premiada en varias oportunidades.


Por la Ruta 40

Quienes quieren escapar del agite citadino deben viajar tres horas por tierra desde Neuquén hasta Junín de Los Andes, una villa ideal para descansar en comunión con la naturaleza y que resulta perfecta, además, para los amantes del turismo religioso. Su mayor atractivo es el parque temático Vía Cristhi, que cuenta con 23 esculturas de 12 metros de altura, que combinan la fe con el arte y la crítica social. No solo evocan distintos pasajes de la vida de Jesús, sino que cada uno de ellas hace alusión a distintos acontecimientos vividos en la historia de la humanidad. Allí se pueden hallar figuras de Martín Luther King, la madre Teresa de Calcuta, Gandhi y la beata chilena Laura Vicuña, entre otras personalidades que dejaron huella en el mundo. Llama la atención que los rostros de las esculturas poseen rasgos de los primeros pobladores de estas tierras: los mapuches y los tehuelches.

Tras los Siete Lagos

Retomando la Ruta 40, hacia la frontera con Chile, la carretera le abre las puertas a espejos de agua de colores intensos, entre el azul y el verde. Es el camino de los Siete Lagos: Machónico, Falkner, Villarino, Escondido, Correntoso, Espejo y Nahuel Huapi, que son el resultado de la fusión glaciar que hace millones de años experimentó la región.

Se puede recorrer en carro, en bicicleta o en un buses de servicio turístico que permiten hacer paradas en cada uno de estos majestuosos lagos, pues cada uno de ellos tiene una historia, un color y un paisaje distinto. Por ejemplo, el Correntoso está rodeado de varias montañas y de arena, por ello, en la época de verano (del 20 de diciembre al 20 de marzo) los turistas asisten a la orilla de este lago para tomar el sol, jugar voleibol y otro tipo de actividades tipo playa.

Al finalizar este recorrido se llega a la ciudad de Villa de la Angostura, cuya población, en su mayoría, es de origen alemán, por lo tanto toda su oferta gastronómica, hotelera y hasta su arquitectura evoca las villas alemanas del siglo XIX.

Los bosques frondosos rodean este territorio, por eso en esta comunidad existen varias leyendas relacionadas con los duendes y las hadas; se cuenta, por ejemplo, que estas criaturas viven en los árboles y salen en la noche a recorrer la ciudad. Creen tanto en ellos que en sus casas tienen figuras que representan a los duendes del amor, la felicidad, la fiesta y la fortuna.


A nueve kilómetros de esta zona queda el Cerro Bayo, otro centro de esquí que dispone de 20 kilómetros de pistas. El paisaje que se puede vislumbrar desde esta montaña es sin igual, pues desde allí se ven varios lagos glaciares rodeados de bosques, en medio de la Cordillera de Los Andes. Al igual que en Chapelco, esta montaña ofrece varias actividades en la nieve. Y si usted es principiante no se preocupe, allí le darán clases de esquí y en su visita estará acompañado de un instructor.

Cruzando Los Andes

La siguiente parada es San Martín de Los Andes, una ciudad pequeña que mezcla lo mejor de la cultura y arquitectura europea, pues este fue uno de los territorios en los que se asentaron hace muchos años los inmigrantes de Italia, Alemania y Francia.

La cordillera de Los Andes, que en época de invierno (de julio a septiembre) está totalmente cubierta por la nieve, es la que enmarca esta zona de la Patagonia; por ello esta ciudad cuenta con uno de los centros de esquí más importantes del país: el Cerro Chapelco, un centro rocoso que ofrece una vista hacia el volcán Lanín y al lago Lácar desde su cumbre.

Está rodeado de bosques, cuyos pinos están vestidos con la escarcha que cae de las nevadas, que le hacen creer a los visitantes que están inmersos en uno de los capítulos de las Crónicas de Narnia.

Esta montaña, que tiene 1.986 metros de altura, cuenta con 28 pistas de esquí de diversa dificultad. Por ejemplo, los amantes de deslizarse en tabla sobre la nieve cuentan con un lugar especial: el Snowboard Park. Para los que no quieran esquiar hay paseos, al mejor estilo esquimal, de trineos tirados por perros. Y para los amantes de la velocidad hay motos de nieve.


Manjares patagónicos

El salmón, los frutos del mar, el ciervo y la carne de res son parte fundamental de la cocina de la región. A simple vista parece una carta pesada y excesiva, pero hay que recordar que aquí las temperaturas pueden ser de menos seis grados. Así que hay que meterle al cuerpo muchas calorías para soportar el frío.

Ahora, es claro que la influencia de países como Alemania, Italia y Francia no solo se manifiestan en la arquitectura sino también en la comida; por eso no es raro hallar platos como el eisbein, que es cerdo cocido: o el bockwurst, una salchicha gruesa que contiene varios condimentos.

En San Martín de Los Andes existen otras alternativas para cenar y sentirse como en casa. Es el caso del restaurante del chef Thomas Campbell, quien atiende a sus clientes con los mejores platos desde la sala de su casa, donde tiene un comedor para ocho personas.

Es un lugar bastante confortable, perfecto para ir con los amigos o la familia.


Si usted viaja, recuerde...

Documentos. Turistas colombianos no requieren visa ni pasaporte. Con la cédula es suficiente, por el convenio firmado en Unasur.

Tiquetes: por Aerolíneas Argentinas, ida y regreso, desde 1.500.000 pesos.

El Tiempo

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